Los pequeños realizan actividades como pintar libremente, participar en juegos o escuchar cuentos, conductas que son observadas por los educadores que prestan atención a la etapa de desarrollo en que se encuentra el niño.
En estos días, muchos pequeños de nuestro país comenzarán a participar del proceso de admisión para ingresar a prekinder y, en algunos casos, a playgroup.
Aunque para muchos este sistema es estresante, ya que no se puede medir y seleccionar a niños tan pequeños en tan corto tiempo, lo cierto es que la demanda por los colegios es mucha y las vacantes pocas. Por eso, algunos establecimientos educacionales necesitan tener una forma de definir quiénes formarán parte del colegio. Y una de ellas es mediante un examen de admisión.
Mónica Lepin, sicopedagoga, Educadora de Párvulos y editora de Editorial Caligrafix -www.caligrafix.cl- , explica que estas pruebas lo que hacen es “observar en el niño su capacidad para interactuar con sus pares y adultos, incluyendo su expresión verbal, motora, ya sea fina y gruesa, su nivel de atención frente alguna solicitud del educador o de sus mismos compañeros.”
Cuando los niños postulan al colegio realizan varias actividades que varían, dependiendo del proyecto educativo de cada establecimiento. Dentro de ellas, la editora de Caligrafix menciona: “Pintar libremente, realizar un juego grupal, escuchar un cuento, por ejemplo. Con esto el educador observa cómo el niño se desarrolla en su etapa de crecimiento, lo que le permite identificar características de la personalidad del niño, la cual no es excluyente para el ingreso al colegio.”
Una manera de enfrentar positivamente esta instancia es evitar que el niño entre en la tensión natural que viven los padres. Lepin aconseja: “Pueden con anticipación pasar por fuera del colegio varias veces, preguntarles qué les parece, si les gustaría conocerlo, qué actividades creen que podrían realizar ahí, cómo serán los nuevos amigos y educadores que estarán con ellos. Cuando llegue el día del examen, el niño ya estará más familiarizado, por lo menos con el lugar físico. Se le puede decir: Irás al colegio y estarás con las tías realizando algunas actividades y juegos. Ellas quieren conocerte y tus nuevos amigos también. Yo te estaré esperando tranquila y contenta”.
En cuanto a las actividades que el niño deberá realizar, la educadora agrega: “Lo que no debe ser preocupante para el niño ni para el padre, es su desempeño al recortar, o al dibujar sin pasarse de los márgenes, ya que es una habilidad que requiere de ejercitación, la cual de manera lúdica el niño irá adquiriendo durante su crecimiento, y a la edad de 4 años no debería ser excluyente para el ingreso al colegio”.
Como explica Mónica Lepin, el proceso natural supone que el niño desarrolle primero la coordinación motora gruesa (saltar, correr, etc.) y luego la fina: “Al inicio sus movimientos implican todo su cuerpo, no hay una segmentación de las partes del brazo, del tronco o de las piernas. Es a través de una búsqueda lúdica y con sentido que desarrolla sus movimientos finos a fin de prepararse para la escritura.
Uno de los ámbitos que más se observa en cualquier colegio es el lenguaje del niño, sobretodo en prekinder, ya que aquí es el momento para identificar algún problema de lenguaje y por lo tanto derivarlo a un fonoaudiólogo para que lo evalúe.
Sin embargo, en términos generales un colegio evalúa en su proceso de selección aspectos como los siguientes:
Lenguaje
Se trata de ser competentes en la comunicación verbal. Esto resulta fundamental para tener éxito en todas las áreas, ya que la lectura y escritura permiten a los niños comprender lo que leen, entender instrucciones y ejecutarlas y tener acceso al conocimiento. Para evaluar esta habilidad los colegios la organizan en dos: manejo del lenguaje receptivo (comprensión de los escuchado) y expresivo (capacidad de darse a entender frente a otras personas). Tener bien desarrollado el lenguaje determina en gran medida el comportamiento del niño y el posible manejo que se pueda hacer de él en la sala de clases.
Autonomía
Un niño autónomo, es capaz de valerse por sí mismo, dentro de su etapa de desarrollo, “lo que le ayuda a ser más independiente y tener iniciativa para escoger, opinar, decidir y ayudar. Esto conduce a formar un niño más responsable, y este desempeño se adquiere de manera gradual y con la guía del adulto”, señala la editora de Caligrafix.
Motricidad
Las habilidades de motricidad fina son las que permiten controlar las manos y los dedos. Estas destrezas se van logrando poco a poco en la medida que los niños van creciendo. Por ejemplo, inicialmente recortan con los dedos y después aprenden a manipular las tijeras. Lo mismo ocurre con los dibujos, que comienzan siendo figuras multiformes y con el tiempo van tomando características más reales. La motricidad gruesa corresponde a una etapa básica en el desarrollo de este aspecto, pues el reconocimiento de su cuerpo, la articulación de sus movimientos y la coordinación le permitirán afinar al niño el manejo cuidadoso de sus extremidades.
Razonamiento viso espacial
Reconocer la posición de las cosas les permite a los niños no solo desplazarse de manera decuada, ubicarse espacialmente y comprender el orden del mundo que los rodea, sino también es la base que puedan asimilar, posteriormente, el trabajo dentro de los márgenes de una página, escribir de izquierda a derecha y espaciar las letras y los números apropiadamente.
Pensamiento lógico matemático
Entre las habilidades que se esperan que el niño desarrolle a los cuatro años se encuentran: la comparación entre elementos, clasificación por 2 o más criterios, ordenar secuencias simples, reproducir patrones al menos de 2 elementos, reconocer al menos 3 figuras geométricas y 2 cuerpos geométricos.
Consejos prácticos frente al examen de admisión:
Infórmese previamente sobre las características del colegio y considere cómo es su hijo antes de tomar una decisión.
Considere varias alternativas de colegio para disminuir la ansiedad frente al examen.
Póngase en sintonía con lo que siente el niño frente a esta experiencia: trate de que sea lo más grata posible.
Maneje la situación de manera que su hijo asista relajado, contento y seguro a rendir el examen.
Preocúpese que ese día haya dormido bien y se alimente sanamente. Que no tenga molestias estomacales o de otro tipo.
Seguir demostrándole su cariño y apoyo incondicional. Esto hará que se sienta tranquilo, a pesar de su ausencia durante la rendición del examen.