No es casualidad que a nivel de prensa los llamados «expertos» inundan las secciones de redacción, las crónicas con consultas a estos seres iluminados que podrían dar recetas y sabios consejos para solucionar de todos, lo mismo sucede en los canales de TV que levantan casia la santidad a toda clase de expertos y la realidad es que sus tan «expertos» consejos generalmente NO SIRVEN para nada y no «le achuntan» y que mejor ejemplo de esto es lo ocurrido en el reciente Plebiscito del 17D donde se entronizó a un grupos de Expertos en la Comisión Experta que debía «dar en el clavo» y entregar un texto constitucional supraterrenal, pero no ocurrió así.
Es decir Chile se ha transformado en una suerte de «dictadura de los expertos», expertos para todo: para la seguridad, para el fútbol, para la economía, para esto y aquello, toda clase de personajes con muchos pergaminos, otros con menos, otros que solo teorizan y citan a los autores de moda, pero que no tienen ese elemento clave para toda clase de análisis y dar una sugerencia: SENTIDO COMÚN, que es el gran ausente de casi la totalidad de los consejos que dan los «expertos».
Al final, esta flojera editorial de citar a expertos para que expliquen lo que no se puede explicar ya que falta reporteo por ejemplo o porque los intereses de tal o cual sector usa al experto como ariete para destruir al adversario político de turno, hace que el país este enfrascado en una lucha teórico-ideológica, es decir el uso de expertos ha desplazado la racionalidad porque el experto es una suerte de médico general que da toda clase de recetas con base común en «paracetamol».