Todos los estudios, sin excepción, concluyen que la ciudadanía en Chile se distancia cada vez más de los partidos políticos; del Parlamento; del Poder Judicial en todas sus expresiones institucionales.
Esos mismos estudios, señalan que el distanciamiento está basado en una apreciación cada vez más negativa de esas instituciones.
En contraste, hoy se abre paso en el Parlamento, una reforma que muy escasamente asume este diagnóstico, y se inclina a considerar que en Chile lo que se necesitaría es una especie de “orden” político, con partidos “grandes”, con capacidad de “diálogo y gobernabilidad”.
Si se hiciera el ejercicio de retrotaer el tiempo, estos mismos e iguales argumentos fundamentaron, en parte, el pacto transicional de comienzos de la década de los noventa, del siglo pasado.
La diferencia, ahora, es que han pasado algunas cosas en Chile….
Y, en lo estrictamente político-partidista, en la derecha han surgido nuevas fuerzas que disputan realmente a la tradicional dupla UDI-RN; mientras el “centro” casi no tiene significación partidista.
En las izquierdas tienen vida legal el Partido Comunista; el Frente Amplio; el Frente Regionalista Verde-Social; y otras fuerzas como Populares, Humanistas, Ecologistas e Igualdad.
Un detalle, no menor, son la expresión muy significativa de personas y orgánicas que se definen “independientes”, y que crecen en el mundo político, y en las elecciones.
Son expresiones que transitan sin compromisos doctrinarios con las tradicionales fuerzas políticas en Chile.
Si no existiera legalmente el voto obligatorio, nuestro país sería en donde menos personas votan en el continente americano.
Con voto voluntario, la tendencia era a la baja sostenida, incluso menos que el cuarenta por ciento del universo electoral, ejercía ese derecho democrático.
Ahora, eso cambió radicalmente.
Tampoco se le ha tomado el peso y su significación, que hoy hay cerca de trescientas personas que buscan ser candidatas o condidatos a la presidencia de Chile: 300.
Democráticamente, es una gran irresponsabilidad abordar como se está haciendo, la crisis latente que tiene Chile en este ámbito tan relevante y decisivo.
Solución: Más democracia
Una crisis de esta dimensión, sólo se resuelve con más democracia; con más participación; con mayor ejercicio de la Soberanía Popular, en todos los espacios y territorios.
La tan mentada “democracia liberal-representativa” que hoy impera en Chile, no está cumpliendo con los estándares básicos que se necesitan para responder, y avanzar, respecto de asuntos tan esenciales como son:
-Derechos sociales y económicos de pervivencia, como salud; educación; vivienda; salarios; pensiones; seguridad.
-Delegación del poder sobre la base de elecciones que estimulen y garanticen el ejercicio pleno de la Soberanía Popular; y condiciones que permitan a la ciudadanía un rol activo, permanente y protagónico de esos procesos.
**Juan Andrés Lagos, es periodista, académico y encargado de comunicaciones del Partido Comunista de Chile










