La refugiada siria Daqqah Hanan, de 12 años de edad, quien vive en Brasil desde el año pasado, será una de las 10 personas que llevará la antorcha olímpica mañana martes en Brasilia, donde comienza el recorrido de la llama olímpica por el país.
Hanan fue elegida por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Río 2016, a partir de una sugerencia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), informó hoy el gobierno brasileño.
La niña siria llevará la antorcha por la Explanada de los Ministerios, poco después de que la llama olímpica deje el Palacio de Planalto, a las 10:00, hora local (13:00 GMT).
Según ACNUR, la conducción de la antorcha olímpica por una refugiada es un gesto simbólico de solidaridad con los refugiados en el mundo, en un momento en que millones de personas huyen de la guerra, el conflicto y la persecución.
Se calcula que en la actualidad existen en el mundo unos 20 millones de refugiados, el número más alto desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
La llama olímpica de los Juegos de 2016 fue encendida el 21 de abril en la ciudad griega de Olimpia, cuna de los Juegos Olímpicos.
El 26 de abril, el refugiado sirio Ibrahim Al-Hussein llevó la llama olímpica en el campamento de Eleonas en Atenas.
En Brasil, el relevo de la antorcha se inicia mañana martes y tendrá una duración de unos 90 días, hasta la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos el 5 de agosto en el estadio de Maracaná, donde será encendido el pebetero olímpico.
Los Juegos Olímpicos Río 2016 se desarrollarán del 5 al 21 de agosto y los Juegos Paralímpicos del 7 al 18 de septiembre.
Hanan vive en Sao Paulo en un pequeño departamento en el centro de la ciudad con su padre, su madre, hermano mayor y una hermana menor, junto con sus tíos y cuatro primos.
Totalmente integrada a la comunidad brasileña, la niña siria estudia en una escuela pública cerca de su casa, habla portugués con fluidez y tiene varios amigos brasileños.
La madre de Hanan está embarazada y espera dar a luz a finales de mayo.
La niña y su familia provienen de la ciudad de Idlib, 59 kilómetros al sureste de Alepo, capital de Siria, escenario del conflicto entre fuerzas gubernamentales y grupos rebeldes en la guerra civil.
La familia llegó a Brasil en 2015 gracias a los visados especiales del gobierno brasileño, que facilita la entrada al país de personas afectadas por el conflicto sirio.
La guerra en Siria ha causado más de 4,8 millones de refugiados, quienes viven principalmente en los países vecinos.
En Brasil viven cerca de 8.700 refugiados, de los cuales más de 2.000 son sirios.