El coronavirus desnudó al planeta completo. Ante una amenaza común, se hicieron evidentes las diferencias entre países. Para empezar cómo se enfrenta la crisis, agreguemos a ello las distintas capacidades sanitarias pre existentes y la eficiencia con la que reaccionaron las autoridades. Por supuesto, detrás de ello también está presente el nivel de desarrollo de los países y sus diferentes grados de gobernabilidad.
Considerando todos estos elementos, destaca el desempeño de Corea del Sur. La natural pregunta es porque. Ahí surge una primera evidencia, en América latina conocemos muy poco de ese lejano país.
Partamos por sus datos básicos. Corea del Sur es un país nuevo, surgió luego de la guerra civil a principios de la década de los 50. Un conflicto típico de la Guerra fría que concluyó con un arministicio –hasta la fecha no existe un tratado de paz- que posibilitó un alto al fuego. Corea se dividió entre Corea del Norte y Corea del Sur. Uno apoyado por Pekín y Moscú; y el otro, por EEUU y sus aliados.
Cabe decir además que la península coreana posee una particular posición estratégica: es un punto donde confluyen los intereses de varias potencias: China, Japón, Rusia, y desde el siglo XX, los EEUU. Los coreanos han defendido por siglos su independencia pagando altos precios por ello, lo mas duro fue la ocupación japonesa que duro la primera mitad del siglo XX. Terminada la Segunda Guerra, los EEUU y la Unión Soviética dividieron el país, luego vino la guerra civil y allí se consolidó la división. Hasta hoy. No fue el único caso, Alemania y Viet Nam corrieron similar suerte.
En Corea del Sur, la situación de la post guerra fue dramática. Un solo dato: el ingreso per cápita anual era inferior a 100 US. Desde esa fecha hasta hoy, distintas generaciones de coreanos se han propuesto una meta: superarse y lograr su desarrollo. Lo lograron. Desde hace algunos años, Corea del Sur es una de las diez economías mas poderosas del mundo. Poseen un elevado nivel tecnológico, sus empresas inundan el mercado mundial, desde hace décadas su juventud se especializa cada vez mas, incluso tienen un gran desarrollo en su industria militar, siendo capaces de fabricar naves de gran tonelaje y aviones de ultima generación.
Este acelerado desarrollo hoy se nota en la diferencia entre generaciones. Los abuelos coreanos que crecieron en la escasez y la austeridad, “aperraron” toda su vida. En cambio, los jóvenes que nacieron en el siglo XXI, han crecido en una prosperidad que no los diferencia de los jóvenes estadounidenses, europeos o japoneses. Su música (k-pop) la lleva entre los jóvenes del planeta, incluidos los latinos.
Quienes los conocen bien coinciden en que la principal fortaleza de los coreanos es su voluntad de superación y esfuerzo. Durante varias décadas, en un esfuerzo sostenido, se masificó la educación y se invirtió en ella. Muchos jóvenes se especializaron en EEUU, Europa y Japón. Las empresas coreanas descollaron por su productividad y fueron ganando espacios sucesivos en otros países.
Al estallar la pandemia, los coreanos fueron de los primeros en recibir el contagio desde China. Pero su desarrollo permitió aplicar su tecnología: mediante aplicaciones ad hoc, pudieron controlar, darle seguimiento y atender a los contagiados. Desplegaron una amplia campaña de testeo. Su industria permitió abastecer las mayores necesidades de insumos sanitarios. Su infraestructura de salud se había desarrollado acorde a su estatura económica. Agreguemos la disciplina de su población. El resultado es que fue uno de los primeros en controlar la pandemia. Los coreanos no se conforman con “aplanar la curva”, o sea, patear la pandemia para adelante manteniéndola en un nivel controlable. Ellos están terminando con los principales focos infecciosos mientras sus científicos y laboratorios trabajan (a lo coreano) en la fabricación de la vacuna. Los coreanos son tenaces, y arremeten tras un objetivo hasta lograrlo.
Pero los logros de Corea no se limitan a los sanitarios. Pese a todo el inconveniente que provoca la pandemia, los coreanos fueron capaces de llevar adelante sin problemas su proceso electoral que renovó la Asamblea Legislativa a mediados de abril. Pese a las comprensibles dificultades, las recientes elecciones fueron las mas concurridas desde 1992. Votó un 66% de los ciudadanos. Por cierto, votaron hasta los que estaban en cuarentena, bajo observación. Con los debidos resguardos (mascarillas, distancia, social, salida controlada para ir a votar), se les facilito la primera hora de votación para que ejercieran sus derechos y luego retornaran a su cuarentena. Funcionó. Corea demostró al mundo no sólo que sabe enfrentar la pandemia. Los surcoreanos nos demostraron que el ejercicio de los derechos democráticos no está reñido con los cuidados de la salud. Gran lección para América latina.
Digamos que la democracia coreana es joven. En décadas recientes Corea vivió experiencias autoritarias, pero la ciudadanía se impone. La apertura democrática se consolida a partir de los años 80, inclusive siendo capaz de deponer a autoridades elegidas, pero que tomaron por el Callejón de la Corrupción. Cerremos la historia, en las recientes elecciones, ganó el partido Demócrata por sobre el conservador “Partido del Futuro”. Triunfó el partido del presidente Moon Jae In. Pero sobre todo, triunfó la democracia y una vez mas los coreanos nos dan una sana lección. Han construido una democracia joven y vigorosa.
Decíamos que la situación estratégica de Corea no es fácil. De partida está pendiente el tema de la división del país en dos Estados. La reunificación de Corea es uno de los principales desafíos. Uno hecho sin precedente de estos últimos años han sido los encuentros entre Moon Jae-In y Kim Jong-Un. No se ha avanzado lo rápido que muchos quisieran, no es fácil, pero los dos mandatarios envían una potente señal al mundo: los problemas de los coreanos es cuestión de los coreanos.
Lo anterior no es fácil. No solo por los coreanos. Decíamos que varias potencias tienen objetivos enfrentados en torno a la península coreana. Para empezar, suponiendo un exitoso proceso de reunificación, el resultado seria la emergencia de un Estado de mas de 70 millones de habitantes, con una poderosa economía en el sur, un gran poderío nuclear en el norte y un sur con importantes capacidades estratégicas.
El Norte propone avanzar en un proceso de unificación que implique el retiro de las tropas de EEUU acantonadas en las bases que hoy mantiene en Corea del Sur y conformar una Confederación Coreana. Para Corea del Sur los EEUU son su principal aliado. El Sur propone un proceso de unificación que prevé tres pasos: Reconciliación, Comunidad Económica Coreana y Unificación. Una reunificación con hegemonía del sur es vista por Beijing como el preludio de la instalación de tropas estadounidenses en sus fronteras. Un retiro de las tropas de EEUU –y una subsistencia del poderío nuclear de Corea del Norte- seria visto como una amenaza a su seguridad de parte de Japón y se inclinaría tras su rearme. Un rearme japonés es inaceptable para los chinos, (y también para los coreanos). En suma, como se puede observar, el ajedrez no está fácil.
Corea del Sur se acerca a América latina. No es fácil, por que el desconocimiento es mutuo. Firmó su primer tratado de libre comercio con Chile, a inicios de siglo. Pero tuvo que enfrentar una feroz resistencia de los campesinos coreanos. Estos, tenaces como buenos coreanos, armados de bastones y equipados para la lucha callejera se enfrentaron con ferocidad con la policía. En varias oportunidades el congreso se vio rodeado y fue impedido de sesionar. Los agricultores coreanos pensaban que Chile era una gran potencia agraria y temían ser desplazados por nuestros productos. Al final, en medio de feroces medidas, el congreso aprobó el Tratado. A las pocas semanas de entrar en vigencia, los televisores y los electrodomésticos coreanos cayeron de precio de manera sustancial en el mercado chileno. Muy pronto, las empresas de la competencia americana, japonesa y europea también tuvieron que bajar sus precios. El vino y los salmones chilenos empezaron a fluir a las mesas coreanas. Hoy son otros tiempos, los Hyundai y los Kia compiten con las automotrices japonesas, americanas y europeas e inundan las calles chilenas. Los productos surcoreanos compiten con éxito en el mercado de celulares, electrodomésticos, y productos de alta tecnología.
En suma, la experiencia coreana nos puede enseñar mucho. Lo han hecho bien. Nuestros jóvenes lo captan con plenitud y por eso entre ellos, el pop coreano es desde hace años la música mas popular. No estamos haciendo una oda, su elevado desarrollo ha sido acompañado de niveles de desigualdad, genialmente reflejada en el film “Parásitos”. Pero podríamos decir que es una desigualdad que no frena la inventiva, especialmente en la juventud. Tampoco limita los derechos democráticos, y ya sabemos, ha generado un sistema sanitario que cuida con eficiencia a toda su población. Pero aclaremos, según el Indice Gini, Corea del Sur es mas igualitaria que muchos países europeos y los propios EEUU. Ni digamos Chile.