La amenaza creciente del crimen organizado no es un fenómeno que parece poner en entredicho la estabilidad solo de Chile, sino que se está consolidando como un fenómeno de alcance mundial. Por ello es que las reformas en camino o ya implementadas relacionadas con el fortalecimiento legal, la persecución de la Ruta del Dinero o la posibilidad de uso de las Fuerzas Armadas en seguridad interna son solo algunos de los debates que se replican tanto en nuestro país como a nivel global ante un problema que no reconoce fronteras.
En este escenario, en el programa Las Cartas sobre la Mesa de Infogate conversamos con Rubén Segura, General de División (R), ex Subjefe del Estado Mayor del Ejército de Chile y exdirector del Centro de Estudios e Investigaciones Militares (CESIM), para analizar este fenómeno que parece, lamentablemente, cobrar fuerza día a día en nuestro país.
Además de hacer hincapié en la separación del Crimen Organizado de las simples bandas criminales, el analista reforzó la idea de que “el crimen organizado tiene una estructura, jerarquía y un concepto de disciplina trascendiendo las fronteras”.
Crimen organizado: palabras mayores que no respetan fronteras
“Cuando hablamos de crimen organizado estamos hablando de palabras mayores (…) hablamos primero de una organización que es jerárquica, tiene toda una estructura dentro de la que hay una obediencia, o sea, tienen un concepto de disciplina, es perverso pero lo tienen”, explicó Segura.
Detalló también que, “obviamente, esta agrupación está en función de una serie de actividades ilícitas: tráfico de drogas, contrabando de armas, tráfico de personas, tráfico sexual, extorsión, fraude, y todos los delitos graves que son crímenes. Pero, además, tiene una connotación que, por ser jerárquica también, trasciende las fronteras, entonces es un problema tan grande que en algún minuto el secretario general de las Naciones Unidas, Koffi Annan, habla que estamos enfrentados a los problemas sin pasaporte: problemas que no respetan las fronteras, aduanas, nada (…) pasa lo mismo con el crimen organizado, porque trasciende los límites del Estado-Nación tal y como lo comprendemos en la ordenanza global actual, entonces estamos en un problema tremendo”.
Los objetivos a “infectar»
El experto advierte que, en este escenario el crimen organizado se ha transformado en un gran peligro “porque tiene (o busca) conexiones con tres áreas que son las que rigen los destinos de las personas: con las figuras políticas, con las autoridades policiales, y también con los grandes empresarios. No hablo de ningún país en particular pero esos son los objetivos a los que apunta el crimen organizado”.
Sobre las razones para buscar especialmente estos objetivos específicos, Segura apunta a que desde el crimen organizado “tienden a relacionarse con las figuras políticas del estado de derecho de cada país ya que tienen una cuota importante de poder en la toma de decisiones que para ellos es interesante”
“Obviamente con las agencias de combate al crimen organizado que son las agencias policiales y de inteligencia porque son su fuerza opositora y si ellos logran tener ese control, lógicamente bajan su principal amenaza”, añadió, acotando seguidamente que buscan también el vínculos “con los empresarios porque en el crimen organizado se ven a si mismos también como empresarios, entonces hacen alianzas y buscan de una u otra forma blanquear los dineros mal habidos”.
Todo lo anterior entendiendo que “al final de la ecuación, el crimen organizado lo que busca es poder, influencia y dinero, a nivel global. Y para ello está dispuestos a hacer todo lo que la ley no permite hacer, o sea a extorsionar, amenazar, a robar, a chantajear, defraudar e incluso asesinar”.
El peligro de la internacionalización
Subraya el exmilitar que lo que hacen los grupos de crimen organizado “es exportar la franquicia, porque ellos se ven a si mismos como una empresa. Es tan curioso que en esta estructura jerárquica de las mafias no se ven a si mismos como el mal, lo ven desde otro punto de vista opuesto a la escala de valores de las naciones en cualquiera de sus formas, desde el punto de vista de la ética, moral, religión, cualquiera”.
En este contexto, además, recalca que “uno de las grandes consecuencias negativas es que el crimen organizado afecta la reputación internacional de los países, como puede ser el caso de Chile, “y como nos afecta, nos está atacando en la parte más grave de la estructura del Estado-Nación y de su sociedad, y es expandir la corrupción de todas sus instituciones”.
Producto de lo anterior, se puede identificar que “el crimen organizado va a intentar ingresar a la clase política, al Ministerio Público, a los tribunales de Justicia, a las grandes empresas, al Servicio de Impuestos Interno, SAG, aduanas o sus equivalentes en otros países; va a tratar de ingresar a las Fuerzas Armadas, a las policías, a Gendarmería, etcétera. O sea, su objetivo es intentar infiltrar todo esto y esto es a través de la corrupción, y esta no es otra cosa que la moneda de cambio donde yo compro información de los servicios de un agente del Estado en cualquiera de estas áreas, obtengo información privilegiada que me protege y, por lo tanto, empiezo a generar una red de protección global, y después extiendo mis redes hacia la política y el empresariado.
Por lo tanto, en palabras simples, “esto es un cáncer para la sociedad moderna. Siempre han existido las mafias, pero actualmente están transnacionalizadas. Ocupan las mismas herramientas que se ocupan para combatirlas a ellas (…) se están tecnologizando, porque tienen el factor de poder, su apalancamiento es el dinero y estamos hablando de millones y millones de dólares. Y así, todas estas barreras que puede crear un Estado se van cayendo; no quiero decir que los funcionarios públicos son todos corruptos, pero hay que tomar medidas para evitar que esa tentación y ese dinero fácil no llegue a esta línea de contacto que es el alma y corazón de estos funcionarios que toman la decisión de corromperse o no”.
Por otra parte, como este es un problema sin pasaportes, que trasciende fronteras, si no hay cooperación internacional no podemos parar este flagelo. Por ejemplo, si Chile hace una cosa muy bien y Argentina lo suyo muy mal, Chile pierde igual, y visceversa, plantea el analista.
“Esto debe tener un enfoque global, porque desde el punto de vista de inteligencia hay que intercambiar información, hay que hacer coordinaciones y trabajos conjuntos; y una cosa a la que le tienen terror lo mafiosos: extraditar. Entonces, cuando tienes buenos convenios y buenas policías, no hay ningún problema, los extraditamos a Estados Unidos donde están las mejores cárceles, porque ningún criminal va a querer estar en una cárcel americana, va a estar feliz estando en una mexicana, chilena, argentina, etcétera, donde podrá tener algunas garantías, algunos vicios o podrá corromper con mayor facilidad. Pero en las cárceles americanas se va a ir a un cuarto de 2×2, subterráneo, y va a pasar 20 años de su vida o quizás toda. Por eso, cuando tenemos grandes convenios de extradición, eso también es una gran disuasión con estas bandas”, detalló.
Fortalecer la ley
Una de sus recomendaciones centrales para hacer frente al crimen organizado pasa por fortalecer la ley y su aplicación explicando que el Estado se debilita y hay una crisis de confianza en las instituciones, cuando el nivel de amenaza y seguridad permea hasta el nivel de funcionarios. O sea, “por un lado afecta a la seguridad de las personas porque está tu vida en juego –si no cooperas puedes morir tú o tu familia-, hay un grado de amenaza brutal, y por otra parte, el Estado no te ha preparado o no te está entregando las herramientas para defenderte de esto y esto porque el Estado de Derecho no tiene o no ha generado las condiciones que permitan que puedas hacer eso y mantenerte en un estado de seguridad y que no afecta a la persona, su, familia, compañeros, o pueda perder su trabajo u otra cosa”.
En este escenario, recalca que se requiere un fortalecimiento de la aplicación de la ley. En ese contexto, el experto señala que se necesita la capacitación de las agencias de combate contra el crimen, capacitación de los sistemas de inteligencia, de los funcionarios públicos y de los organismos internos; asignación de recursos –el Estado debe invertir en esto para que se pueda cumplir y aplicar la ley, y debe ser una inversión importante, no simbólica-; y, adicionalmente, “tiene que haber una cooperación entre las distintas agencias, porque si se trabaja compartimentado se pierde esfuerzo y no se logra la sinergia, o sea, hablamos de enfoque interagencial, más aún considerando, en el caso de Chile, que no existe aún una agencia especializada que se preocupe de coordinar todo esto”.
La Ruta del Dinero
“Junto a esto, debe haber leyes y políticas públicas adecuadas que permitan atacar el punto débil de toda organización criminal, que es la Ruta del Dinero, el verdadero talón de Aquiles de todo este sistema y estructura; el resto es música”, agregó .
¿Cómo se atacan las finanzas criminales? “Nosotros ya tenemos la Unidad de Análisis Financiero del Ministerio de Hacienda que es bastante capaz, tenemos trabajo que hacen los bancos e Impuestos Internos. Pero nosotros debemos llegar a identificar, congelar y confiscar los fondos, Ahí sí que le duele a las bandas, porque todo lo que hicieron no les sirvió finalmente de nada, porque te quite el objetivo de lo todo lo que hiciste, el dinero. Y este es un enfoque que uno considera obvio, pero que no lo encuentra en las políticas públicas”.
Cárceles y crimen organizado
Por otra parte, Segura se refirió a las falencias y vulnerabilidades del sistema carcelario, señalando que “las cárceles cuando son malas, como las que tenemos, permiten dos cosas: reclutar más gente y dar protección y sistema de mando y control para permitirles seguir delinquiendo a todos estos grupos de crimen organizado”.
“Entonces, si en las cárceles no tienes segregación, y los presos de alta connotación realmente no están incomunicados, es como no tenerlos presos; es simplemente que el Estado sabe donde están, pero no tiene control sobre lo que ellos hacen”, acotó.
Rol de las FFAA contra crimen organizado
En este escenario, Segura no pudo dejar de abordar el rol, que están en pleno debate político y ciudadano, sobre el rol que podrían tener las Fuerzas Armadas en seguridad interior y su eventual participación en el combate al crimen organizado, escenario que no comparte.
“Si yo tomo una policía y la empiezo a fortalecer, capacitar, militarizar, asignar recursos, etc., estoy militarizando mi policía. Por otro lado, yo podría tener una fuerza armada, que tiene ciertas capacidades pero que yo la quiero colocar en función policial, que es seguridad interior, la quiero ‘policiar’”.
“Entonces, ¿hasta dónde quiero que las FFAA asuman funciones de seguridad interior, y hasta donde quiero que las policías tengan ese rol? Cuando yo no tengo claro ese debate, estoy despilfarrando los recursos del Estado, estoy afectando además la seguridad del Estado y afectando las instituciones, porque mientras más “policíes” a las FFAA, menos valor tiene la fuerza policial”, subrayó el exintegrante del Alto Mando del Ejército.
Allí, coloca como ejemplo que si se usa a las FFAA para enfrentar un cierto tipo de delitos, el crimen organizado no le va a temer a las policías, porque su mayor amenaza la constituye la fuerza militar, para lo cual se prepara (extrapolando de los dichos de Segura a un caso extremo, lo que sucede en México con el enorme poder de fuego de los cárteles para hacer frente a las fuerzas militares del Ejército y la Infantería de Marina, y otros casos donde las policías no valen virtualmente nada y se les tiene escaso o nulo respeto).
“Entonces uno puede decir que las FFAA no tienen que hacer las tareas del Estado, pero las FFAA son parte del Estado, no pertenecen a ningún sector político, son una institución permanente de la República, que están orientadas en el caso de Chile a la seguridad exterior –amenazas exteriores- y, en estados de excepción constitucionales, cortos, acotados, puntuales, para amenazas internas”.
Aún, precisa que “el crimen organizado lo tiene que combatir el Estado a través de sus agencias policiales, a través de su sistema de inteligencia y a través de toda la cooperación de las agencias del Estado. Pero en la acción en terreno, en el contacto con esta amenaza – que es armada-, deben estar las policías”.
“Si las policías, en estos momentos, no están aptas para esto, estamos mal, y lo que tenemos que hacer es suplir la brechas que ellos tienen para poder suplir el rol que les corresponde. Pero no suplir esa brecha con las FFAA, porque cuando haces eso, degradas a las policías y eso no lo vas a recuperar más”, recalcó.
Además, recordó que “partimos con estado de excepción en la Macrozona Sur y ahí estamos. Partimos con estados de excepción en la Macrozona Norte. Ahora, la solución fue que ya no sean cada 15 días y se optó por extender el estado de excepción. La verdad sea dicha, nunca ha sido bueno colocar a las FFAA en funciones para las cuales no están diseñadas, organizadas, preparadas o entrenadas, sobre todo FFAA profesionales como las que tiene Chile».
¿FFAA preparadas para enfrentar misiones de seguridad interna?
“Hay cosas que se le olvidan a la ciudadanía. Por ejemplo, mucho se habla del Uso de la Fuerza y todas esas cosas. Las policías tienen otra formación, el policía está acostumbrado a relacionarse con la población, entrenado para eso. Les pueden gritar, tirar piedras, hasta bombas molotov y las policías están preparadas para enfrentar eso, sicológicamente, con instrucción y entrenamiento y tienen tácticas para hacerle frente; y si esto va escalando, se llega a la legítima defensa, podrán ocupar un arma de fuego –mortal-, que será una pistola o un revólver. El problema está en que la fuerza militar, cuando sale a la calle, parte del fusil, luego la subametralladora, ametralladora, empiezan las armas colectivas, morteros, tanques, etcétera, y es porque tienen otras funciones. Y si tomas una fuerza militar y quieres que hagas una tarea policial, le quieres poner un guante blanco y un pito a un militar, no funciona y terminas haciendo dos cosas mal: degradas a la policía, y degradas al militar porque lo haces hacer otra cosa”.
“Y lo que es más grave, no está el marco legal para que ello ocurra, y mientras no esté y con ello me refiero a Reglas de Uso de la Fuerza con nivel legal, que estén claramente autorizadas para cumplir la misión -y que obviamente cumplan la legítima defensa-; cuando eso ocurra podríamos decir que alguien entendió de qué se trata esto”, enfatizó.
“Tenemos grandes policías que debemos hacerlas más grandes, tenemos que empoderarlas más, ayudarlas más y tenemos que darles todas las herramientas para que puedan combatir el crimen organizado”, concluyó el experto.