El reciente episodio de la fiscalización militar argentina a una nave de bandera chilena en aguas internacionales en ruta a las Falkland, ha puesto en la agenda la compleja relación entre Chile y Argentina.
Pese a los esfuerzos de las últimas administraciones nacionales por lograr un estrechamiento de las relaciones con Argentina, siempre parece faltar la «chaucha para el peso» para que ello se asiente. Declaraciones fuera de tono de la autoridad presidencial o personeros públicos trasandinas, dictación de políticas sin consultar a sus vecinos, gestos poco amistosos o simples salidas de contexto en momentos específicos, terminan por sumar dolores de cabeza y poner frenos a las mejores intenciones.
El Presidente Gabriel Boric fue claro el último martes en realzar los lazos históricos que unen a Chile con Argentina e hizo hincapié en que «los pueblos quedan, las instituciones quedan, los Presidentes pasamos», al aludir a las diferencias políticas con el actual mandatario trasandino Javier Milei y los impasses con el embajador Jorge Faurie y la ministra Patricia Bullrich, los que dio por superados.
Pero no fue una carta de buenas intenciones en blanco, porque si bien dijo que haría «lo que sea necesario« para mantener esa relación, subrayó que también había que ponerse firmes «cuando se toquen los intereses y prestigio de Chile«, recordando que existen temas con diferencias como «la Plataforma Antártica Continental« que se deben resolver a través del diálogo.
Este miércoles, además, el canciller Alberto van Klaveren, al manifestar la posición gubernamental ante la interceptación por un buque patrullero argentino de un remolcador de bandera nacional en aguas internacionales más allá del límite de las 200 millas marinas de dicho país (y que hacía la ruta entre islas Falkland y Uruguay), señaló que nuestro país «tiene una diferencia con Argentina» en relación a la legislación de dicho país que en la que se justificó el hecho, sobre el cual recalcó que «nosotros estamos preocupados», pero advirtiendo que no se trata de un «problema específico hacia Chile».
El ministro de Relaciones Exteriores de Chile explicó que «este no es un caso único, han habido algunos casos anteriores en años anteriores«.
En suma, valgan estos ejemplos y alusiones recientes para graficar, nuevamente, los dolores de cabeza y los frenos a las mejores intenciones.
En el mundo político, la conciencia en torno a estos problemas con el país vecino están cada vez más claras y lo ejemplifican con buenos argumentos de este juego del gato y el ratón que le gusta usar a nuestros vecinos hacia nosotros.
El senador Iván Flores (DC) consultado por INFOGATE.CL comentó que «la Cancillería debería informar a la ciudadanía y las instituciones del Estado respecto de cual es la actitud y la postura que va a asumir el Estado de Chile frente al bloqueo que ha impuesto Argentina a los buques ingleses y por otro lado las restricciones que tienen nuestros buques para navegar en aguas internacionales o lo que puede corresponder al derecho de navegación.
Por otra parte, el diputado Raúl Soto (PPD) expresidente de la Cámara, explicó a INFOGATE.CL que «es evidente que existe una política de hostigamiento del Gobierno argentino con el Estado y la sociedad chilena y eso ya es preocupante, porque ya son múltiples las oportunidades donde se han emitido afirmaciones irresponsables, se ha buscado polemizar con nuestro país o se ha intentado simplemente oponer intereses que de alguna u otra manera generan tensión diplomática y política».
Añadió que «somos países vecinos y hermanos y, más allá de los gobiernos de turno y su respectivo color político, creo que debemos seguir trabajando juntos y de manera colaborativa (…) No es bueno que se escale aún más la tensión y las polémicas entre ambos países, se busquen los canales diplomáticos para ir resolviendo esas diferencias y también para ir entregando las informaciones respectivas por los canales adecuados».
«Creo que ese es el camino, hay que cuidar nuestras relaciones y creo que hoy día Argentina no lo está haciendo adecuadamente«, recalcó a continuación.
Sostuvo finalmente «en gran medida eso se debe a que el Gobierno argentino tiene una crisis política y social importante, con mucha división, y está buscando «enemigos» externos para generar cohesión interna y creo que Chile no se debe prestar para eso, no hay que caer en esa trampa».