viernes, noviembre 22, 2024

Análisis estratégico: Negativo Impacto de China en la economía nacional

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Incorporar el análisis de escenarios no solo permite anticipar los puntos de inflexión y cambios sino que también disminuir la incertidumbre en los ámbitos políticos y económicos entre otros. Para ello identificar los factores de relevancia estratégica que impactan o inciden en los objetivos e intereses nacionales es una condición primordial.

Todo ello es esencial para aceptar la lección de que no se puede apostar sólo a una mega gran economía en desarrollo para la industria de las exportaciones de materias primas chilenas. Al efecto, Chile posee una alta dependencia de China en virtud de la alta concentración de exportaciones de recursos naturales. Cobre, madera y también alimentos sufren el impacto del menor consumo chino.

Los análisis financiero-político hablaban a comienzos de año que la moneda china, el Yuan, se fortalecería ante el dólar y algunos medios de prensa y agencias noticiosas financieras le definieron amplia cobertura a las misiones económicas chinas en Europa, anunciando –en ese entonces- que para fines de 2015 el Yuan sería una de las monedas de inversión desplazando al dólar. Esta idea, alentada por Rusia, pareciera ser sólo eso: una idea.

Este martes (11 agosto) el Banco Central chino devalúo su moneda alertando a todas las economía exportadoras de materias primas.

En el caso de Chile, las señales negativas a las exportaciones se vienen dando de manera sostenida: Cobre, madera, frutas y otros envíos han disminuido de manera sostenida y todo indica que ese será el panorama para el resto del año, golpeando –de paso- a la economía nacional y sus escenarios estratégicos de viabilidad nacional futura. Variados informes explican que el cobre seguirá a la baja y podría incluso bajar de los 2 dólares la libra en el futuro cercano. Un escenario que aumenta sus probabilidades conforme los actores internacionales empiezan a adecuar sus posiciones.

Entre los factores a considerar en un análisis estratégico, está el de tener presente los riesgos asociados a depender de manera importante de un país en términos de exportaciones y/o depender de pocos recursos de exportaciones como sostén de la economía nacional. En este sentido, basta que China estornude para que Chile tenga una pulmonía.

Las proyecciones de los analistas internacionales, es que el cobre seguirá a la baja por un periodo de tiempo más prolongado, porque simplemente las políticas de ajuste de China no solo implican una desaceleración programada que supone una disminución de la demanda y la búsqueda de nuevos proveedores de materia prima, lo cual enfoca el esfuerzo chino en África por ejemplo. China ha ingresado a una proyección estratégica que marca un puto de inflexión y cuyo despliegue significa cambios importantes desde ahora al 2025.

Es el caso de su estrategia One Belt-One Road (Estrategia China para expandir el rol e influencia de China en el mundo occidental para contrarrestar la posición de EE.UU. Esta estrategia plantea una cooperación multidireccional conectando todos los países al sudeste de Asia, Medio Oriente y Europa) y su estrategia de “Made in China” (Estrategia a 10 años lanzada en mayo de 2015, cuyo objetivo es transformar a China en un poder manufacturero mundial). Estas dos estrategias son esenciales para entender y construir los escenarios futuros que enfrentará Chile.

Este análisis estratégico implica a todos los países que apuestan a que su crecimiento económico depende de China, como el caso de Perú, Ecuador, Venezuela, Colombia además de Chile por cierto.

Otro damnificado: Las forestales

El Instituto Forestal (Infor) del ministerio de Agricultura, informó que las exportaciones de madera durante el primer semestre de este año cayeron 9,35% durante la primera mitad de este año y que representan US$2.712 millones, el monto más bajo desde 2012, afirma el Infor.

El presidente de la Corporación Chilena de la Madera (Corma), Fernando Raga explicó que “los valores se vieron afectados por la reducción del precio de la celulosa de fibra larga. La demanda está algo más ralentizada, pero continúa siendo activa”, dice bajando la preocupación.

Cabe recordar que de las exportaciones madereras chilenas, el 46% va a China, Estados Unidos y Japón.
Pero el otro problema que se evidencia, a partir de esta situación puntual con China, es que la “industria exportadora nacional” no puede seguir siendo tan básica, es decir, solo materias primas.

La falta de industria chilena real hace que los impactos de las crisis económicas puntuales de los países destino sean más duros para el país. Ello implica una necesidad urgente de potenciar un proceso de industrialización asociado a tecnologías, procesos innovadores y una política efectiva de resguardo de la propiedad industrial entre otros aspectos. Esta afirmación no es nueva, la cuestión es que obstaculiza su implementación.

Al efecto, resulta de interés considera que la actual discusión de la reforma laboral se focaliza en una economía básica o primaria y desconoce la necesidad de generar condiciones adecuadas para un escenario laboral de base industrial por ejemplo.

Chile importa casi todo y produce muy poco. Las explicaciones son los costos de producción involucrados y discursos cómo que no se puede competir con mano de obra tan barata como la china o la de India, pero lo cierto es que países tan “emergentes” como el nuestro sí potencian la industria nacional y fomentan la producción local: Argentina, Perú, Brasil e incluso Bolivia han diseñado una política de Estado para mantener viva la industria local que se transforma en motor de consumo interno lo que se traduce en mitigación de efectos de crisis económicas internacionales.

Estas son las que se denominan Estrategias Nacionales y se nutren de análisis de escenarios derivados de centros de pensamiento estratégicos ubicados en el propio Estado y en las empresas privadas.

Fomentar la producción industrial también debe tener una mirada estratégica país y desde hace más de 40 años que las industria chilena va desapareciendo y sucumbe ante la comodidad de la importación “buena, bonita y barata” que ofrece China y otros países que producen a costos muy, muy bajos. Esta lógica de la utilidad a corto plazo carece de pensamiento estratégico y solo asegura una economía de subsistencia en base a los servicios en torno a una plataforma financiera.

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El factor alimentario
En el primer gobierno de Bachelet se plantea la idea de convertir a Chile en potencia alimentaria, lo cual es tomado por el Gobierno de Piñera en su discurso. Está claro que Chile no es hoy en día una potencia en esta área. No se requiere un acucioso estudio para cruzar las variables de crecimiento demográfico en China, India y África para entender que un insumo fundamental a futuro es y será el alimento, especialmente aquel de base agrícola con valor agregado. Ello implica prepararse ahora y analizar los factores determinantes de dichos escenarios. No hacerlo significa desperdiciar oportunidades que exigen información procesada del Estado pero también voluntad de sector privado. Esto significa una visión integrada de naturaleza estratégica del país.

En suma, la devaluación China constituye una alerta estratégica para Chile. China no solo está devaluando y limitando su crecimiento sino que está desplegando estrategias concretas que implican un cambio de rumbo en el manejo de su economía a futuro.

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