- La especialista Dra. Cristina Saldías, especialista en obesidad, conducta alimentaria y profesora de la Universidad de Valparaíso, explica que este sistema orienta las decisiones clínicas al detectar la patología partiendo por factores metabólicos, mecánicos, mentales y del entorno social.
En el más reciente Taller sobre el Fortalecimiento de los sistemas de atención a la obesidad en Chile, organizado por la Asociación chilena de Nutrición Clínica, junto a la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo, se concluyó que “la obesidad es tanto un factor de riesgo de otras enfermedades crónicas como una enfermedad crónica en sí misma, así como que no todas las personas con un índice de masa corporal elevado pueden padecer obesidad según evaluaciones y valoraciones clínicas precisas”.
La comunidad científica también está de acuerdo en que la grasa corporal es un órgano que puede volverse disfuncional, lo que repercute en la morbilidad y la mortalidad a nivel individual. Por lo tanto, la obesidad debe considerarse una enfermedad médica cuando el exceso o la anormalidad de la adiposidad perjudican la salud y el bienestar de una persona. Esta es una definición ampliamente aceptada por los y las expertas en obesidad de todo el mundo, incluido Chile.
Basándose en esta nueva definición, se necesita cambiar el enfoque clínico para abordar las barreras de cada paciente y evaluar el éxito del tratamiento de la obesidad basado en resultados de salud específicos, no sólo en el peso corporal o en medidas antropométricas como el índice de masa corporal.
De acuerdo a las conclusiones del taller, los equipos médicos también necesitan evaluar la gravedad de la obesidad y determinar el nivel de intervención para cada caso específico, utilizando herramientas como el Sistema de Estadificación de la Obesidad de Edmonton y determinar cómo el exceso o la disfunción de grasa corporal está afectando su salud utilizando herramientas como las 4M de la evaluación de la obesidad (impactos metabólicos, mecánicos, mentales y del entorno social) incluidas en las guías de práctica clínica chilenas para el manejo de la obesidad en personas adultas.
“En la actualidad es posible diagnosticar la obesidad y el riesgo de padecer más enfermedades crónicas, así como detener complicaciones utilizando el método Edmonton. Esta evaluación es más exhaustiva y permite anticipar en los pacientes una mayor cantidad de complicaciones debido a la obesidad, como desarrollar hipertensión o diabetes tipo 2”, afirma la especialista en obesidad y conducta alimentaria, doctora Cristina Saldías.
Según la guía de obesidad de práctica clínica adaptada para Chile, en Canadá, por ejemplo, se ha propuesto el Sistema de Estadificación de la Obesidad de Edmonton (EOSS, por sus siglas en inglés Edmonton Obesity Staging System) para orientar las decisiones clínicas a partir de la evaluación de las personas que viven con obesidad independiente del índice de masa corporal. Este sistema de estadificación en cinco etapas considera parámetros metabólicos, físicos y psicológicos para determinar el tratamiento óptimo de la obesidad. En estudios poblacionales, ha demostrado ser un mejor predictor de la mortalidad por todas las causas en comparación con las mediciones del índice de masa corporal o de la circunferencia de cintura por sí solas.
Además, Saldías revela que “la obesidad es un factor de riesgo para otras patologías porque actualmente consideramos que el panículo adiposo que está presente en las personas con obesidad tienen una producción de sustancias inflamatorias que van haciendo daño y por lo tanto este daño va haciendo efecto sobre distintos órganos como el páncreas, el hígado e incluso el hipotálamo y van perpetuando a su vez la obesidad, convirtiéndose en un círculo vicioso”.
Al respecto, la especialista añade que “no siempre se va a dar que la obesidad de forma inmediata genere estas otras enfermedades, se debe considerar que es un factor de riesgo, pero no es determinante y se va instalando con el tiempo, es por esto que a medida que pasan los años se puede encontrar que algunas personas son más susceptibles y pueden presentar otras enfermedades como la diabetes tipo 2 y la hipertensión, donde los especialistas médicos pueden considerar herramientas actualizadas para determinar el factor de riesgo”.
En este sentido suma que “lo importante es generar en el paciente conductas distintas, informarse sobre hábitos de alimentación sana y realizar actividades con gasto de energía que le van a impedir llegar a un punto de obesidad que no pueda controlarse. Cuando estos puntos sean abordados y no se observen cambios en el paciente debe remitirse a tratamiento con medicamentos para no re ganar peso. Por otro lado, en personas que no padecen de obesidad es importante considerar la prevención y así garantizar su salud”.