Es habitual en los círculos políticos y periodísticos argentinos criticar cualquier asomo de colaboración de sus vecinos (Chile) con el Reino Unido usando como argumento que ello afecta su reclamo sobre las islas Falklands.
Disfrazadas de supuestos problemas políticos o económicos, Argentina se ha restado de cada ejercicio militar regional que tenga entre sus participantes a personal o medios británicos, como ha sucedido en varios Ejercicios Unitas u otros eventos a lo largo y ancho de Sudamérica. Escudándose en la falta de solidaridad, levanta la voz cuando desde Uruguay se apoya la comunicación y abastecimiento directo con Port Stanley, busca limitar los viajes desde Punta Arenas a la capital de las islas bajo soberanía del país europeo o pone el grito en el cielo por la presencia cierta o probable de algún buque con la bandera de la Union Jack en puertos nacionales.
En el caso de Perú, sin embargo, Buenos Aires siempre es más condesendientes, basada en el permanente respaldo de Lima a su reclamo sobre las islas. El pasado mes de julio se desarrolló en el vecino país del norte el Ejercicio Multinacional “Resolute Sentinel 2023”, que contó con la presencia de fuerzas de nueve países de América más Reino Unido, motivo más que suficiente para que Argentina no enviara representación aunque en este caso se cuidó de efectuar reclamos diplomáticos a su viejo aliado.
Tampoco muestra su molestia cuando personal de las fuerzas armadas peruanas viaja a capacitarse a tierras inglesas. Al menos no públicamente, a diferencia de las habituales quejas que cada cierto tiempo llegan a Santiago, Montevideo e, incluso, Brasilia.