El ser humano es el único animal que ríe. Esta maravillosa capacidad de reír tiene un enorme valor para la mente. Las ingeniosas historias, metáforas y juegos de palabras nos permiten reflexionar sobre nuestra realidad desde otra perspectiva. La risa no es solo distracción y diversión, es también una poderosa herramienta para darnos cuenta de cómo son las cosas y que es necesario hacer algo para cambiarlas.
Lo que ha pasado en el Festival de Viña del Mar en las últimas noches no es negativo en absoluto, y, en efecto, libera esas «fuerzas» que se encuentran dormidas mientras no son despertadas por la risa. Pero algo falta, algo más que simplemente reír y aplaudir. Lo que se necesita hoy es que la risa se transforme en un compromiso activo de los ciudadanos en la discusión pública. Si no tenemos compromiso con la discusión política, es muy posible que pasen muchos años donde el humor sea la tónica que nos gobierna.
Las elecciones de este año son una oportunidad para comenzar a actuar. Si no va a votar ni se interesa en el asunto, entonces después no se queje de que le pasaron la boleta, y, en ese caso, limítese a reír.