sábado, diciembre 6, 2025
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El buque inglés

A fines del 2022, con ocasión de la ExpoNaval de ese año y la necesidad de un mantenimiento, el buque HMS Forth, de bandera británica, solicitó el correspondiente permiso para recalar en puertos chilenos. Cabe recordar que, según nuestra normativa legal, este tipo de transito se rige por el derecho internacional, en concreto por la llamada Convención del Mar (Convemar).***

Si bien en un principio nuestras autoridades otorgaron el permiso, con posterioridad lo denegaron, en gran parte por la fuerte reacción de la diplomacia argentina que vinculó la presencia de dicho buque a su reclamo por las Falkland/Malvinas. Aclaremos que el Forth procedía de dichas islas.

Al respecto cabe recordar que Chile respalda a Argentina en su reclamo por las islas y lo reitera en la comisión de descolonización de la ONU cada año. Asimismo, Chile, junto a los países de Mercosur suscribió el 2011 un memorándum mediante el cual se compromete a no recibir buques que tengan “bandera de las Malvinas”. Esto es obvio dado que, según nuestra diplomacia, dichas islas no conforman un nuevo Estado, por tanto, no pueden abanderar embarcaciones.

Por cierto, no ignoramos que hubo un conflicto armado, pero también asumimos que tanto Argentina como el Reino Unido, pusieron fin a la contienda hace más de 40 años, reanudaron relaciones diplomáticas, intercambiaron embajadores y se han comprometido a resolver pacíficamente este diferendo.

La temporada estival

Hoy estamos ingresando a un nuevo período estival, en el cual se dan las mejores condiciones climáticas para acceder al continente austral.

De hecho, nuestra Armada ya ha iniciado su operación antártica, esta vez encabezada por el flamante rompehielos Viel, construido enteramente en los astilleros de Asmar y que permitirá no solo nuestra presencia en el continente helado, también servirá de valiosa plataforma científica para las investigaciones de rigor. Amén de llevar el correspondiente soporte a nuestras bases que trabajan todo el año, incluyendo el relevo de personal.

Pero como todos los años, serán muchos los países, embarcaciones, misiones científicas e inclusive operadores turísticos los que nos soliciten nuestro apoyo logístico para acceder a la Antártida.

¿Necesitaremos solicitar el visto bueno de un tercer Estado para ello? Obviamente que no, Chile se rige por sus leyes y por los tratados válidamente refrendados. En este caso la Convemar.

En el incidente del Forth del año 2022 pesó el alegato de funcionarios argentinos aludiendo a compromisos contraídos por Chile, sin embargo, la legislación que aplica es aquella que reseñamos anteriormente.
Reiterando que ambos países hemos desplegado desde el retorno a la democracia ambos lados de la cordillera, una activa y fructífera política de construcción de confianza mutua.

Cualquier acuerdo que supeditara nuestra soberanía a un tercer país sería insanablemente nulo, porque ninguna autoridad chilena tiene la potestad de ceder soberanía. Eso ocurriría al conceder a un tercer país el derecho a veto que recalen en nuestro litoral embarcaciones procedentes de terceros países.

HMS Forth

Lecciones aprendidas

Hoy en día navegamos en medio de fuertes convulsiones en la agenda global, desgraciadamente repleta de vientos de guerra en varias regiones del planeta.
Por ello, contribuir a crear una zona donde reine la paz y la cooperación es una gran contribución a la gobernanza regional y global. Por el contrario, pretender que siguen vigentes normas de tiempos de guerra (donde se comprende se convoque a la neutralidad ante las fuerzas beligerantes) no es lo más adecuado ni tampoco corresponde.

Si Argentina ha reestablecido relaciones diplomáticas con el Reino Unido, lo cual es bueno y positivo para ambos países, no se entiende que se le demandase a un tercer país un comportamiento propio de un conflicto bélico.

Tampoco ayuda que entidades gubernamentales transandinas emitan documentos que desconocen los acuerdos firmados, como es la soberanía chilena del Estrecho de Magallanes. Argentinos y chilenos nos hemos beneficiado durante décadas de una trasparente y efectiva construcción de confianza mutua siguiendo el camino que nos enseñaron los libertadores, esa es buena senda para seguir.

Lo anterior no vale solo para eventuales reacciones que en el pasado han caracterizado a autoridades transandinas, que pueden entenderse por el celo en defender su interés nacional, sino que vale sobre todo para nuestras propias autoridades.

Esperemos que en esta nueva etapa estival que se inicie, tanto Chile como Argentina seamos fieles y respetuosos a lo que dicta el derecho internacional en esta materia.

 

*** Gabriel Gaspar, es exembajador y exsubsecretario de Defensa.