La creación de cada escultura parte con un esqueleto de acero, luego les da cuerpo con varios calibres de alambres, pasando por las extremidades y la piel; envolviéndolas finalmente por completo. Cada figura incluye un corazón de piedra, grabado con su firma y son piezas únicas y personalizadas.
El artista coloca las hadas en lugares estratégicos para jugar con el entorno, lo que les da vida entre árboles o sobre soportes de metal, viéndose como suspendidas en el aire en diferentes posturas, cobrando vida propia.
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