Ventilar los amoríos de los políticos y del poder es seguir bananizando el delicado momento que vive la nación desnudando la falta de liderazgo transversal y la falta de contenido en as propuestas.

Que la precandidata presidencial Carolina Tohá haya optado por hacer -finalmente público- el secreto a voces de su relación con el ministro de Hacienda Mario Marcel, demuestra que no ha entendido nada y que cree que es protagonista de Corín Tellado.

El error es abrir la «cama» a la exposición pública, algo que nunca se ha hecho en Chile y que ahora se instala como ocurre en EEUU y en otros paises.

Quizás, tomó la decisión pensada de meter la campaña en el mundo rosa, buscando generar «simpatía» hacia su persona y su postulación.

Pero no calibró que detonó una avalancha de reacciones que simplemente distraen el foco del mundo político de su verdadero objetivo y lo diluyen en intrascendencia y críticas crecientes a la política que es vista como superflua y fatua.

Lo que ha hecho Tohá es abrir la puerta para que todos los candidatos y candidatas abran sus camas como un reality como la Venganza de los Ex y otras series vulgares y que nada aportan.

A lo Corín Tellado 

En un mundo del consumo rápido, el cotilleo que tanto gusta a un segmento de la ciudadanía festinó con la revelación y desempolvó las viejas novelas de Corín Tellado.

Sin preocuparse, por cierto, que este escenario también hace saltar las alarmas por el peligro para la gobernanza, derivados de relaciones inapropiadas o no transparentadas en las altas esferas del poder.

La alerta es que los intereses personales puedan eventualmente interferir con el deber de actuar en el mejor interés del Estado.

Y sí, porque ahora cada vez que el titular de Hacienda hable, se buscarán segundas o terceras intenciones en sus dichos que impliquen apoyar la candidatura de su amada y/o denostar a sus rivales.

Sí, el análisis permanente de si realmente cumple con la debida prescindencia en vez de analizar su gestión con la neutralidad que debiera corresponder.

Actos sin consecuencias y festival de críticas 

Tanto en la oposición como en el oficialismo, la revelación oficial de la relación de Marcel con Tohá tuvo opiniones encontradas.

Mientras el presidente del Senado, Manuel José Ossandón (RN), sostuvo que «no hay que buscarle la quinta pata al gato porque no la tiene», el diputado y secretario general de la UDI, Juan Antonio Coloma, deslizó que «uno puede entender lo virulento de los ataques de Mario Marcel a todas las propuestas económicas de Evelyn Matthei».

Aun más, el diputado republicano Agustín Romero instó al titular de Hacienda a salir de su cargo, en caso de que quiera participar del debate electoral.

¿Aquí no pasa nada?

En la otra vereda, hay quienes bajo reserva consideran que lo de Tohá y Marcel sí es un riesgo a la prescindencia con el proceso electoral, y dicen estar atentos a denunciar esta condición en cuanto se haga necesario. Aunque nadie siquiera considera el riesgo de seguir banalizando los actos políticos con la vida privada.

Así, para la timonel del Frente Amplio, Constanza Martínez, «acá se está tratando de hacer una polémica sobre un aspecto de la vida personal que además se dice públicamente por los propios intervinientes. Nadie podrá decir que eso está cruzando el rigor para cumplir las tareas de Estado».

A su vez, el presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona aseveró que ambos «son políticos de hace mucho tiempo, de conocimiento público para todas y todos, cuáles han sido sus conductas, su rigor, sus miradas políticas, sus prioridades, y creo que a nadie nos llamó nunca la atención que hubiera habido, digamos, algún tipo de manifestación en la política que rompiera los rigores de la ética y de la autoexigencia».

«Pueden alguien saciar inquietudes e informaciones que les parezcan relevantes, pero nadie podrá decir que eso está cruzando el rigor para cumplir las tareas de Estado», afirmó.

Lentitud y desenfoque del Gobierno

Para el Gobierno, el asunto apuntó al cumplimiento cabal de la regla de la prescindencia, con un reglamento anunciado largo tiempo y que aun se trabaja en el Ministerio del Interior y que, según la ministra vocera (s), Aisén Etcheverry, debiera estar listo «en los próximos días».

«Es una herramienta más que se suma a los lineamientos que ya todos conocemos en materia de prescindencia, por lo tanto, es una herramienta más que permite orientar el actuar, pero las autoridades de Gobierno tenemos muy claro cuáles son esas reglas«, recalcó la autoridad.

Pese a la larga vuelta burocrática, no hay que olvidar que en el sector público rigen el Estatuto Administrativo, la Ley de Probidad y la Ley de Transparencia, que establecen deberes explícitos de abstención y declaración de intereses cuando existe cercanía personal que pueda afectar la objetividad del funcionario.

En ese sentido, si dos de los ministros más poderosos del país comparten una relación sentimental que no ha sido debidamente informada ni gestionada a nivel institucional, el asunto deja de ser personal y entra en el terreno de lo público.

En este escenario entramos nuevamente en el largo tiempo en que la relación entre Marcel  y Tohá era conocida, pero se le dejaba en paz, evitando abordar las infracciones en que ambas autoridades incurrían, dejando que la escoba del tiempo borre el rompimiento y violación del espíritu de la ley.

La venda en los ojos de la farándula política

Y nuevamente llegamos a la manida banalización de la política, que deja de ser preocupante y peligrosa, para simplemente transformarse en cada vez más irrelevante.

Luego, estas mismas figuras políticas pondrán el correspondiente grito en el cielo cuando los outsiders amenacen o arremetan contra el «orden establecido», olvidando su aporte para justamente dejarlo pendiendo de un hilo y no dejando más opciones para una ciudadanía que cada vez aguanta menos los desplantes y desaires de una clase política que ya dejó de ver debajo de ellos a las personas que dicen representar.