Reporte de Naciones Unidas aseguró además que avanzar hacia una verdadera economía circular significaría reducir la basura plástica en un 80%.
Sin duda el reciclaje es clave para frenar los niveles de contaminación por plásticos que existen actualmente. Sin embargo, lo cierto es que las implicancias de este hábito van mucho más allá de la reducción o de los residuos. Así lo determinó un reporte de Naciones Unidas que arrojó que avanzar hacia una verdadera economía circular no sólo permitiría reducir la basura plástica en un 80%, sino que además ahorrar $US 4,5 billones y crear 700.000 puestos de trabajo, principalmente en países de ingreso bajo, de acá al 2040.
Según planteó la entidad en el informe “Cerrar el grifo: cómo el mundo puede poner fin a la contaminación por plásticos y crear una economía circular”, conseguir estas metas es posible si es que se eliminan los subsidios a los combustibles fósiles, utilizados para hacer que los plásticos vírgenes sean más baratos que los materiales reciclados, se incluyen criterios para un contenido mínimo de reciclado en la contratación pública o en los contratos de adquisición y se mejoran los sistemas de recolección de desechos para facilitar el cambio hacia mayores tasas de reciclaje. Para Gabriel Fonzo, CEO de Integrity, empresa chilena que recicla plástico PET y crea materia prima para nuevos envases, esas medidas son importantes, pero también se debe poner la mirada en el consumidor: “Hoy una persona que bota una botella de bebida puede dejarla en cualquier basurero o reciclarla y el segundo escenario exige más esfuerzo sin tener un estímulo concreto. Debemos impulsar el cambio con incentivos reales, incluso económicos, que lleven a los consumidores a optar por reciclar siempre”.
En Chile, las nuevas normativas están buscando disminuir la generación de residuos y fomentar su reutilización y reciclaje. Es el caso de la Ley REP, que hace algunas semanas comenzó a operar también sobre envases y embalajes haciendo responsables de su gestión a los fabricantes, importadores y distribuidores. Desde la industria consideran que es un avance relevante, no obstante “la Ley no pone la mirada en las personas y ellos son la clave para que las tasas de reciclaje realmente se incrementen. Otro punto a considerar es la capacidad actual de las plantas donde se reciben y se procesan los desechos. Hoy su capacidad está al máximo, pero afortunadamente en el marco de la Ley, se están activando nuevas instalaciones”, puntualizó Fonzo, agregando que otro obstáculo es lo complejo que resulta reciclar en regiones “debido a los procesos logísticos, las distancias que deben recorrer los camiones cargados de PET y los costos asociados”.
En cuanto a las perspectivas, para Katherine Delgado, Decana de la Facultad Ingeniería, Ciencia y Tecnología de la Universidad Bernardo O´Higgins, UBO, existen varios desafíos “que tienen como base la educación ambiental para concientizar sobre el consumo y uso racional consciente de plásticos e incrementar el porcentaje de plástico reciclado, que no alcanza el 9%, y dar paso a su re valorización a través de la economía circular en el consumo y producción”.