Desde el minuto mismo que llegó a Chile el embajador de Israel, Gil Artzyeli, la relación con ese país han ido de más a menos, primero porque en un error de protocolo el nuevo embajador no pudo participar de la tradicional entrega de Cartas Credenciales al Presidente Gabriel Boric y desde ese minuto la rlación entre ambos países ha ido a la baja. Recién el 30 de septiembre Artzyeli entregó sus credenciales al Presidente.
Pero -hay que decirlo- el diplomático no ha ayudado mucho, él ha sido un constante opinólogo en temas internos de Chile y lo que ha traspasado el límite permitido a un representante de un gobierno extranjero han sido sus últimos comentarios sobre dichos del Presidente Boric en relación a la dramática situación que se vive en Gaza tras el ataque de Hamás -que condeno Chile- a Israel el pasado 7 de octubre y Santiago ha pedido respetar el derecho internacional y abrir corredores humanitarios para que los civiles puedan recibir ayuda y salir de la zona de guerra.
Artzyeli, previo a este impasse, salió a criticar al Canciller chileno, también le respondió a un senador del PC y así suma y sigue el embajador agregando impasses que solo deterioran la ya deteriorda relación dpersonal del embajador con las autoridades nacionales, a menos que el el embajador crea que esta facultado para criticar a diestra y siniestra a las autoridades del país y que su inmunidad diplomática es una suerte de coraza, lo que estaría totalmente errado, por ello es muy adecuado el llamado de atención que le ha hecho la Cancillería a este señor, que tuvo que acudir al Edificio Carrera para un bien merecido tirón de orejas.
El embajador israelí fue citado por el jefe de la División de Medio Oriente y África, Juan Pino, quien le manifestó lo inadecuado de la forma y tono de sus recientes declaraciones.