La siguiente es la crónica de la agencia alemana DW sobre la modernización del Acuerdo Chile-UE, el cual reproducimos ítegramente por ser relevante la visión europea de este acuerdo:
La riqueza de Chile en energías del futuro se subrayaba en el encuentro de la Comisión Parlamentaria Mixta Unión Europea -Chile, cuando llegó la noticia de que el Consejo de la Unión Europea había dado, con su firma, luz verde a la modernización del Acuerdo Marco Avanzado (AMA). El nuevo texto, que remoza el de 2002, contiene capítulos energéticos y de inversiones que harán más fácil a Europa su transición verde -por el acceso a materias primas críticas-, ya Chile un mayor crecimiento económico con una explotación de sus recursos naturales, con desarrollo tecnológico y valor añadido.
Para Inmaculada Rodríguez Piñero, presidenta de la delegación por el lado europeo, el acuerdo es una gran noticia, pues «genera nuevas oportunidades de cooperación política, comercial y de inversión sobre la base de valores comunes».
«Estamos hablando de materias primas para el desarrollo. Para nuestra reserva de litio, una de las mayores del mundo, hemos desarrollado una estrategia nacional. La UE requiere acceso a esos recursos”, explicó a DW Karol Cariola, legisladora chilena que integra la Comisión Parlamentaria Mixta.
Décadas de historia conjunta
Que Chile es un socio confiable de larga data de Europa -con la primera delegación de la UE en 1967 y el primer acuerdo comercial en 2002- se escribe en mayúscula, tanto como ahora las inversiones europeas en hidrógeno verde, litio, cobre y cobalto.
Un vistazo atrás, a los veinte años anteriores: la liberalización del comercio llevó a un incremento del intercambio en un 150%, logró que el 13% de las exportaciones chilenas se destinara a la UE y que ésta siga estando en primer lugar. Eso permite atisbar un gran futuro económico para este nuevo acuerdo, que va acompañado de instrumentos específicos para el acceso a materias primas críticas.
Entonces, ¿es todo color de rosa? “El estallido social de 2019 puso ante los ojos del mundo, también de la UE, que el pujante crecimiento económico en lo macro, no se veía reflejado en la realidad de los chilenos, que tenía profundas grietas en el interior”, sigue Cariola. “En nuestra voluntad de cerrarlas hemos iniciado procesos constitucionales que no han sido exitosos, pero que hablan de la voluntad de Chile de avanzar en cambios y transformaciones”, subraya Cariola, del bando oficialista, y líder estudiantil destacado en las movilizaciones de 2011.
Un momento importante
El momento es sumamente importante. Si Europa necesita urgentemente esas materias primas que en Chile abundan -y que requieren de inmensas cantidades de agua para su extracción-, el país austral requiere de transformaciones económicas y sociales. Y también de tecnología para lograrlas.
«Llevamos 14 años de sequía. Estamos ante el escollo de una transición hídrica justa. No hemos sido capaces de garantizar a la población acceso al agua potable”, señalaba en la reunión conjunta la legisladora Isabel Allende, presidenta, por el lado chileno, de la Comisión Parlamentaria Mixta.
«Necesitamos de las mejores tecnologías que nos permiten reutilizar las aguas negras y grises, necesitamos eficiencia energética, no queremos solo intercambiamos comerciales”, remarcó.Como fuere, el nuevo proyecto de Constitución -a votarse el 17 de diciembre- no propone el acceso al agua como un derecho humano.
“En la nueva propuesta se abre paso a la gestión privada del agua, a su mercantilización. Es sumamente diferente a la anterior propuesta de Constitución que planteaba un claro fortalecimiento del sector público y comunitario en la gestión de los recursos naturales”, explicó a DW la eurodiputada María Eugenia Rodríguez Palop, también integrante de la Comisión Parlamentaria Mixta.
En caso de que se impusiese esta nueva propuesta de Constitución, ¿se contradeciría con un acuerdo que contiene capítulos de género, desarrollo sostenible y derechos humanos?
«Si para la UE se tratase de poner en marcha una política neoextractivista en Chile, a esa nueva propuesta le iría bastante mejor que la anterior”, responde la eurodiputada. En cuanto al capítulo de género que vela más bien por aspectos discriminatorios, Rodríguez Palop , vicepresidenta de la Comisión de la Mujer en el Parlamento Europeo, no ve contradicción con la nueva propuesta que -aunque habla de una paridad de 60/40- retrocede en derechos sexuales y reproductivos.
«Aunque este acuerdo incluye cláusulas que no solían incorporarse, a mí me generan dudas. Sobre todo en lo que hace a la actividad extractiva, que sigue desarrollándose de manera bastante descontrolada. Si bien estamos en un punto crítico desde el punto de vista energética, eso no debe llevarnos a poner en marcha políticas neocoloniales que tienen un impacto muy negativo en la vida de la gente”, agrega Rodríguez Palop. La eurodiputada tanto rechaza la nueva propuesta de constitución para Chile como también aboga por cautela y vigilancia en la implementación del acuerdo que se firmará antes de finalizar el 2023, y podría entrar en vigor a mediados de 2024.
Así las cosas, ante la incertidumbre constitucional, los diputados de ambas orillas se refuerzan en la historia compartida, y en que Chile siempre ha cumplido con sus acuerdos internacionales.
Con todo, y con la vista puesta en los procesos internos, «estaremos vigilantes», advierte Cariola. «Este acuerdo tiene que ver con cómo generar un intercambio conveniente para todas las partes, resguardando la soberanía y las decisiones políticas chilenas», concluye.