Los periodistas y los medios somos malos para escribir acerca de nosotros mismos, porque se supone que debiéramos escribir noticias o notas de interés. «Nosotros no somos la noticia». Pero ante la actualidad nacional, como los casos de corrupción y de financiamiento irregular de la política (entre otros) y el contexto noticioso en el que nos estamos desenvolviendo, creo que es nuestro deber mirarnos y preguntarnos si estuvimos y si estamos a la altura de las circunstancias.
Es claro que, gracias a la labor periodística, algunos de estos casos han logrado llegar a la justicia o se han podido destapar historias de algunos políticos con prácticas ilegales, pero la idea acá es ser honestos y no darnos palmaditas en la espalda.
Quienes llevamos ya un tiempo trabajando en información debemos hacernos responsables de que la mayoría de los casos que hoy repudiamos y que son de mayor trascendencia o connotación nacional, han salido a la luz pública gracias a una demanda laboral o gracias a que alguien vinculado a la historia habló (Penta: demanda laboral, Caval: demanda laboral, SQM: arista que se desprendió del caso Penta, etc…).
Es normal que cuando se trabaja en información se escuchan muchas cosas. Algunas verídicas, otras no y otras que vale la pena investigar. Sobre todo del mundo político, de la Moneda, de empresarios, de instituciones y de líderes. Ese es el mundo en el que nos movemos. Y durante muchísimos años se escucharon cosas como lo de boletas por servicios no prestados, empresas que financiaban a políticos y partidos.
Durante mucho tiempo fuimos testigos de estilos de vidas de diputados, senadores y políticos, más allá de las posibilidades que les dan sus dietas parlamentarias o sus puestos en ONG o en el partido. Y aquí es donde nosotros los periodistas estamos en deuda. Acaso no vimos que la cantidad de publicidad en las calles y medios de comunicación no calzaban con los dineros declarados al Servel.
Acaso no vimos a políticos salir de un cargo y no volver a trabajar nunca más en el mundo privado como lo haría cualquiera de nosotros que pierde un trabajo. Acaso no vimos viajar en avión a MEO. Si escuchamos, si vemos o si algo se repite, es nuestro deber investigar, preguntarnos y preguntar. Ir más allá de lo que diga un editor o el medio donde nos encontramos trabajando. Así como un doctor salva vidas independiente a donde se encuentre, un periodista debiera estar siempre mirando y preguntándose si está correcto, si lo que descubrió está dentro de las normas, si lo que está viendo debiera estar sucediendo independiente a que se haya convertido en una habitualidad.
La prensa en Chile luchó para terminar con las restricciones a la información y la censura que impuso la dictadura. Esa generación de periodistas contribuyó muchísimo a restablecer la democracia en nuestro país. Pero creo que las generaciones que vinieron después estamos en deuda. Ya no nos debemos contentar sólo con tener democracia, debiéramos trabajar por tener una buena democracia. No debiéramos estar satisfechos sólo por tener acceso a la información, a conferencias de prensa o a fuentes formales, sino que nuestra labor termina cuando la información que nosotros consideramos necesaria, no la que nos quieren contar, la tenemos lista para difundir. No podemos estar tranquilos sólo porque existen medios digitales abiertos e independientes o porque hay leyes que nos ayudan a ejercer el derecho a la información. Debemos entrar en la etapa de evaluar nuestra entrega informativa y de luchar para que no se cierren las puertas a la información que realmente importa.
Es hora de entrar en la etapa de mirarnos a nosotros mismos y de pensar si estamos contribuyendo a que este país tenga información verídica y relevante para tomar decisiones.
Es la hora de entender que somos uno de los pilares que mantiene la democracia y que no nos debemos amedrentar por personas en cargos de poder ni por jefaturas ni por investiduras. Somos un poder igual que ellos y por ende tenemos una responsabilidad social. Pensemos si estamos siendo merecedores de ese poder y de si estamos cumpliendo con esa responsabilidad al ejercerlo.
