- El 40% de la población mundial tiene problemas de insomnio. OMS
- Los resultados publicados en la revista Scientific Reports de Nature señalan que en Chile sólo un individuo de cada 20 duerme entre 7 y 9 horas al día. Convirtiendo a los chilenos en las personas que menos duermen en Latinoamérica.
Dormir es sin duda parte esencial de la existencia humana. El proceso de reposo y descanso a través del cual el cuerpo se regenera y está listo para los nuevos retos del día. Se considera que un adulto promedio debe dormir entre 7 y 8 horas diarias, para responder con eficiencia a la demanda energética y mental de las actividades matutinas.
El sueño de calidad tiene un gran impacto en la salud, además de ser fundamental para el funcionamiento normal del cerebro y ayuda al sistema cardiovascular e inmune. Permite prevenir enfermedades neurodegenerativas, mentales y síntomas de depresión. Revistas científicas como Nature Communications, aseguran basados en estudios del sueño, que dormir 6 o menos horas entre los 50 y 60 años, puede aumentar hasta en un 30% el riesgo de sufrir demencia.
El Insomnio, la dificultad de conciliar el sueño para mantener un descanso reparador, y los malos hábitos del sueño, los cuales pueden involucrar: la presencia de aparatos electrónicos en el entorno de descanso, la falta de una rutina nocturna para irse a la cama, el consumo de bebidas alcohólicas o cafeína en exceso, afectan de manera significativa la calidad de nuestras actividades diarias.
El rendimiento en el desempeño laboral, es otro factor a analizar que se relaciona con el buen dormir. Si bien aún están presentes ideas que miden el éxito en términos de sacrificios iniciales, expertos aseguran que dormir menos afecta directamente la productividad.
“El sueño juega un papel fundamental en el rendimiento durante la jornada laboral. Un sueño adecuado y de calidad tiene un impacto positivo en diversos aspectos relacionados con el desempeño laboral. Cuando un empleado duerme lo suficiente, se siente más alerta ante los errores, aumenta su capacidad de concentración y, por ende, de tomar decisiones acertadas. De todos es sabido que un sueño adecuado mejora la memoria y el aprendizaje, lo que facilita el procesamiento de nueva información y la resolución de problemas, ambas tareas habituales en el trabajo”. Afirma Maite Moreno, profesora de EAE Business School y directora del Máster en Recursos Humanos en EAE Business School Barcelona.
En contrapartida, asegura la experta, la falta de sueño o una mala calidad de este pueden tener efectos negativos en el rendimiento laboral. “La privación del sueño ocasiona somnolencia durante el día, dificultando la concentración y, por tanto, la toma de decisiones y la productividad en términos generales. También disminuye la capacidad para retener información, es decir, afecta negativamente la memoria y, en consecuencia, la realización de las tareas de tipo más cognitivo, usuales en profesionales cuyo principal activo es el conocimiento y necesitan utilizarlo de manera efectiva en su trabajo”.
¡Los buenos hábitos son los que nos acercan al logro de nuestras metas! Hábitos de estudio y aprendizaje nos preparan frente a los retos que demandan los nuevos entornos laborales. Rutinas de ejercicio y cuidado nos ayudan a prevenir daños en la salud. Dormir bien, nos otorga el permiso; en términos de capacidades físicas y mentales, para que todo lo anterior ocurra de la manera más productiva, eficiente y exitosa posible.