A casi tres años de que se produjera el estallido social y diera paso al proceso constituyente para cambiar la Constitución del’80 -que de la original poco y nada tiene- , si mantiene ese sello de haber sido redactada a puertas cerradas, y a más de un mes del plebiscito de salida en donde se rechazó la propuesta de la Carta Magna hecha por la Convención Constitucional, los políticos vuelven a adueñarse -con la genuflexión del gobierno de turno- del proceso, esta vez, en una monumental cocina a lo “Master Chef” y han comenzado a “cocinar” lo que será el texto que nos regirá en los próximos años, pero nuevamente a puertas cerradas, definiendo cómo se debe escribir y estableciendo límites o “bordes” para que no se intente “refundar” al país y por cierto a espalda de la ciudadanía lo que no augura un buen resultado dado que la gente se aburrió de la manipulación de parlamentarios y políticos que son los grandes responsables de la crisis de confianza que vive la Nación y detonó el pasado 18-O de 2019-.
Sin embargo, las negociaciones no avanzan y el lema impuesto en campaña de “Rechazar con Amor” o “Rechazar para reformar” solamente quedó en un slogan, ya que las discusiones bizantinas no han dado frutos y se continúa defendiendo los intereses partidistas más que los de la ciudadanía o del país.
Lo anterior a pesar de las palabras de buena crianza que dirigentes de ambos bandos declaran como una forma de dar tranquilidad a una ciudadanía inquieta por la demora que se ha visto en las conversaciones.
El diputado UDI, Guillermo Ramírez, dijo estar “moderadamente optimista” respecto a lo que se viene, ya que “creo que se está cumpliendo el objetivo de conducir un nuevo proceso que sea moderado y razonable. Estas conversaciones se están dando de buena manera”.
Pero, a renglón seguido, admite que “aún quedan temas por zanjar”, ya que el “acuerdo es uno solo, incluye el acuerdo en las bases de la constitución y los mecanismos. Por lo mismo no podemos decir que esto está zanjado hasta que terminemos el trabajo en la parte sustantiva y terminemos el trabajo de la parte procedimental”.
Otro conformista por las negociaciones es el diputado y secretario general de RN, Diego Schalper, quien sostiene estar “muy satisfecho con lo conversado el día de hoy». «A veces da la impresión que a veces hay más distancia de la que realmente hay, y yo hoy quiero dar la tranquilidad de que hay fuerzas políticas que participan de los espacios. Nosotros nunca nos vamos a restar de un espacio de conversación y a partir de ahí hemos ido construyendo avances significativos que estamos seguros, le van a dar posibilidad a Chile de tener un itinerario que derive en una nueva constitución”.
Y agrega que “cuando uno construye con distintos, uno no puede atrincherarse. A ratos siento que algunos meten mucho ruido sobre la base de atrincherarse, pero este país necesita dejar de lado la polarización, dejar atrás el atrincheramiento y entender que los países se construyen entre los distintos”.
Sin embargo, el timonel del PC, Guillermo Teillier, dijo que “no estoy conforme. Hay temas que están todavía pendientes, que tenemos que redondearlas mejor”, pero que a pesar de eso “las negociaciones van por buen camino, dado que este viernes se avanzó más que la última vez”.
Para la presidenta del PS, Paulina Veloso, no fue muy optimista, indicando que no harán anuncios hasta antes de conversar con la interna de los partidos oficialistas y tener una propuesta que sea concreta.
“Si queremos tener un proceso constituyente que se inicie con elecciones en abril, la reforma constitucional tiene que estar tramitada en noviembre, a más tardar los primeros días de diciembre”, explicó.
Disconformidad y abandono
A las declaraciones de los políticos también se suman hechos relevantes en la última semana que pusieron en jaque las negociaciones del proceso.
Primero fue la decisión de un grupo de parlamentarios varipinto que anunciaron la creación de una mesa paralela porque estaban preocupados “por la forma que ha tomado el debate constituyente posterior al 4 de Septiembre. Una carencia absoluta de autocritica de los partidos tradicionales respecto a sus posturas frente al plebiscito. Y que hoy pretenden representar un camino político único para el cambio constitucional obviando completamente la falta de representación que ostentan por sus recientes posturas derrotadas por acción u omisión frente al reciente plebiscito”.
“No concurrimos a la intención de construir un acuerdo cupular, cerrado, que le da la espalda a los ciudadanos que se han expresado contundentemente hace un mes, además de la exclusión de la propia institucionalidad democrática que representa el congreso en su diversidad”, precisaron.
Sin embargo, este punto quedó zanjado luego que se invitará a todos los parlamentarios a participar de la mesa de trabajo. La molestia también se expresaba porque muchos de los legisladores son independientes y las conversaciones solamente se incluye a las colectividades con representación parlamentaria.
A esto también se adhiere la decisión del Partido Republicano, de derecha extrema, de dejar las tratativas argumentando que “es un mecanismo fracasado, que no dio resultado y que el debate constituyente tiene que ser habilitado, debatido y sancionado en el Congreso, que es el órgano que tiene la facultad para hacer esto y creemos que el Congreso debe tomar esa responsabilidad y no seguirla delegando la responsabilidad que les cabe a ellos como parlamentarios en hacerlos para no seguir esperando las personas”.
Hay que consignar que los adherentes de la tienda se han manifestado en contra del nuevo proceso constituyente desde antes, durante y después del fracasado plebiscito de salida y Hurtado lo deja en claro al afirmar que “no hay ningún espacio para que esta discusión se radique en el Congreso y sea éste el órgano para resolver este momento constitucional. Además, sentimos que una nueva Convención lo único que hace es seguir dilatando las urgencias”.
Plazos
A pesar de lo gris que se ve el panorama de las negociaciones, el presidente de la Cámara de Diputados, el PPD Raúl Soto, es más optimista sobre la situación y asegura que el “plazo fatal” para alcanzar un acuerdo sería octubre.
“Mientras antes mejor, pero yo creo que el plazo fatal es el mes de octubre«, señala y añade que se considera esta fecha por los tiempos que necesitaría el Servel para organizar nuevos comicios.
“Necesitamos dejar de lado los extremos políticos, la polarización, los maximalismos y entender que Chile requiere cambios y transformaciones, pero los quiere con sentido común, con paz social”, explicó.
Y afirma que “lo más responsable políticamente es que en esta oportunidad nos adelantemos a eventuales problemas de inestabilidad o de crisis social y seamos capaces de dar una respuesta anticipándonos”.
Cocinando en el Congreso
A pesar de la buena disposición de Soto, la ex convencional UDI, Marcela Cubillos, tiene otra mirada respecto a las negociaciones, ya que apunta sus dardos a Chile Vamos al indicar que “no entiendo que se negocie como su no hubiera una experiencia anterior. La Convención pasada sí tenía bordes y dieron lo mismo (…) Por tanto, cumplir formalmente los bordes no cuesta nada y no significa nada”.
Además, plantea la necesidad de que el Congreso retome el cauce institucional que abandonó tras el estallido, indicando que “no entiendo que el Congreso renuncie por segunda vez a ejercer el poder constituyente. Insiste en tomar palco y delegar el trabajo a una instancia que ya fracasó, y ‘hacer como que mandan’ fijando bordes que no significan nada al momento de elegirse una nueva Convención”.
Incluso, Cubillos nada contra la corriente al señalar que “no veo que se necesite un plebiscito para que el Congreso ejerza sus atribuciones y su poder constituyente. La gente eligió a fines del año pasado un Congreso plenamente democrático que tiene atribuciones claras. Que las ejerza. ¿O vamos a tener un Congreso un año más esperando que otro órgano haga la pega? Ya probamos ese camino, no entiendo que se quiera repetir”.
Ante todos los argumentos dados por unos y por otros, de derecha e izquierda, parece ser que los políticos están desconectados por completo de la realidad ciudadana, ya que muchos piensan, especialmente desde la oposición, que el 62% obtenido el pasado 4 de septiembre les pertenece y les da derecho de hacer y deshacer, incluso de afirmar que fue una votación en contra del actual Gobierno de Gabriel Boric. Pero, lo que se sometió a plebiscito fue el texto propuesto por la CC y no poner en tela de juicio al Ejecutivo.
Además, se olvidan los políticos que en el plebiscito de entrada quedó más que expresado el malestar de la gente a sus gestiones, ya que la opción de establecer una Convención Mixta (que agrupara a parlamentarios y ciudadanía electa) solamente obtuvo un 20,82% de las preferencias y el 79,18% se inclinó por una Convención Constitucional elegida 100%, manifestando de esta forma el descontento con el actuar de esta elite y la crítica constante que se le hace, respecto a “cocinar” todas las leyes en beneficios de un sector de la población y no de toda la ciudadanía.