Un verdadero terremoto político causó la renuncia del diputado Rubén Oyarzo al denominado Partido de la Gente (PDG), ya que en su salida acusó que la colectividad no posee un proyecto político y solamente tiene “negocios” y “chantajes”.

En una conversación con El Mercurio, Oyarzo dijo que llevaba un tiempo meditando su salida de la tienda política, explicando que “no estábamos en concordancia con el proyecto político que en un inicio era poner en el centro a la gente, ver sus prioridades, estar en terreno (…) veíamos que eso lamentablemente se perdía”.

Incluso sus dardos también apuntaron a que “yo veo que ahora el partido es más una secta; que hay malas prácticas, lo de la elección de la empresa publicitaria que son los mismos militantes del partido. Hay malas prácticas y tenemos un líder que no es líder, que viene a hacer turismo político”.

“Hoy no hay un trabajo coordinado en el partido. Vemos a una persona que es militante del partido que quiere liderar, pero dice A, nosotros los parlamentarios decimos B y la gente del partido dice C”, sostiene respecto al liderazgo de Franco Parisi.

Con la salida de Oyarzo, la bancada del PDG que inició con seis parlamentarios, ahora quedará solo con dos.