- Especialista aclara que esto se debe a la similitud de los síntomas y agrega que ambos trastornos también pueden coexistir, lo que requiere de una evaluación cuidadosa, junto con un enfoque terapéutico muy detallado y personalizado del paciente.
El trastorno bipolar es una enfermedad psiquiátrica crónica que afecta el estado de ánimo de una persona. Su principal característica es la presencia de episodios fásicos de manía, hipomanía y depresión, los cuales pueden estar separados y, en algunos casos, juntos.
En esa línea, el psiquiatra especialista en adultos, Dr. Ángel Largo, destaca que durante los episodios maníacos e hipomaníacos las personas pueden experimentar una elevación anormal del ánimo, con aumento de energía, impulsividad, disminución de necesidad de dormir. En los episodios depresivos, las personas en general, presentan un estado de ánimo muy bajo, con tristeza vital, con falta de interés o anhedonia, fatiga, desesperanza, ideas de culpa y menoscabo. “También puede haber alteraciones del sueño, del apetito y alteraciones cognitivas. Estos últimos síntomas pueden aparecer en cualquiera de los estados, digamos, maníacos, depresivos o episodios mixtos”, enfatiza.
Según el especialista, si el trastorno bipolar no es tratado de manera adecuada, en general evoluciona a un trastorno más crónico, que incapacita de manera importante a la persona, tanto en la vida laboral, académica, social y personal. “De acuerdo a la OMS, este trastorno es la sexta causa de discapacidad a nivel global”, puntualiza el psiquiatra.
De hecho, se estima que alrededor del 2% de la población mundial padece de trastorno bipolar, aunque el especialista sostiene que hay cifras “más amplias” que sugieren que se podría llegar hasta un 4%. “Estos porcentajes se han ido ampliando en el tiempo, en la medida que el diagnóstico de trastorno afectivo bipolar ha ido aumentando. Actualmente hablamos del trastorno afectivo del espectro bipolar, en el que se consideran como predictores cuadros clínicos como la depresión recurrente, las depresiones que tienen que ver con periodos gestacionales, la ciclotimia y los trastornos del ánimo ligado a la estacionalidad”, añade.
En Chile, actualmente, la prevalencia del trastorno afectivo bipolar alcanza al 2,2% de la población aproximadamente, siendo más prevalente en mujeres, llegando a un porcentaje estimado de 2,5% y en hombres alrededor de un 1,8%. Sin embargo, el especialista destaca que es importante tener un diagnóstico temprano y un manejo adecuado de este trastorno, ya que “existe un problema con la prevalencia de esta enfermedad, debido a que el subdiagnóstico o el diagnóstico erróneo, es bastante frecuente”, puntualiza.
“Esto hace más difícil obtener cifras más precisas, porque hay mucha gente que a veces se diagnostica con depresión y no con trastorno bipolar. También hay veces en que el cuadro se confunde con déficit atencional”, detalla el psiquiatra.
En ese sentido, el especialista de Centro Terapia reconoce que el trastorno por déficit atencional -con o sin hiperactividad- puede confundirse y diagnosticarse erróneamente como trastorno bipolar. “El TDA se caracteriza generalmente por dificultades en mantener la atención, junto con conductas impulsivas e hiperactividad en algunos casos. Estos últimos síntomas, la impulsividad, la hiperactividad, sumado a la fluctuación de ánimo, pueden llevar a la confusión en la etapa de diagnóstico”, asegura.
Como primer punto para diferenciarlos, el doctor Largo sostiene que el trastorno afectivo bipolar se presenta con mayor frecuencia en la adolescencia y en el adulto joven, mientras que el trastorno por déficit atencional generalmente se diagnostica a edades más tempranas, en la infancia. “El trastorno por déficit atencional generalmente persiste hacia la edad adulta, o sea, es un cuadro longitudinal que acompaña a la persona durante toda la vida y afecta obviamente su desempeño académico, laboral y social”, puntualiza.
¿Cuáles son las diferencias y semejanzas entre el TDAH y el Trastorno Bipolar? ¿Pueden coexistir ambos trastornos?
“La neurobiología de los dos cuadros es distinta. Por ejemplo, la alteración neurobiológica principal del déficit atencional radica en una disfunción de ciertos neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, en regiones cerebrales clave, como la corteza prefrontal y los ganglios basales, las que están involucradas en el control de la atención, la inhibición de impulsos y la regulación del comportamiento.
En exámenes de neuroimágenes también hemos visto alteraciones neurobiológicas en el trastorno por déficit atencional, por ejemplo, estas personas presentan una menor actividad en la corteza prefrontal dorsolateral y el cíngulo anterior, lo que explica dificultades en la planificación, el control de impulsos y la memoria de trabajo. Además, se ha observado un menor volumen en ciertas estructuras cerebrales, como el cuerpo calloso y el cerebelo, lo que sugiere una alteración en la conectividad neuronal y en la modulación de respuestas.
“Por su parte, el trastorno bipolar, que aparece generalmente un poco después en la adolescencia, tiene otra neurobiología distinta, otra forma de presentación y existen involucrados factores genéticos, bioquímicos, estructurales y funcionales del cerebro. Ahí es donde uno va haciendo las diferencias”, complementa el psiquiatra.
Consultado sobre si el trastorno afectivo bipolar y el trastorno de déficit atencional pueden coexistir en un paciente, el médico de la Universidad de Concepción sostiene que “la comorbilidad entre ambos es bastante frecuente y requiere un enfoque terapéutico cuidadoso para evitar exacerbaciones de los síntomas. Aunque ambos trastornos pueden compartir síntomas como impulsividad e inestabilidad emocional, sus causas y manifestaciones clínicas son distintas. El Trastorno Bipolar se caracteriza por episodios bien definidos de manía, hipomanía y depresión, mientras que en el TDAH los síntomas son más persistentes y estables a lo largo del tiempo”.
“Algunos estudios sugieren que hasta un 20% de los pacientes que inicialmente fueron diagnosticados con trastorno afectivo bipolar, pueden tener como diagnóstico primario el déficit atencional, y viceversa también. Hay estudios que indican que aproximadamente un 10% a 20% de los adultos diagnosticados con déficit atencional también presentan trastorno bipolar”, agrega.
De acuerdo al especialista, cuando existe comorbilidad entre ambos trastornos, el tratamiento debe ser “muy cuidadoso. Cuando está el diagnóstico de déficit atencional y el trastorno afectivo bipolar simultáneamente, lo que tenemos que hacer primero es estabilizar el ánimo con estabilizadores, antes de instalar un psicoestimulante, porque si no se podría inducir inestabilidad anímica y generar un viraje hacia manía. Por lo tanto, el orden del tratamiento es fundamental para los casos de comorbilidad”, finaliza.