El mensaje queda claro: «Quitamos las telenovelas, pero te dejamos otras series mucho más interesantes». Por eso, la mujer que aparece preocupada por el chico fresa del vídeo, piensa que él está al borde del llanto porque han cancelado Breaking Bad, Stranger Things o la serie carcelaria Orange is the New Black. Pero no, él llora por Rebelde, la serie de televisión mexicana para adolescentes de 2004. Y ella tiene que contener la risa.
Netflix le dice adiós a Televisa y le añade que «no la necesita», como si se tratara de una rutpura amorosa. Desde que la cadena mexicana creara su propia plataforma de contenidos online a principios de este año, Blim, principal competencia de la filial estadounidense en Latinoamérica, el fin de las relaciones entre ambas era sólo cuestión de tiempo.
Pero Netflix se burla de unos contenidos que estaban entre lo más visto de su plataforma. Los mexicanos consumen las series estadounidenses más conocidas, pero a la vez las telenovelas mexicanas como El señor de los cielos, Teresa, Rebelde o La Rosa de Guadalupe, según un estudio de la edición nacional de Forbes. Y Blim ya había anunciado una estrategia para sacudirse los viejos prejuicios de las cásicas telenovelas: aliarse con productores mexicanos independientes y reivindicar el contenido nacional.
La plataforma de televisa ya le ha anunciado a los seguidores de telenovelas como El señor de los cielos –—inspirada en la vida del narco de narcos, Amado Carrillo Fuentes— que si quieren seguir viendo sus capítulos, tendrán que pasar por Blim, porque los ofrece de manera exclusiva. Antes de octubre estaba disponible también en la filial estadounidense. La serie sobre el famoso narcotraficante mexicano es la estrella de Blim, como Narcos es la de Netflix.
La compañía estadounidense llegó a México en 2011 y cuenta con más de cuatro millones de suscriptores latinoamericanos, según sus cifras. No ofrecen datos del país porque, según argumentan, no venden publicidad y viven principalmente de las suscripciones. En México la cuota básica es de 99 pesos (unos cinco dólares). El precio de Blim es algo más caro, 109 pesos.
