Moda, perfumería, fotografía y espectáculo son los cuatro ejes de la exposición ‘Thierry Mugler, Couturissime’, que reúne más de 140 piezas en el Museo de Artes Decorativas de París
Algunas lo conocerán por haber vestido recientemente a Beyoncé, a Cardi B y a Kim Kardashian, a otras les sonará por el perfume Angel de Mugler. La exposición ‘Thierry Mugler, Couturissime’ en el Museo de Artes Decorativas (MAD) de París traza un espectacular recorrido por la carrera y el universo del diseñador francés Thierry Mugler.
Moda, perfumería, fotografía y espectáculo son los cuatro ejes de la exposición que reúne más de 140 piezas, desde 1973 hasta 2014. La escenografía, inmersiva, pensada para estimular los sentidos, permite imbuirse en una sensual traducción de las filias, de las obsesiones, de la inspiración y del estilo del creador.
Sus siluetas sobredimensionadas, con enormes hombreras y encorsetadas cinturas, encarnan el imaginario de la moda de los años 80. Ha quedado adscrito en esta década, en la que alcanzó la cima de su carrera, pero la sombra de Mugler es alargada e integra las que integra las páginas de la historia de la moda.
Inspirado por el reino animal, creó trajes que fantaseaban con una nueva especie híbrida, poseedora de lo más bello de cada subtipo animal. Fruto de ello es el vestido Chimère de la colección de alta costura 1997. Este tipo de piezas, algunas de colecciones prêt-à-porter, muestran una laboriosidad propia de la alta costura y encuentran una continuidad en las del creador inglés Alexander McQueen.
Mugler fue muy innovador en el uso de materiales, en los años 90 subió a la pasarela prendas de látex, cristal, un dos piezas de caucho y una robótica armadura (Maschinenmensch) inspirada en ‘Metrópolis’ y realizada junto al ingeniero aeronáutico Jean-Pierre Delcros.
Estas creaciones futuristas con toques industriales y medievales se exponen junto a elaborados y sofisticados vestidos de noche con clara inspiración en los años dorados del cine de Hollywood.
La visión de la moda de Mugler sobrepasó los límites de las creaciones vestimentarias, en un abordaje wagneriano de arte total. “Mi verdadera vocación es el espectáculo”, dice el creador francés. El que fue bailarín de ballet en la Ópera de Rin concibió sus desfiles como funciones. Las prendas formaban parte de un espectáculo, un todo teatral: modelos, escenografía, música, luces, que pueden verse reproducidos en una sala repleta de pantallas en el MAD.
Fue el primer diseñador en vender entradas para sus desfiles: 4.000 personas compraron entradas a 175 francos para asistir al desfile de 350 modelos en su décimo aniversario. Un estilo de celebración que recuerda al desfile-festival musical de Olivier Rousteing por sus 10 años en Balmain.
Este concepto de moda tan próximo al escenario le convirtió en diseñador de vestuario en múltiples proyectos, entre ellos ‘Zumanity’ del Circo del Sol o ‘La tragedia de Macbeth’ en la Comedie Française, cuyos trajes de 1985 se muestran en la exposición. Mugler estuvo también muy cercano a la música, vistió a David Bowie a lo largo de toda su carrera musical y hasta el día de su matrimonio, y llegó a dirigir el videoclip ‘Too Funky’ de George Michael.
Su objetivo fue hacer que las mujeres vestidas de Mugler parecieran más fuertes de lo que realmente eran. Esta apariencia firme, arrolladora, sensual, fue objetivo del erotismo y fetichismo del fotógrafo Helmut Newton, con quien trabajó en su primera campaña publicitaria y le instó a que tomara él mismo las fotografías tras sus constantes interrupciones.Helmut Newton, el gran maestro de la fotografía y de la moda.
Junto a estas emblemáticas imágenes se exhiben las que él capturó para sus campañas publicitarias en un iceberg en Grönland, en las dunas del Sahara, las de vista de águila del edificio Chrysler o en el techo de la Ópera de París. Imágenes en las que la grandeza del paisaje o de la arquitectura no eclipsan la espectacularidad de la modelo vestida de Mugler.
No solo ha sido diseñador, director, fotógrafo, sino que fue un hombre de negocios. Angel fue lanzado en 1992 como el primer perfume de la familia olfativa golosa, y desde entonces ocupa constantemente el podio de ventas en la perfumería. Una sala olfativa y plagada de reflejos de cristales emula su botella joya con forma de estrella biselada.
En 2002 el creador abandonó su propia firma y se bautizó Manfred Thierry Mugler para dedicarse a otros proyectos en el mundo del espectáculo. Desde 2020 las divisiones de moda y de perfumería pertenecen a L’Oréal.
La exposición, diseñada y producida por el Museo de Bellas Artes de Montreal, viajó al Kunsthal de Rotterdam y la Kunsthalle de Múnich. En el Museo de Artes Decorativas de París estará abierta al público hasta el 24 de abril de 2022.
Fuente: Vanitatis
