domingo, diciembre 22, 2024

La diáspora del invisible coronavirus que podría haber partido en la Conferencia Mundial del Clima en Madrid

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Podría decirse que posibilidades o hipótesis no faltaron para continuar con su trágico caminar a partir de los casos sospechosos ocurridos en Francia el 27 de diciembre, y, previamente otras extrañas afecciones neumónicas en WUHAM en noviembre, auspiciando los peores escenarios posibles para el mundo.

Podría decirse también que tampoco faltaron coadyuvantes preliminares en el escenario de la Conferencia del Clima en Madrid, pero lamentablemente sin medios de defensa.

Un proscenio de 113.000 m2.; 7 Pabellones y un permanente tránsito de unas 30.000 personas procedentes de unos 100 países con contactos multilaterales entre sí, deambulando muchas horas durante dos semanas por recintos mayormente cerrados, podría constituir el cuadro opuesto recomendado posteriormente por las autoridades sanitarias.

Para colofón, su clausura, supuso la probable salida en tropel y “diáspora” hacia sus puntos de origen de los países participantes. Es decir, no faltaron elementos qué podrían constituir la habitualmente denominada “tormenta perfecta”.

Mediante la correspondiente pregunta, podríamos plantearnos una valoración retrospectiva sobre algunas conclusiones procedentes de la OMS y comentarios aparecidos en un diario madrileño, que invitan a reflexionar sobre el supuesto de que el virus estuviese merodeando en las fechas previstas para la inauguración de la citada Cumbre, quizás con el “certificado de importación aún inmaduro” en el bolsillo y acechando desde el cielo de Madrid.

Aseveraciones del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón en este sentido, apoyan la certeza de la aparición de infecciones en China en noviembre detectadas con anterioridad a la Cumbre, y que coadyuvan el presente supuesto.

El autor de este artículo, acreditado por Naciones Unidas ante dicha Conferencia Mundial, estuvo presente permanentemente durante dos semanas mediante largas horas dentro del Recinto Ifema, asistiendo a la casi totalidad de las conferencias climáticas impartidas por los científicos; con charlas con los técnicos de las Administraciones Autonómicas; especialistas extranjeros, así como responsables políticos nacionales e internacionales. 

Precisamente, días después de finalizada la Conferencia, el autor -a través de los medios de comunicación- tuvo noticias de contagio sufrido por la alcaldesa de Puertollano, tras un doble positivo, la cual, supuestamente, pudo como hipótesis, contraerlo junto a uno de sus asesores en IFEMA, lugar donde estuvimos cambiando impresiones.

Nadie podía sospechar en aquel entonces qué aquellos escenarios por donde transitaron miles y miles de personas procedentes al menos de un centenar de países, pasarían a convertirse en breves fechas después en el Hospital de Emergencia más grande de España, con unas 1.500 camas convertidas en habitáculos de desesperación ante los ojos de los profesionales que lo atendían, así como familiares, testigos imperantes de un caos desolador.

Puede decirse que le fallamos al mundo durante muchas semanas y aún seguimos haciéndolo hasta que no se encuentren los antídotos oportunos para contrarrestar al virus, el cual continúa asolando de forma impenitente, mediante el contagio y la muerte especialmente a los más vulnerables.

Las cifras oficiales auspiciadas por la OMS bajo criterios muy conservadores, chocan con las muertes ocurridas según los Registros Civiles o con cualquier modelo matemático aplicable.

La díaspora del virus en su recorrido por las Américas

Ningún país cuenta de forma real a sus fallecidos, basándose en guardar las mejores apariencias posibles ante temas tan delicados y constantes.

En Latino América, se superan los ¿50.000? fallecidos con dificultades de conteo en algunos países, siendo Brasil el epicentro con más de 600.000 contagios y unos 34.000 fallecidos.

La situación chilena rozando los 123.000 contagios, sólo registra algo más de un 10% de fallecidos (1.448), la cual puede considerarse como no excesivamente alarmante.

En peor situación esta Perú con 184.000 y 5.162, respectivamente.

En cuanto a España, el Autor adelantó el pasado mes de abril en su Artículo: “ESPAÑA, HUERFANA DE RECURSOS EN ESCENARIOS CADA VEZ       MÁS CONVULSOS” (w.w.w. modificadosobraspublicas.com) unas cifras estimativas producto de su propio estudio llevado a cabo sobre el número de féretros que se fabricaban aceleradamente en España para las funerarias, siendo la cifra reflejada en el citado Artículo de un aumento de producción en abril 2020 de un 40% superior a lo habitual.

No andábamos muy descaminados por aquellas fechas comparándolo posteriormente con los datos oficiales de unos 4.000 Registros Civiles, según ATRESMEDIA, respecto al afloramiento de 40.000 fallecidos adicionales a los esperados durante la crisis del coronavirus.

En fin, se trata de una teoría o supuesto más, catalogable o no desde estudios más profundos a la búsqueda de ese CABALLO DE TROYA, sobre el cual, bien demasiado tarde o nunca, conoceremos sus funestos orígenes.

Sobre el autor:
Jesús Antonio Rodríguez Morilla, abogado, Doctor en Derecho Cum Laude, www.modificadosobraspublicas.com

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