viernes, noviembre 8, 2024

Lluvia sureña y berries nativos se unen para dar vida a bebida funcional rica en antioxidantes

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Con el cofinanciamiento y acompañamiento técnico de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), el emprendedor Julio César Sleman desarrolló un sistema de obtención y recolección de maqui, murta y calafate (con participación directa de las comunidades de recolectores), asegurando un manejo sustentable que además mantiene las propiedades funcionales de estos frutos.

Por su parte, la “cosecha”, acumulación y tratamiento del agua lluvia se realiza con tecnología de punta que garantiza su absoluta pureza e inocuidad. “La planta cuenta con tecnología similar a la de empresas de mayor tamaño, con filtros de diferente micraje y carbón activo o UV”, cuenta Julio Sleman, quien además es un reconocido productor de aceite de oliva.

El maqui y la murta son recolectados principalmente en la zona de Los Muermos, pero de acuerdo a la disponibilidad de temporada la empresa también se abastece con materia prima proveniente de Lago Ranco (región de Los Ríos), y Aysén en el caso del calafate. “La fruta se clasifica y luego es enviada a plantas de tratamiento y secado por liofilización o pop dry”, detalla Álvaro Figueroa, gerente técnico de Aua Rainwater.

Una de las características llamativas del producto es su particular tapa doble cámara, que tiene la cualidad de liberar el concentrado de polifenoles sólo una vez que la bebida va a ser consumida, permitiendo que éstos conserven intactas sus propiedades. “Si embotelláramos el agua y los berries ya mezclados, estos últimos perderían gran parte de sus atributos funcionales”, explica Figueroa, ingeniero agrónomo de vasta experiencia en el desarrollo de alimentos saludables.
Actualmente la planta posee una capacidad de almacenamiento de 10 mil litros, no obstante Julio y Álvaro planean crecer en el corto plazo. “Con esto somos capaces de llenar 40 mil botellas por mes (formato de 250 cc) y pronto podremos envasar el doble”, comenta Sleman. “Nuestra capacidad de envasado en tanto, es de 100 mil botellas por mes, pero con una mayor automatización podremos duplicar esta capacidad sin problemas”, agrega.

Para FIA, Aua Rainwater se ha convertido en un proyecto emblemático en el marco de su línea de fomento al desarrollo de Alimentos Saludables. De acuerdo a lo expresado por su directora ejecutiva, María José Etchegaray, la iniciativa de Sleman y Figueroa tiene el valor de introducir una opción competitiva al mercado de bebidas funcionales. “Y no sólo eso. También tiene un impacto social importante, ya que genera un circuito de recolectores de berries en un territorio determinado, dinamizando este rubro y generando empleo sustentable”, subraya.

En la misma línea, la seremi de Agricultura Pamela Bertín destacó las numerosas cualidades y beneficios que traerá la consolidación del proyecto. “En los últimos cuatro años el Ministerio de Agricultura ha tenido como prioridad apoyar la realización de iniciativas de innovación que promuevan la agregación de valor y permitan fortalecer a nuestros pequeños y medianos productores. Emprendimientos sustentables con éste, sin duda constituyen ejemplos que debemos mostrar, multiplicar y seguir apoyando”.

Aua Rainwater cuenta con 2 líneas de productos: Agua lluvia con maqui, murta o calafate, y agua lluvia pura light gas, las cuales se están promocionando a través de distribuidores para ingresar a hoteles y restaurantes. “Este canal es nuestro primer objetivo para posicionar la marca y dar valor al producto”, comenta Figueroa. “En una segunda fase, queremos ver oportunidades en el retail. Paralelamente, estamos explorando el mercado chino, donde estamos ad portas de concretar el envío de un contenedor para el mes de marzo. Por último, establecimos contacto con una distribuidora de aguas premium para el mercado nacional y comenzar a exportar a Panamá”.

Julio César Sleman concluye que este proyecto, además de los atributos señalados, plantea una interesante oportunidad de reconversión para los pequeños agricultores de la zona, quienes en los últimos años han sufrido los vaivenes y fragilidad de rubros tradicionales como la lechería y la ganadería. “La agricultura de la región tiene en los berries un potencial de desarrollo incalculable”, sostiene. “En consecuencia, la reconversión hoy aparece como una alternativa concreta para cientos de pequeños productores, con todos los beneficios que implica insertarse en las cadenas de valor del sector agroalimentario”.

Julio Sleman, María José Etchegaray, Pamela Bertín y Álvaro Figueroa

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