Leer un libro a los hijos permite fortalecer los vínculos afectivos que ya existen desde el nacimiento, el que será la base para las relaciones que el pequeño establecerá con las demás personas a lo largo de su vida. Contarle un cuento a un niño implica una actividad de apego y será uno de los momentos que atesore durante toda la vida, ya que es un tiempo para compartir juntos y de dedicación exclusiva para él, lo que fomentará la confianza en sí mismo.
La profesora Paulina Schwarze, Magíster en Comprensión lectora y subdirectora de Editorial Caligrafix, www.caligrafix.cl, indica que el hecho de que un niño todavía no sepa leer no implica que no pueda disfrutar de las historias que se presentan en un libro, ya que es el adulto -en este caso la madre- quien hace de intermediario entre el cuento y el hijo, permitiendo que a través de la expresión de las emociones que se narran, el niño pueda interesarse en la lectura.
“Además, hay muchos libros para niños pequeños, que son muy llamativos e interactivos y que despiertan su interés desde que lo ven”. Y agrega: “Incluso se puede comenzar desde la vida intrauterina en la que la madre puede narrar historias y leer cuentos, poesías y temas de diverso interés. Resulta fundamental que el bebé que crece escuche habitualmente la voz de su madre y de la familia que lo rodea, por sobre las voces de la radio o la televisión.”
Según la especialista, el fomento lector puede continuar apenas llegamos al mundo, pues el recién nacido abre sus ojos y comienza a leer todo lo que le rodea, incluido el rostro de su madre, sus gestos y caricias; así aprenden que estos tienen poder comunicativo, lo mismo que ocurrirá después con las palabras y el lenguaje. Cuando una mamá le lee a su hijo, se está dando un encuentro muy íntimo, en el que su voz, la más próxima y cercana al bebé, lo acoge cariñosamente mientras narra historias, canta canciones o recita versos y retahílas. Schwarze señala que contar cuentos a los niños desde temprana edad, amplía su capacidad de comprensión y uso del lenguaje, además de ayudar al desarrollo de la atención, la imaginación, la creatividad y la expresión de emociones. La profesional agrega que se produce una conexión entre la mamá y el pequeño, fomentando los lazos afectivos, que ayudará al niño a adquirir herramientas para establecer relaciones sociales.