Maite Alberdi es la directora tras una de las propuestas cinematográficas más interesantes de lo que va de año. El agente topo, pues ese es su título, llegó a los cines españoles el pasado 18 de marzo haciendo gala de un timing perfecto. Si durante el año 2020 fueron las personas mayores las más afectadas por la pandemia, en este atípico documental son las absolutas protagonistas y consiguen conformar una de esas películas que cuesta olvidar. La vejez y cómo la tratamos es lo que podría considerarse el tema central de este largometraje de no ficción que se estrenó en el pasado Festival de Sundance y ha conseguido un muy buen balance en la temporada de premios. Estuvo nominada como Mejor documental en los últimos premios Goya y el próximo 25 de abril podría hacerse con el Oscar en esa misma categoría. Es la única película latinoamericana que ha conseguido una mención en 2021.
Tras un año en el que documentales novedosos y arriesgados –My Mexican Bretzel o El año del descubrimiento son ejemplos de ello– han ocupado en los cines el lugar que ha dejado la ausencia de grandes estrenos, El agente topo ha llegado dispuesto a hacer que nadie eche de menos los blockbusters que en estas fechas hubieran copado la cartelera. El documental propone, casi como si de un largometraje de cine negro se tratara, contar al público la historia de los mayores, de aquellos que viven en residencias. Para ello se inspira en una realidad de Chile: la de los detectives que se infiltran en estos centros para comprobar que los ancianos que están solos están bien cuidados. Es Sergio Chamy el encargado de tomar el papel de quien se inscribe para dar fe de que todo sigue bien, un octogenario de empatía desbordante que sirve como hilo conductor del documental.
Esta producción provoca la carcajada, pero también alguna que otra lágrima. El agente topo sirve como reflexión acerca de cómo se trata a los mayores en las sociedades occidentales, cómo hacen para convivir con un exceso de tecnología que les resulta hostil o cómo se enfrentan a la soledad. Ante la sospecha de que una de las internas en una residencia no lo está pasando bien, el protagonista se pone manos a la obra para encontrarla y esclarecer si el trato que recibe es óptimo o todo lo contrario. Aprovechará entonces para crear vínculos con todas las personas que pasan por el documental y utilizará el recurso de hablar directamente con el equipo o con la propia audiencia a través de la ventana al exterior que supone la cámara que lo sigue en todo momento.
Con un ritmo tranquilo y pausado, acorde con la edad de las personas que aparecen a lo largo del metraje de El agente topo, el documental busca también reflexionar acerca de la soledad no deseada, la que afecta a gran parte de los mayores. A medida que se acerca el desenlace, esta producción deja a un lado la comicidad de los primeros momentos y va ahondando en la situación menos divertida de quienes echan de menos a sus familias, buscan relaciones en la vejez en las que poder profundizar o se enfrentan a los primeros estadios de la demencia. Maite Alberdi, con una carrera como directora con 7 títulos de este tipo a sus espaldas –en los que también ha explorado la realidad de las personas con síndrome de Down o la relación de Chile con la religión católica–, podría alzarse con el Oscar el próximo 25 de abril, lo que supondría el broche de oro para una de las películas de 2020 que más conversación han conseguido generar.
Fuente: Vogue España