A partir de ahora la Patria comienza a transitar por una historia con más democracia y más participación. Por un camino distinto a lo que en su momento fue la resignación de asumir y acatar una Carta Fundamental hecha de manera inconsulta, por unos pocos y entre cuatro paredes. A partir de hoy, luego del contundente triunfo del plebiscito por una Nueva Constitución, y además por construirla través de una Convención Constituyente -donde debemos procurar la participación de las y los mejores ciudadanos representantes de todos los estamentos del quehacer de la ciudadanía- se comienza a escribir una página dorada de nuestra historia republicana y democrática.
Desde hoy no podremos ser espectadores de lo que nos toca asumir, y hablo como ciudadano, ahora nos toca comenzar a buscar, de aquí hasta enero, a las y los mejores representantes de la comunidad, los mejores dirigentes vecinales y gremiales, los mejores representantes de los pueblos originarios, los mejores dirigentes de la diversidad de organizaciones y representaciones que tenemos en nuestro país, los mejores científicos, los mejores constitucionalistas, los mejores empresarios. Todos ellos deberán trabajar con una sola meta: hacer que lo que la historia, con sus bondades y carencias nos enseña, y lo que el estallido social nos restregó en la cara. Después de la inscripción de candidatos (as) el 11 de enero y la elección del 11 de abril próximo, la tarea será la construcción de un Chile más justo, más solidario y donde se termine la economía del abuso, las colusiones, los escándalos institucionales, o los enormes extremos de riqueza y pobreza que hoy lamentablemente existen.
Tenemos que ser más equitativos y emparejar la cancha, y eso no puede quedar al arbitrio de un Gobierno, cualquiera sea. Hay condiciones básicas de la convivencia social, de la actividad económica y del compromiso por desarrollar y formar personas, que no pueden quedar a expensas del Gobierno de turno para «interpretar» la Constitución y transformarla en leyes o reglamentos al antojo o de acuerdo a la visión particular de cada Gobierno.
Hay cuestiones básicas y fundamentales que tienen que quedar clara y permanentemente establecidas en la Carta Fundamental y en base al Chile que queremos, a la visión de país que buscamos, al Chile por el cual todos y todas tenemos que ponernos a disposición en sintonía, comunidad y unión.
La “unión hace la fuerza”, y la fuerza es la que hoy necesitamos para salir bien de la pandemia y de las causas del estallido. La tarea que vendrá será entregarles una mejor Patria a las nuevas generaciones.
Sobre el autor: Iván Flores García es diputado (DC) por el Distrito 24, Región de Los Ríos.