miércoles, febrero 5, 2025

Realismo sin renuncia: Seis compromisos del PS de Chile

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Hoy ratificamos el diagnóstico que hicimos al suscribir el programa de Gobierno: la desigualdad y las injusticias están en la base del malestar de los chilenos y son el gran obstáculo a vencer para alcanzar el desarrollo pleno.

Y con esa misma fuerza decimos: las dificultades económicas actuales no modifican ese diagnóstico, no obstante establecen límites en la velocidad de aplicación de nuestro proyecto e imponen una necesaria gradualidad.

Entender así este momento, hace que no nos desanimemos ante los imprevistos y las dificultades. Se podrán reordenar plazos, priorizar tareas, pero sin perder de vista el objetivo estratégico a alcanzar.

Requerimos reformas profundas en muchas áreas. Graduales, responsables, que aprovechan lo bueno que hemos hecho, pero que inicien un proceso de cambios significativos, que armonicen con el crecimiento económico y la generación de empleo. Por eso es más necesaria que nunca una hoja de ruta compartida.

Al respecto, el Partido Socialista propone los siguientes seis compromisos:

El primero de ellos es hacer un buen gobierno. Eso requiere esfuerzo y compromiso. Por un lado, los partidos debemos actuar con responsabilidad y generosidad. El gobierno y los ministros, a su vez, requieren incrementar su capacidad de diálogo para mejorar la gestión del aparato estatal.

Debemos reconocer que parte de los problemas que hemos tenido en este año de gobierno son precisamente, la debilidad en algunas áreas de los equipos del gobierno central y regional.

A veces son cuestiones pequeñas, pero que por fallar una y otra vez, terminan minando la confianza de los ciudadanos en nuestra capacidad de conducir el país.

Un ejemplo se da en el ámbito de la salud. Porque si no mejoramos aspectos tan básicos como que en cada región haya especialistas, equipos, ambulancias, que reduzcamos las listas de espera, claramente nadie confiará en las reformas legales que en el futuro podamos proponer.

En transporte la gente espera que los sistemas sean confiables, seguros y dignos. En seguridad pública los chilenos esperan ver a todas las instituciones responsables alineadas detrás del combate al delito.

El segundo compromiso que tenemos se refiere a la educación. Es la reforma más importante y su centro debe ser fortalecer la educación pública. Involucra múltiples actores, grandes recursos, y es donde se requieren cambios estructurales. Sabemos que hay que avanzar por partes. Dimos pasos sustantivos con la ley de inclusión el año pasado.

Hoy tenemos como desafío inmediato la carrera docente, que es urgente y que con voluntad política, podremos sacarla adelante este año, con diálogo y participación de los profesores.

Próximamente deberemos llevar adelante el trabajo pre-legislativo para otro aspecto fundamental, que es el proyecto de la nueva la educación pública. La des-municipalización no será fácil, hay aspectos técnicos y financieros de alta complejidad. En este caso, lo mejor es preparar un buen proyecto, de amplio consenso social.

Hablamos de la educación chilena de los próximos 30 o 40 años, y no nos podemos equivocar, aunque nos tome algunos meses más.

Cumplir con la promesa de la gratuidad en la educación superior es un gran desafío económico, político y doctrinario. Sabemos que requerimos de una transición para llegar a la gratuidad universal.

Como socialistas respaldamos una transición que se funde en criterios de acreditación de calidad, que se favorezca a los estudiantes más vulnerables, que verifique que bajo ningún resquicio las instituciones obtengan lucro con platas públicas y con un compromiso de aporte basal a las universidades del Estado.

El tercer compromiso se refiere a la probidad. Los graves cuestionamientos al sistema político derivados de la falta de probidad, transparencia y corrupción, constituyen otro componente del contexto de dificultad que enfrentamos. En este tema, las acciones valen más que mil palabras. Además del respaldo al poder judicial, debemos ser categóricos en condenar todos los actos ajenos a los principios de probidad que hemos declarado.

Apoyaremos la agenda de probidad. Es indispensable sacar adelante las leyes que regulan la actividad política y las campañas electorales, el fin de los aportes de empresas a la política, la pérdida del escaño en caso de faltas graves y la modernización del Servicio Electoral.

El cuarto compromiso se refiere a la reforma laboral. No le podemos fallar a los trabajadores de Chile. El proyecto que hoy está en el Senado es una reforma que busca el acuerdo y el diálogo entre sindicatos y empresas.

Presidenta, permítame hablar del conflicto que hoy tenemos en la División El Salvador de CODELCO. He hecho un llamado a CODELCO para que actúe de facilitador entre las empresas contratistas y los trabajadores en huelga. Esto no debe escalar. No podemos tolerar que muera un trabajador más en democracia, por reclamar mejoras laborales. Se debe investigar y sancionar a los culpables. Termino esta intervención relacionada a El Salvador diciendo que la Región de Atacama no merece que se ponga en riesgo la continuidad del Salvador.

Además, la CUT presentó una encuesta este fin de semana donde deja en evidencia que los chilenos mayoritariamente apoyan cada aspecto de esta reforma.

El Partido Socialista defiende la esencia del proyecto: la titularidad sindical, la ampliación de la negociación colectiva, y la huelga efectiva, sin reemplazo de trabajadores, ni externos ni internos.

Nuestro Partido espera perfeccionamientos muy acotados en el articulado que nos envió la Cámara, especialmente para regular mejor la realidad distinta de las PYMES.

El quinto compromiso es con la descentralización. Es imperioso comenzar ahora el proceso que vaya entregando recursos, facultades y poder de decisión política a las regiones. Tenemos un desafío inmediato con la elección popular de Intendentes, pero el proceso es mucho más complejo que eso. Tenemos que comenzarlo ahora, considerando, además, la transferencia de competencias y recursos. No habrá un verdadero desarrollo sino se incluyen las regiones y sus potencialidades.

El sexto compromiso es el compromiso Constitucional. El camino hacia una nueva Carta será precisado por la Presidenta en septiembre, sin embargo, es crucial que los partidos ratifiquemos nuestra disposición a dotar a Chile de una nueva Constitución, independientemente de los distintos procedimientos y los tiempos que se propongan.

Estos son los seis compromisos con los cuales los socialistas aportamos a la construcción de una agenda común.

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