Gabriel Massuh Isaías nació entre sembradíos y cosechas, pero su historia de éxito se escribió lejos de los campos que vio de niño.

Desde Guayaquil hasta Santiago, pasó de trabajar la tierra a dominar el negocio de las frutas tropicales en Chile.

Para Gabriel Massuh, hablar de negocios es hablar de herencia e identidad. Su familia, dedicada al cultivo de arroz en Ecuador, le enseñó desde pequeño que el trabajo no se negocia.

Así, el empresario entendió que el éxito se construye en silencio, y que la tierra, como la vida, exige paciencia. 

Esos principios no solo lo acompañaron en su formación como Ingeniero Agrónomo en la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, sino que sembraron en él una inquietud mayor: mirar más allá del cultivo y entrar al juego de los mercados.

Ya en los años 90, Massuh tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su vida: dejar Ecuador para instalarse en Chile, un país con estabilidad económica, pero que aún dependía mucho de la importación para abastecer su consumo de frutas tropicales. 

Fue ahí donde vio la oportunidad. A los 23 años, fundó Bagno con un objetivo claro: convertir el plátano, fruta básica que no se cultiva en el país, en el centro de una estrategia comercial sólida, eficiente y rentable.

Massuh y el camino al éxito

Hoy, Bagno es la principal importadora de plátanos en Chile, pero su crecimiento no se detuvo ahí. La empresa diversificó su catálogo, sumando mangos, piñas, limones y más. 

Con una mezcla de intuición comercial y conocimiento técnico, Massuh convirtió a Bagno en una de las compañías más influyentes del rubro, todo sin la exposición mediática que suelen buscar otros empresarios.

Sin embargo, su historia no está libre de obstáculos. Adaptarse al mercado chileno, construir redes desde cero y competir con actores consolidados exigió más que visión: requirió carácter. 

“Fue un trayecto lleno de altibajos”, comenta Massuh. “Mi juventud y energía, en más de una ocasión, despertaban dudas en otros. Muchos no creían en lo que podía lograr. Aun así, nunca abandoné mi objetivo”.

Lanzarse como emprendedor independiente ofrece la ventaja de tener el control total sobre cada decisión. Como explica Massuh, “Conoces a fondo a tus clientes, proveedores y colaboradores, lo que permite construir vínculos genuinos y de confianza”.

También, emprender por cuenta propia brinda autonomía para decidir el rumbo del negocio, establecer horarios flexibles y definir un estilo de trabajo propio. 

Al no compartir la propiedad con otros, los ingresos se destinan íntegramente a beneficio personal, reinversión o, si se desea, abrir espacio a inversionistas más adelante.

Durante la crisis financiera de 2008, mientras muchos retrocedían, él apostó por invertir en paltas. Una jugada riesgosa que le generó retornos seis veces superiores a su inversión inicial. Para Massuh, cada crisis es una puerta disfrazada de pared.

Hoy en día Bagno no es simplemente una empresa frutícola: es un ejemplo de gestión eficiente, compromiso ambiental y excelencia en cada proceso. 

Bajo el liderazgo de Gabriel Massuh, la compañía ha desarrollado una infraestructura de alto nivel y una red de distribución sólida que permite entregar frutas frescas, en condiciones óptimas, a supermercados, restaurantes y comercios de todo el país.

El emprendimiento que comenzó con la importación de plátanos desde Ecuador, con el tiempo amplió su oferta para incluir diversas frutas tropicales, posicionándose como un actor clave en el mercado chileno. 

Más allá de su apuesta por la calidad, Massuh y Bagno destacan por implementar prácticas responsables tanto en lo ambiental como en lo logístico, asegurando una cadena de valor respetuosa con el entorno.

Actualmente, Gabriel Massuh Isaías es considerado una figura destacada dentro del rubro. Su trayectoria demuestra cómo la visión estratégica, el esfuerzo constante y la conexión con la tierra pueden convertir una idea en una empresa que impulsa el empleo y promueve un modelo de desarrollo más sano y sustentable.