viernes, diciembre 5, 2025
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Análisis al Plan Estratégico Antártico Chileno 2026-2030

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El 6 de noviembre se celebra el día de la Antártica Chilena, dado que fue el día de 1940 en que el presidente Pedro Aguirre Cerda sienta los límites del reclamo Antártico. Es importante reconocer el contexto mundial en que se realizó dicho paso por parte de Chile:

Francia estaba ocupada militarmente por Alemania. El Reino Unido estaba bajo ataque de Alemania (la “Batalla de Inglaterra”, primera guerra aérea de la historia). Estados Unidos estaba en actitud de aislamiento, más que de neutralidad. Japón se estaba expandiendo por el Pacífico y el sur de Asia. La Unión Soviética estaba en alguna de las tantas purgas estalinistas.

Y si bien la firma de decreto 1747 del 6 de noviembre de 1940 fue más simbólico, evidentemente tuvo repercusiones reales de respuesta: Operación Tabarin del Reino Unido entre 1943-46 y la Operación Highjump de EE.UU. de 1946-47. Ya Isaac Newton en el siglo XVII, al observar las fuerzas de la naturaleza describe que “por cada acción, siempre hay una reacción, igual en magnitud y en sentido opuesto”.

Por tal razón es muy importante para Chile haber aprendido las lecciones en estos 85 años y entender que la política antártica requiere de destrezas diplomáticas mayores, inteligencia real, proyección a varios años, infraestructura logística y medios, tanto del Estado como de privados con una fuerte raigambre en la región de Magallanes y la Antártica Chilena.

Y si, al ver la gestión que ha hecho Chile tanto en Magallanes como en la Antártica Chilena uno aprecia que las cosas se han hecho muy bien. La infraestructura y los medios son los adecuados para la realidad actual y han permitido generar un liderazgo bastante sólido que ha permitido que más de 20 programas antárticos decidan entrar por Punta Arenas y Puerto Williams en una colaboración público-privada sólida. Además, el turismo antártico avanza de forma sólida con productos novedosos como los “cruceros aéreos” que han consolidado a la Base Frei como la puerta antártica, con vuelos desde Punta Arenas, Puerto Natales y Puerto Williams, que permiten cambiar pasajeros a los cruceros ahorrándoles el cruce del Paso Drake.

Pero evidentemente Chile NO es el único que tiene intereses en la Antártica. Si bien se han hecho las cosas bien, hay una competencia natural que busca destronar el liderazgo chileno. Y si bien el continente antártico está regido por el Tratado Antártico que ha sido un ejemplo de cooperación internacional, y no tiene fecha de término, siempre es necesario visualizar el contexto internacional, tal como lo hizo el presidente Pedro Aguirre Cerda hace 85 años.

Y llegamos a los fríos hechos internacionales, donde estamos en una era que nos cuesta entender, con cambios significativos, en donde la cooperación internacional carece de incentivos y la “ley del más fuerte” se está imponiendo.

Nuevas alianzas aparecen y antiguas alianzas vuelven a apreciarse. Errores estratégicos de “supuestas hermandades” quedan de manifiesto como simples utopías de infantilismo trasnochado, además el derecho internacional está fuertemente cuestionado.

Para un país como Chile, con una cultura fuertemente legalista, arraigado en la cooperación internacional y el multilateralismo, estos tiempos son extremadamente complejos, dado que se pone a prueba las destrezas diplomáticas y el realismo pragmático de nuestra Cancillería, en tiempos que la política chilena sigue viviendo en una espiral de utopía ideológica trasnochada.

No sabemos que sucederá en el aspecto político en Chile, pero la política antártica debe seguir lineamientos claros y la línea histórica de Chile, mientras el “status quo” se mantenga, estando preparado para cualquier cambio de escenario.

Tratar de innovar en aspectos que no requieren innovación en el corto plazo, sería un error estratégico de proporciones, que le daría ventajas a nuestros competidores. Si se necesita consolidar las obras de infraestructura en curso, para poder aprovechar aún más las sinergias entre nuestras tres ciudades custodias antárticas: Punta Arenas, Puerto Natales y Puerto Williams.

Pero evidentemente Chile NO es el único que tiene intereses en la Antártica.

Si bien se han hecho las cosas bien, hay una competencia natural que busca destronar el liderazgo chileno. Y si bien el continente antártico está regido por el Tratado Antártico que ha sido un ejemplo de coopera erte” se está imponiendo.

Nuevas alianzas aparecen y antiguas alianzas vuelven a apreciarse. Errores estratégicos de “supuestas hermandades” quedan de manifiesto como simples utopías de infantilismo trasnochado, además el derecho internacional está fuertemente cuestionado.

Para un país como Chile, con una cultura fuertemente legalista, arraigado en la cooperación internacional y el multilateralismo, estos tiempos son extremadamente complejos, dado que se pone a prueba las destrezas diplomáticas y el realismo pragmático de nuestra Cancillería, en tiempos que la política chilena sigue viviendo en una espiral de utopía ideológica trasnochada.

No sabemos que sucederá en el aspecto político en Chile, pero la política antártica debe seguir lineamientos claros y la línea histórica de Chile, mientras el “status quo” se mantenga, estando preparado para cualquier cambio de escenario.

Tratar de innovar en aspectos que no requieren innovación en el corto plazo, sería un error estratégico de proporciones, que le daría ventajas a nuestros competidores.

Si se necesita consolidar las obras de infraestructura en curso, para poder aprovechar aún más las sinergias entre nuestras tres ciudades custodias antárticas: Punta Arenas, Puerto Natales y Puerto Williams.

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