viernes, noviembre 22, 2024

Chile ¿país de opinólogos, expertos o solo ególatras contumaces expertos en nada?

Debe leer

Curioso y hasta irritante resulta ver la televisión, los portales de prensa y los medios escritos que, especialmente el fin de semana, copan páginas y minutos con opiniones de expertos, especialistas en todo y en la realidad en nada, porque dan recetas como verdades inaflibles y supuestos serios análisis inconducentes que solo ayudan a enredar a la ya enredada ciudadanía que con suerte los lee o escucha.  Este es un error de toda la prena -incluído Infogate- porque se recurre a este «recurso» de usar a los mal llamados líderes de opinión para que entreguen su sermón salvífico como si sus pensamientos, palabras y reflexiones sacarán al país adelante y fueran verdades ilumadas por el «Cielo».

Esa idea alocada de recurrir a los «expertos» es trasladable al uso de los oráculos en siglos pasados, recurrir a estas «mentes» privilegiadas es una forma culposa para amortiguar la ignorancia y la falta de explicación, algo así como recurrir a los adivinos de la era persa, pero ¿solucionan en algo los problemas de los países y del país en particular estos sabios consejos de expertos? NO, al contrario, crispan más el ambiente y además sirve de caja de resonancia para las audiencias cautivas de sus respectivos nichos que se retroalimentan con sus discursos, pero la gente real, el elector verdadero, ese que se traslada horas en el transporte público y que trabaja de sol a sol en un mall -sin ver el sol- no ve noticias, no lee a estos próceres posmodernos del adivinismo y menos compra diarios simplemente porque no les alcanza el dinero y si lo tuviera prefiere gastarlo en música o en alguna entretención menos terrorífica que leer y ver a estos señores presagiadores de males como su fueran los «jinetes del Apocalípsis».

Esta alocada idea de recurrrir a los expertos (en nada) ha sido tan inútil como creer que la política vela por el bienestar de la República, porque si fuese así la realidad de Chile sería otra y no estariamos con los problemas que arrastramos por décadas de décadas.

Así las cosas, la opiniología reinante en la República da cuenta de la pobreza ntelectual de toda la nación que de ve obligada a buscar en es pseudoerudítos la sapiensa que no se tiene o bien por falta de oportunidades o por simple flojera de no leer, de no informarse realmente sin tener que esperar que le den la «noticia» digerida con una «sana» recomendación del «experto» que tembién (sí el experto) obedece a intereses de terceros de esos los llamados poderes fácticos que son los verdaderos controladores del poder y que usan a estos señores y señoras de la opiilogía para instalar verdades parciales, subjetivas e interesadas. Por cierto no creen en estos neologismos de posverdad y demases, solo postonteras para los crédulos y snob de siempre.

La Tercera y su ejército de opinilógos y expertos que escriben y escriben sus recetas y consejos sabios para la plebe ignorante, pero no saben (los expertos) que no los leen mucho ya que para leerlos hay que estar suscrito al medio y no siempre es de libre acceso.

 

Otro medio que usa y abusa de los «expertos» El Mostrador, que incluso ha hecho de la opinión su caballo de batalla como recurso informativo, nada más lejos de la realidad, ya que la opinión NO ES INFORMATIVA es interpretación y como su nombre lo dice opinión que solo refleja el interés particular del escribiente o bien del grupo de interés que está detrás de él.
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