Trump se siente cómodo entre los suyos, los primeros elegidos para su gabinete tienen más dinero que un tercio de los hogares norteamericanos juntos. Equivale al PIB de muchos países pequeños y suman casi 13 mil millones de dólares. De los primeros 16 nominados, 11 son hombres blancos y por primera vez desde 1993, ninguno de los cuatro principales departamentos: Estado, Defensa, Tesoro o Justicia no estarán encabezado por una mujer o un miembro de algún grupo étnico. El gabinete de Trump es una mezcla de ricos empresarios, ex jefes militares y conservadores extremos.
Su campaña fue controversial, y no tradicional, y todo indica que se está preparándose para gobernar en esos mismos términos. Sin concesiones. De hecho, antes de asumir cuando se enfrentaban fuertes tensiones entre Washington y el Kremlin, en medio de la constatación de la CIA que hackers rusos trataron de favorecer a Trump en las elecciones, el presidente electo nominó a un ejecutivo que no esconde su sintonía con Rusia. Rex Tillerson, consejero delegado de la Multinacional Exxon Móbil, fue elegido como secretario de Estado.
Tillerson al mando de ExxonMobil estableció fuertes alianzas con Rusia en los últimos años y construyó una relación personal con Vladimir Putin. En 2014, después que Rusia anexionara Crimea y mandara fuerzas militares al este de Ucrania, ExxonMobil firmó acuerdos que ampliaban las operaciones en el Ártico y añadían prospecciones en Siberia. Si consideramos que en la campaña, Trump reiteró su admiración a Putin es esperable un giro en la política mantenida hacia Moscú. De hecho, Putin se ha mostrado receptivo a construir un nuevo diálogo con Estados Unidos.
Si a eso sumamos un Vicepresidente como Mark Pence, claramente alineado en llevar adelante una profunda revisión de muchas de las políticas impulsadas por el presidente Barak Obama, es esperable cambios en la política hacia Cuba, e intentos de revisión del pacto nuclear con Irán.
A ellos se suman Jeff Sessions próximo procurador de Justicia, con una fuerte posición antiinmigrante y acusado de racismo en más de una ocasión, Rick Perry, a cargo del Ministerio de Energía, crítico del cambio climático al igual que Trump, y Tom Price congresista republicano quien se convertirá en Ministro de salud, uno de los más críticos del Obamacare, la reforma de salud de Obama, que el presidente electo había señalado que una de sus primeras medidas si llegaba a la Casa Blanca, era intentar derogarla.
Trump asumirá su cargo el 20 de enero, y todo indica que intentará ser consecuente con sus promesas electorales. Su gabinete reafirma esa conclusión