El anuncio de que Rusia habría encontrado gigantescos yacimientos petrolíferos en la zona del mar de Wedell, en la zona oriental de la Antártica Chilena parece haber iniciado una serie de movimientos que podrían impactar en el Tratado Antártico, y en los intereses no solo de Chile, sino también de Reino Unido y Argentina, que tienen reclamos soberanos en la zona.
Las exploraciones rusas se estrían produciendo al menos desde 2011, según se reveló en la prensa de Sudáfrica, desde donde operaría los buques usado por los rusos para investigar la zona antártica, y como se discutió al interior de la Cámara de los Comunes británica.
El hallazgo de petróleo en dicha zona, además, podría ser una de las razones por las que tanto Rusia como China se han mostrado contrarias a crear una zona de protección marina desde 2016 a la fecha, según denunció el Daily Maverick de Sudáfrica.
Pero la eventual penetración geopolítica rusa en la zona, y sus vinculaciones con Chile, no son un tema nuevo, aunque la posible existencia y explotación de hidrocarburos podría tener un impacto aún no evaluado.
Juan Pablo Berlinguer comentó a INFOGATE.CL que «desde 1968 que en la Isla Rey Jorge está la Base Rusa (ex-soviética) de ‘Bellingshausen’. Son menos de 200 metros los que la separan de la Base ‘Frei’ (donde se encuentra Villa Las Estrellas). Nunca hubo problemas a pesar de las diferencias ideológicas«.
Sin embargo en este escenario, acotó, a modo de pregunta futura: «¿Podrá el petróleo cambiar la relación?».
Por su parte, el el Doctor en Historia y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Fernando Wilson, explicó a INFOGATE.CL que primero, era necesaria «una confirmación científica externa. Rusia en este minuto está en medio de una guerra, y esto podría obedecer más a un interés estratégico que a un planteamiento científico real«.
Explicó además que «entrar en el conflicto antártico con una declaración de este estilo tensiona el Tratado Antártico, calza como anillo al dedo con la doctrina Gerasimov (esbozada por el actual jefe del Estado Mayor de las FF.AA. rusas) de guerra híbrido, desestabilización, etcétera».
Hizo hincapié también en que «después, nos encontramos con el tema de que el Tratado Antártico está vigente hasta el año 2048 y por lo tanto hay restricciones y limitaciones de carácter objetivo que difícilmente van a poder modificarse antes de ese año, y probablemente van a requerir negociaciones y equilibrios, de ser esto real».
«Hay que medir también cuál es la relevancia de estos yacimientos, considerando las dificultades extremas que tendría incluso de existir la decisión de explotarla, los desafíos de tipo climático, meteorológico, de mar, considerando la latitud de la que hablamos. Todo esto en un momento en el que los combustibles fósiles se supone van de salida, por lo tanto no debería haber interés en explotar aquello», comentó.
Finalmente, reiteró que «el primer desafío es confirmar esto en forma científica e independiente, considerando la baja credibilidad que tiene Rusia en estos momentos en que está metida en un conflicto».
