Alabama y otros seis estados de EEUU registraron un aumento récord de casos de coronavirus el viernes, cuando el condado más poblado de Florida impuso un toque de queda antes del fin de semana del Día de la Independencia y Arkansas impuso el uso obligatorio de mascarillas en público, reporta un cable de Reuters.
Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennessee, Alaska, Missouri, Idaho y Alabama registraron subidas diarias récord en los casos de COVID-19. Texas alcanzó un nuevo pico de hospitalizaciones, incluso con un médico pidiendo un “confinamiento total” en el estado para tener el virus bajo control.
En tanto Univisión informa que Florida rompe de nuevo el récord diario con más de 11,458 casos de coronavirus. Las muertes por covid-19 en el estado llegan a 3,702, según el Departamento de Salud. En Miami-Dade hay 44,729 contagios y en Broward 19,575.
El recuento diario de casos en EEUU fue de 53.483 el viernes, por encima del récord del día anterior de 55.405.
El reciente aumento, más pronunciado en los estados del sur y el oeste, ha alarmado a las autoridades de salud pública, que pidieron cautela antes del fin de semana festivo del 4 de julio para celebrar la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776.
Carolina del Norte, por ejemplo, informó de 951 hospitalizaciones y 2.099 casos, ambos récord.
Bill Saffo, alcalde de Wilmington, Carolina del Norte, dijo que muchas infecciones se habían producido en grandes aglomeraciones y predijo un nuevo salto después del fin de semana festivo, ya que la población se está burlando de las directrices sobre el distanciamiento social y las mascarillas.
“Sabemos que la propagación va a ocurrir. Sabemos que probablemente en unas dos semanas veremos un pico a partir del fin de semana del 4 de julio”, dijo Saffo a CNN.
A pesar del aumento de las infecciones, el promedio de muertes diarias en EEUU ha disminuido gradualmente en las últimas semanas, lo que refleja la creciente proporción de pruebas positivas entre las personas más jóvenes y sanas, que son menos propensas a tener consecuencias severas.
Sin embargo, el director general de EEUU, Jerome Adams, advirtió que aún no se había visto el impacto de la reciente oleada de muertes, que comenzó a mediados de junio. “Las muertes se retrasan al menos dos semanas y pueden retrasarse aún más”, dijo en el programa televisivo “Fox & Friends” el viernes.