Por: Huseyn Sultanli, especialista en medios de comunicación del Centro de Análisis de Relaciones Internacionales (AIR Center).
Los últimos días han servido para recapitular la realidad actual de las negociaciones de paz entre Azerbaiyán y Armenia. Diversas declaraciones de los Ministerios de Asuntos Exteriores de cada país sugieren que las perspectivas generales sobre la firma de un tratado de paz son quizá más optimistas que nunca. Sin embargo, como declaró el Presidente Ilham Aliyev durante una conferencia internacional celebrada en Bakú el 13 de marzo de 2025, la cautela, el sentido común y la justicia deben prevalecer en lo que constituye un momento crucial para la seguridad de Azerbaiyán y de la región en general.
El Presidente Aliyev dejó claro que aún queda mucho por hacer para garantizar que un futuro tratado de paz traiga consigo una paz duradera.
El líder azerbaiyano se refirió a los múltiples casos en los que Armenia, tanto anteriormente como a través de sus actuales dirigentes, se ha presentado como un vecino hostil y poco fiable para Azerbaiyán. Citando las acciones del país antes de la Segunda Guerra del Karabaj, cuando además de ocupar territorio soberano azerbaiyano, los dirigentes del país llevaron a cabo acciones provocadoras que aumentaron la animosidad entre las dos naciones, el Presidente describió en detalle el horrible sufrimiento infligido a civiles pacíficos durante la propia guerra.
Además, el proceso judicial en curso en Bakú contra los líderes detenidos del régimen separatista ahora desmantelado ha revelado detalles vitales que sugieren que era directamente en Ereván donde se impartían las órdenes militares.
Este hecho, comprensiblemente, no es algo que pueda simplemente desatenderse y pasarse por alto. Si Azerbaiyán quiere finalizar la paz con Armenia, primero debe garantizar que la otra parte busca igualmente la paz y tiene buenas intenciones para evitar el retorno del conflicto en el futuro. Una de las formas de garantizar esto es la pertinente rendición de cuentas de todos los individuos responsables, en primer lugar, de ocupar ilegalmente territorio soberano y, en segundo lugar, de atacar a civiles que residen en zonas no conflictivas.
La postura actual de Azerbaiyán combina el optimismo y el deseo de avanzar en aras de la prosperidad mutua con una profunda preocupación por las intenciones de la otra parte. Esta es exactamente la postura que ha destacado el Presidente Ilham Aliyev y también en la declaración oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán. El país reconoce y confirma la conclusión de las negociaciones sobre el proyecto de acuerdo de paz y el establecimiento de relaciones interestatales, pero, sobre todo, pide ahora que se apliquen medidas viables. Entre ellas está la cuestión vital de la constitución armenia, que sigue conteniendo reivindicaciones territoriales contra Azerbaiyán. El preámbulo de la constitución menciona una decisión sobre la «reunificación de la RSS de Armenia y Nagorno Karabaj», algo que se enfatizó aún más con la decisión del Parlamento armenio de prohibir la referencia a la «República de Nagorno Karabaj» como parte de Azerbaiyán. A día de hoy, los planes del actual gobierno armenio añaden aún más ambigüedad a una situación ya de por sí persistente. En mayo de 2024, el primer ministro Pashinyan ordenó la preparación de un nuevo borrador de la Constitución, fijando como fecha límite enero de 2027. Si realmente resulta así, es evidente que la cuestión no se está tratando con la urgencia y la persistencia necesarias, lo que sugiere que la paz oficial a corto plazo seguirá siendo inalcanzable.

Además de los temas legales claves, un futuro tratado de paz debe ser un asunto exclusivo de los dos países implicados. Azerbaiyán ha logrado una considerable independencia en su política exterior, fomentando sus alianzas existentes y rechazando todos los intentos de socavar infundadamente su reputación. La visión de la política exterior de Armenia es menos clara, ya que el país alterna entre profundizar los lazos con Occidente pero, al mismo tiempo, impulsar los vínculos económicos con Rusia e Irán. Las actividades de Armenia en la arena internacional son un peligroso desestabilizador de la vía de la paz, con países como Francia, Estados Unidos bajo la anterior administración de Biden e India contribuyendo al rearme del país. El Presidente Aliyev reflexionó claramente sobre estas tendencias en su último discurso, argumentando que la intervención extranjera (ya sea a través de agrupaciones o de Estados individuales) ya no es lógica. De hecho, dado que sin duda persisten los sentimientos revanchistas, el refuerzo extranjero podría acelerar este proceso y aprovecharse de la fragilidad del proceso de paz.
En pocas palabras, las declaraciones de Armenia, aunque positivas, son insuficientes cuando se trata de demostrar el compromiso inquebrantable del país con la paz con Azerbaiyán. Hay pruebas más que suficientes para sugerir que el país no ha abandonado el deseo de prolongar su enfrentamiento con Azerbaiyán, tanto desde una perspectiva jurídico-constitucional como político-militar. En términos sencillos, las exigencias de Azerbaiyán aún no se han cumplido. Sería un error cuestionar el poder y la influencia de una diplomacia productiva. Sin embargo, la diplomacia sólo es fructífera si va acompañada de confianza mutua, honestidad en el reconocimiento de los errores cometidos anteriormente y suficiente sensibilidad política para comprender la postura de la otra parte. La posición actual de Armenia no cumple estos requisitos, aunque el país haya utilizado la retórica diplomática para presentarse como la principal parte que aspira a la paz.
La verdadera paz es completa, no selectiva. Para una paz integral y duradera, debe darse una lista de condiciones, principalmente la eliminación de las reclamaciones territoriales contra Azerbaiyán de la constitución de Armenia, la apertura de las conexiones de transporte según el acuerdo trilateral firmado en noviembre de 2020, la preparación de la población armenia para la paz y la desmilitarización de la frontera estatal entre Armenia y Azerbaiyán. Las partes necesitan un tratado de paz que se asiente sobre bases sólidas y traiga la paz, la reconciliación y la prosperidad a los pueblos de ambos países.
Fuente y texto traducido desde: https://news.az/news/-peace-between-azerbaijan-and-armenia-so-close-yet-so-far.