Que el cambio climático está causando cada vez más complicaciones a nivel mundial no es ya una sorpresa. Así como hace pocos días pudimos ser testigos, en pleno invierno, de temperaturas inusualmente altas afectando a las comunidades precordilleranas del Norte Grande, apenas este fin de semana en el hemisferio norte una localidad alemana fue afectada por una intensa tormenta de lluvia y granizos y otras partes del centro europeo y China han vivido intensas inundaciones a la vez que el Mediterráneo y Norteamérica sufren por catastróficos incendios forestales.
En ese complejo escenario las autoridades nacionales están asumiendo la urgencia de prepararse para enfrentar los probables eventos climáticos. No para evitarlos, pero sí para contener sus efectos y evitar las catastróficas consecuencias dejadas por incendios como los del último verano en diversas partes del país. Para conocer las perspectivas climáticas y cómo avanza la planificación a nivel nacional, Sonia Reyes, secretaria regional ministerial del Medio Ambiente de la Región Metropolitana, conversó con Las Cartas sobre la Mesa de Infogate.
¿Próxima ola de calor después del invierno?
La autoridad regional hizo hincapié en que el escenario actual constituye una una gran preocupación.
“Toda esa ola de calor que estamos viendo en el Hemisferio Norte, todas las modelaciones climáticas de distintos centros en Chile y el mundo señalan con mucha claridad que esas olas de calor también van a ocurrir en el Hemisferio Sur, o sea, el nuestro y nos van a afectar a nosotros, acotó.
Hizo hincapié seguidamente en que “tenemos una pequeña diferencia: en el Hemisferio Norte hay muchas más masas continentales, América del Norte, Asia, China (…) que hace que las temperaturas que se alcanzan allá sean mucho más altas que en el sur, porque estamos en la situación contraria: predomina el océano: tenemos 80% de agua en el hemisferio sur y 20 de tierra. Entonces, no se va a llegar a picos de 60° -puede ser en el centro de Australia quizás-, tampoco 50°, pero 40° en ciertos momentos, sí. En Sudamérica vamos a ser bastante afectados, sobre todo en la zona mediterránea que hay en Chile, digamos desde La Serena, quizás Copiapó, hasta Concepción extendiéndose hasta Valdivia, para dar una referencia; en Argentina, también. Es donde se van a registrar esas altas temperaturas, que van a estar un poco amainadas por la presencia del océano”.
Lo complejo en el análisis de Sonia Reyes pone de relieve que “la mala noticia es que en el océano además está ocurriendo el Fenómeno del Niño, que es un cambio en la circulación de las corrientes de agua y también de las corrientes de aire sobre el océano que trae temperaturas más cálidas. Entonces, son dos efectos que se están sumando y eso es lo que nos tiene preocupados como Ministerio, y para lo cual nos gustaría trabajar no solo con otros ministerios sino también a nivel muy concreto con las municipalidades, con todos los agentes sociales, para poder enfrentar esa situación, porque a ciencia cierta va a ocurrir”.
Acciones
La autoridad regional, en este contexto, destacó que cada área tiene su especificidad pero, igualmente no han dejado atrás la coordinación a lo largo del año.
“Por ejemplo, Conaf ya está haciendo capacitaciones específicas; Senapred que tomó el rol de la antigua Onemi en las emergencias pero que además se agregó toda esta dimensión de prevención”, explicó.
“Entonces –añadió en este punto- se están diseñando todas acciones y la organización que se debe tener para el verano para detectar en cuanto se genere un brote de incendio, porque está comprobado que si atacamos un incendio antes de que tenga una hectárea, no va a crecer, pero si lo dejamos expandirse, dada la temperatura ambiente, es que puede extenderse por cientos de hectáreas que es lo que vimos algunas veces en el pasado”.
Asimismo, recordó que hay otra preparación importante que tiene que ver con la producción agrícola.
“Todos estos cambios climáticos, la mayor aridez, la sequedad, afecta enormemente la maduración de las frutas, acelera o detiene procesos, afecta la calidad, por lo que también desde Agricultura se está trabajando en como estar muy alerta a todas las señales climáticas para tratar de proteger lo más posible toda la producción tanto para consumo interno como externo” detalló la profesional.
Sobre lo que puedan hacer los municipios, en tanto, señaló que “su rol más importante es concientizar y sensibilizar a la ciudadanía, porque los incendios empiezan por acción humana, se extienden por dejación o por no tomar medidas a tiempo, el desperdicio y no cuidar la fuente de agua”.
Finalmente, en este listado de acciones públicas, aludió a que “la red de atención temprana de salud va a tener que estar muy atenta para atender a la población de personas mayores o quienes tienen enfermedades respiratorias, porque pueden ser muy afectadas por las olas de calor”.
En ese sentido, Reyes profundizó también en que “el sector privado y la población en general tienen mucho que hacer. Por ejemplo, la disponibilidad de agua en espacios públicos, centros comerciales, ya que no toda a gente puede comprar agua, podría haber agua en estos momentos; si hay 38 o 40° de temperatura en la calle, las personas necesitan tomar agua”.
“Ese tipo de acciones, de ponernos en ese tipo de situación y atender tanto la emergencia como prevenir situaciones posteriores es lo que estamos construyendo y a los que llamamos a todos quienes tengan una idea, a promoverla”, recalcó.
Finalmente, haciendo conexión con el cuidado cada vez mayor en torno al agua y la conciencia que se ha instalado en la ciudadanía al respecto, comentó que “hay algo que tenemos que resolver: las áreas verdes, los parques y plazas, son refugios climáticos, y que donde hay árboles hay 5 o 6° menos que lo que hay en un espacio abierto según mediciones realizadas en Santiago. Entonces, si tenemos un parque y tenemos un día con 38°, para una persona mayor o una familia que tiene niños menores de 5 años va a ser súper importante poder acceder a un espacio verde. Y para que ese espacio cumpla esa función, hay que regarlo, por lo que tenemos que entender que regar un parque no es malgastar el agua, tenemos sí que aprender a regar con el agua suficiente para que esos árboles se mantengan porque va a permitir que personas puedan soportar esos eventos gracias a que existen esos parques”.
Concluyó subrayando que “podemos prohibir lavar los autos, la piscina, las veredas, pero no el riego de los parques. Tenemos que aprender cómo destinar el agua para que también cumpla esa función”.