domingo, diciembre 22, 2024

Fundación Sol desnuda la Reforma Laboral: «Lo que plantea el Gobierno es que el costo lo asuma el trabajador»

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El pasado miércoles 8 de mayo, ingresó a la oficina de partes del Senado el proyecto de ley del Gobierno que busca flexibilizar y adaptar la jornada de trabajo, como parte del compromiso que realizó el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg. Sin embargo, la reforma laboral ha estado rodeada de cuestionamientos de parte de la oposición y de posiciones favorables que todo el Ejecutivo y Chile Vamos defiende a ultranza, pero todo lo que se ve y lee es tan así y esa es la pregunta que buscamos responder con un experto en el tema.

El investigador de la Fundación Sol, Recaredo Gálvez, conversó con Infogate.cl para desentrañar y desmitificar los puntos en conflicto que tiene esta reforma como es la posible precarización del empleo, el poder individual de los trabajadores versus el poder de los sindicatos para negociar o la flexibilidad para adecuar las horas laborales, entre otros puntos.

Lo primero que plantea Gálvez es que a partir de los últimos 10 años, el último periodo del primer Gobierno de Sebastián Piñera como la administración completa de Michelle Bachelet y lo que llevamos del segundo periodo de éste, existe un saldo neto de construcción y destrucción de empleos, ejemplificando que por cada 100 trabajos actuales hay a lo menos 67 que tienen altas posibilidades de ser precarios.

A qué nos referimos con esto, nos referimos a empleos y tipo de subcontratos, suministros y enganches de cuenta propia y familiar no remunerado, es decir, de cada 100 empleos que quedan de saldo en la última década, por lo menos hay 67 que pueden ser considerados precarios, es decir no hay la cantidad suficiente que nos diga que trabajadores con subcontratos no pueden tener acceso pleno a sus garantías y derechos individuales”, explica.

Y añade que tales condiciones debilitan el trabajo, lo cual se agudiza cuando representa el de tipo “cuenta propia”, lo cual significa que no tienen empleador, tampoco tienen trabajadores a su cargo y que representa entre el 22% y el 25% de personas que están en esa dimensión.

En esto están las personas que tienen baja escolaridad y desarrollan su actividad cuenta propia por pocas horas, no son pequeños emprendedores. Acá estamos hablando de personas que se suben a la micro a vender, que venden en la berma, a la salida del Metro y ese es lo que denominamos cuentapropista”, precisa.

El experto también menciona que todo lo anterior se puede contrastar con lo que se denomina el actor colectivo, cómo son los sindicatos, “que a veces se plantea como actores que son bastante fuertes, pero que la realidad dice lo contrario, porque en Chile los sindicatos están fragmentados. Nosotros hemos hablado de pulverización sindical, teniendo en cuenta que en Chile hay más de 11.000 sindicatos y que la mitad de estos sindicatos tienen 40 o menos socios, entonces qué quiere decir eso, que la cifra redunda entre los 11.500 sindicatos, lo cual nos lleva a pensar que hay poco poder de estos entes”.

Subempleo

Otro elemento que Gálvez menciona y que hay que tener en cuenta es el actual nivel de subempleo, lo cual da cuenta que hay personas que efectivamente están en condición de flexibilidad porque trabajan menos de 30 horas y están buscando más horas para desarrollar actividades laborales.

Son personas que tiene  una jornada laboral menor involuntaria, no es que hayan optado a trabajar 30 horas a la semana, sino que no han encontrado un trabajo de 45 horas o tienen un trabajo de 30 horas y quieren un trabajo de menos horas para complementar jornadas”, explica.

Actualmente la cifra de personas en estas condiciones supera las 700 mil y son las que reciben más bajos salarios, es decir, menos de $130.000 mensuales.

El especialista también pone sobre la mesa que el hecho de tener un día libre a la semana, como lo que establece la iniciativa, el trabajador lo dispondría para tener un trabajo anexo y así subir su nivel de ingreso.

Rigidez del mercado y sindicalización

En cuanto a la postura de la rigidez del mercado que algunos plantean para defender la reforma, el investigador señala que esta posición no es efectiva, porque no hay actividad sindical fuerte, debido a que lo debilitado que se encuentra este actor y tampoco es rígido por cuanto a los aspectos legales, “porque hay una normativa que es pro-empleador, debido a que regula excesivamente los ámbitos de negociación colectiva y permite que los empleadores puedan externalizar funciones”.

Uno puede decir que la reforma también incorpora propuestas que vienen a vulnerar el espacio de lo colectivo, porque hay propuestas que pueden tener que ver con modificaciones de las jornadas a nivel estructural, a nivel de las empresas, suscribir pactos que tengan que ver con la posibilidad de trabajar de corrido más de lo que la ley permite”, señala.

Gálvez menciona que según la reforma que impulsa el Gobierno, la labor sindical podría disminuir aún más porque “podría aprobarse por votación de los trabajadores de la empresas en el caso que no haya sindicatos, entonces permite generar procesos alternativos a la existencia de un sindicato para negociar algunas condiciones, cosa que la reforma que se había planteado en el Gobierno anterior proponía como un pacto que se podía establecer con un cierto grado de representación sindical y eso pasa a dejar de ser necesario”.

Sin embargo, plantea que ambas reformas -la de Bachelet y la actual-, “carecen de una lectura de realidad para suscribir pactos de adaptación de jornada cuando se tiene un actor sindical débil y esta situación puede poner en desventaja a los trabajadores”.

Mejorar los horarios laborales

Otro punto que defienden los que respaldan la actual reforma es el tema de reducir los horarios de trabajo y distribuir las jornadas para poder optar a un día libre.

Al respecto el especialista en temas laborales de la Fundación Sol sostiene que la iniciativa precisa que es difícil comprobar el aspecto de mejorar los horarios de salida y que las personas tengan más tiempo libre.

Cuando uno mira el proyecto, éste dice que el trabajador va a poder pactar una hora anterior a su hora habitual de salida siempre y cuando le quede espacio para disminuir su hora de almuerzo que son 30 minutos legales y si hay gente que tiene una hora, van a decir me remito a la media hora legal y la otra media hora la dispongo para poder salir antes”, sostiene.

Explica que en un panorama como el chileno no ocurría, porque en “el caso nuestro donde el empleador está buscando obtener cada vez mayor nivel de ganancia, es probable que esto signifique mayor intensificación del trabajo, lo que significa que el trabajador pueda rebajar su hora de alimentación y puede que la combine también con jornadas extras, las que ahora el Gobierno plantea van a poder ser no transformables en un aporte monetario, es decir el Gobierno dice que ahora cambie las horas extras por días de vacaciones con un máximo de 5 días de vacaciones al año, lo cual es cambiar tiempo por tiempo que en términos concretos al empleador le disminuye el costo”.

En el fondo, Gálvez explica que esto será una forma de compensar las horas de trabajo extra que realizó durante el año, por lo que se tendrá más tiempo concentrada en sus vacaciones de otro que dispuso a lo largo de las jornadas mensuales.

Entonces este proyecto del Gobierno dice que vamos a tener más días de vacaciones, vamos a poder tener una jornada laboral menor, pero lo primero a cambio de que haga más horas extras para días de vacaciones y lo segundo es que disminuya mi hora de colación. Es evidente que lo que plantea el Gobierno es que el costo lo asuma el trabajador”, precisa.

Y remata en que la propuesta del Ejecutivo de disponer un día libre a la semana significaría que el asalariado deberá disponer cómo distribuir las mismas horas de trabajo en menos días, lo cual supone que aumentarían las jornadas laborales.

 Bajar de 45 a 40 horas

Sobre la postura que algunos parlamentarios de rebajar de 45 a 40 las horas de trabajo, Gálvez señala que para esto habría que tener un piso mínimo para que los actores colectivos puedan negociar una eventual disminución efectiva de las horas de trabajo.

La pregunta que habría que hacerse es qué actores son los que debería discutir esto al final del día, todo lo que tiene que ver con empleos, salarios y relaciones laborales deben ser asunto de discusión del Ejecutivo con los parlamentarios o acá necesitamos que los actores protagonistas que guíen el debate sean los actores colectivos, es decir, sindicatos que negocien con su contraparte”, afirma.

A su juicio y de acuerdo a la literatura sobre el tema, cuando existen actores colectivos fuertes las negociaciones pueden llegar a mejor puerto en aspectos como salarios y menores horarios laborales como también mejorar la desigualdad de los sueldos tal como lo han hecho en países de Europa.

Teletrabajo

Otro aspecto que ha sido defendido por quienes pregonan a favor de la reforma laboral es el teletrabajo, puesto que la idea es que el trabajador realice sus labores desde el hogar a través de las tecnologías actuales que lo permiten.

Ante esta postura, Gálvez sostiene que la controversia es la misma que se viene discutiendo en términos de qué es beneficioso para al trabajador, añadiendo que “acá se busca un régimen de explotación intensivo y por eso se busca generalmente tener a las personas a disposición, que el trabajador esté en la empresa”.

A lo anterior también se suma el hecho que de implementarse significaría un ahorro en gastos para la empresa como la luz, el teléfono, calefacción y otros, lo cual desde ese momento pasaría a ser costo del propio trabajador.

“El trabajador pagaría el teléfono, el trabajador paga el computador, él paga su plan de celular, el tiempo familiar que le destina al trabajo que está ocupando para destinar al trabajador, entonces esta idea del teletrabajo hace que ciertos costos van a ser traspasados al trabajador”, explica.

Conclusiones

Recaredo Gálvez concluye su análisis de la reforma laboral con el hecho que se plantea como si hubiese en el país un equilibrio entre la fuerza que tiene un trabajador individual, si es que hubiese una especie de simetría de poder, con lo que pueda ejercer el empleador lo cual “no es real”.

En cuanto a la flexibilidad del trabajo, el experto precisa que esta ha sido mediante la precarización de la vida, por lo que “más flexibilización será más precarización todavía en un contexto que es del todo complejo, porque hoy estanos hablando que con estas transformaciones las empresas tengan la posibilidad de contratar personas por jornadas parciales más acotadas todavía”.

A su juicio la iniciativa no aborda las aristas expuestas antes de la forma correcta, porque “lo que permite es que dentro de este ambiente los trabajadores puedan sentarse a discutir con los empleadores sin ninguna posibilidad de tener protección y si al empleador no le gusta, no se aplica, porque tiene que ser de común acuerdo y si al trabajador no le gusta, el empleador lo puede aplicar y tiene además la facultad de despedir también”.

Nosotros seguimos negociando al estilo del siglo XIX y las reformas laborales que se proponen nos siguen recordando lo mismo, que en el fondo se quiere mantener el mismo estatus de fines de 1800 y principios de 1900 en términos de restricción al actor colectivo”, finaliza.

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