Tras el triunfo del Rechazo el 4 de Septiembre y tras las promesas y compromisos públicos realizados por los políticos, parlamentarios y supuestos dirigentes de todo el arco político y a 9 días del 4S surge la legítima duda ¿Se puede confiar en los políticos? más cuando el proceso ha sido dejado en manos del Congreso en su conjunto, la institución peor evaluada de la Nación. Pareciera ser que lo único que los motiva es mantener sus estancos de poder.
Los primeros en levantar la alerta que todo lo dicho antes del 4s fueron «palabras al viento» como las que majaderamente pronunció la cúpula de RN, que siguen insistiendo en que la nueva Constitución sea redactada literalmente entre 4 paredes. Mientras que el show lo dieron todos los partidos el día de ayer cuando los presidentes del Senado y la Cámara anunciaron con bombos y platillos (de vidrio porque se quebraron) que habían logrado un acuerdo y a las pocas hora la derecha desmintió tal anuncio dejando en la incertidumbre si hay verdadera voluntad política para avanzar en una nueva Constitución.
La derecha culpó al Gobierno y el Gobierno -debilitado y sin ánimo- salió a defenderse y a dar explicaciones a la oposición en voz de la supuestamente experimentada ministra que reemplazó a Giorgio Jackson, Ana Lya Urirate diciendo: : “Nadie en el Gobierno ha pretendido imponer un plazo o pautear este proceso de diálogo”.
Y en el mismo tenor la ministra mejor evaluada del gabinete, la vocera Camila Vallejo refrendó lo dicho por Uriarte: «Así que, en un ánimo dieciochero, insistir en que no es ni ánimo de polemizar ni de pautear, muy por el contrario, es acompañar un proceso que es súper importante para nuestro país y donde evidentemente las y los parlamentarios son los protagonistas en este momento».
El senador RD, Juan Ignacio Latorre explicó que se está en un proceso para definir la reforma constitucional para el nuevo proceso, «pero no hay nada firmado».
Pero lo concreto es que la palabra de los políticos poco y nada vale, porque un día dicen una cosa y a las pocas horas dicen lo contrario y en este escenario obviamente se torna poco confiables y parece que aún no logran entender lo que que ocurrió el 4s, que no es un triunfo partidario de tal o cual sector, porque el peso de los partidos políticos se circunscribe a la famélica cifra de medio millón de militantes entre todos, es decir su real representación de la ciudadanía es muy, muy relativa.
En medio de esta discusión preocupa la lejanía de los partidos y los parlamentarios con el momento económico por el que atraviesa el país, se viene un problema mayo y que afectará a la olla de cada familia y en ese sentido, la gente no podrá cocinar ideas o discursos o acuerdos, necesitará alimentos para sus ollas y como esta la inflación y las señales internacionales, pronto habrá poco que echarle a la olla y cuando estos seores políticos se de cuenta será demasiado tarde.