Mientras los viudos y viudas de Michelle Bachelet comienzan el luto por la negativa de la expresidenta a ser candidata presidencial por tercera vez, hay que prestar mayor atención al mensaje que entregó, porque le manda un misil de realismo político a Evelyn Matthei que -al igual que ella- es ya una vieja estandarte de la política:
«Ahora deben ser otros los que asuman el desafío presidencial. La buena política exige renovación«.
Tanto la centroizquierda como la derecha tienen el mismo problema: los mismos y mismas de siempre, porque si no hubiera muerto Pinera la derecha tendría de nuevo al expresidente como carta y no cabe duda alguna que la DC seria capaz de levantar a la ya reliquia de Andres Zaldívar o como intentan algunos levantar al octogenario de Eduardo Frei.
Renovación de verdad
Efectivamente la buena política necesita urgente renovarse, sacudirse a los maquineros, los corruptos, los operadores, los cocineros y aprovechadores de turno y en eso Bachelet ha dado una clase magistral porque sabiendo que ella es la mejor opción para la centroizquierda y la única que puede vencer a la derecha da un paso al lado.
El problema de la política nacional es que no hay liderazgos, no hay estadistas, no hay personajes que piensen en la grandeza de Chile, al contrario hay pandillas que buscan mantener estancos de poder en el aparato del Estado y que se han concentrado en el Cngreso donde se controla la política.
La Presidencia de la República es desde hace algún tiempo un mero símbolo casi decadente de la democracia, que se viste de demócrata pero es tan o mas dictador que la más brutal de la dictaduras.
Congreso una guarida para el control partidario
En este escenario triste, Bachelet ha sido sabia, al dejar el camino libre, porque lo que viene ahora es la presión de los parlamentarios que son los verdaderos controladores de los partidos políticos decidirán la suerte de los precandidatos presidenciales.
Eso de la Primaria es un mero show.
Por eso es urgente aplicar lo que dice Bachelet: «La buena política exige renovación».
Esta buena política no puede seguir siendo con los mismos y mismas de siempre, no puede seguir esta farsa parlamentaria donde senadores y diputados que ya no pueden volver a reelegirse se cambian de Cámara para seguir recibiendo sus faraónicas dietas, las mas altas de todos los parlamentos del universo.
Por ahora la realidad muestra que no jay rostros nuevos, sino que viejas y viejos con mas o menos recauchaje para verse mas jóvenes pero mentalmente seguirán pensando en politicas del siglo pasado para el segundo cuarto del siglo XXI.