lunes, febrero 24, 2025

Nueva política económica: Un tema de Estado y pervivencia nacional

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Es más que obvio que para sostener una economía nacional, como la chilena, se necesita crecer.***

Una economía fatigada; dependiente en gran medida de los movimientos financieros de grupos y corporaciones locales-extranjeras que por décadas han estrujado el país, ya no deja  espacio para el dogmatismo conservador de quienes bajo un argumento pueril, tratan de defender lo añejo de un modelo económico que a todas luces sigue dejando grietas;  fisuras, y cada vez menos crecimiento.

Otra falacia que se requiere superar: Que en términos absolutistas, toda política económica que no resguarde la actual arquitectura de defensa de los grupos financieros, es “estatismo”, “daña la libertad”; “golpea al privado”.

La necesidad de este cambio profundo, insistimos, es de pervivencia. Y por tanto se requiere definitivamente superar los tercos y pofiados espereotipos y prejuicios dogmáticos que marcaron las últimas décadas, especialmente en materia de política económica.

Algunas cuestiones escenciales que se deben asumir, con urgencia:

-La economía chilena, para crecer, requiere una nueva modalidad de relación entre el capital, la inversión y todos los ámbitos productivos, para provocar una estimulación temprana que motive una dinámica en donde la reiversión de capital se oriente en medida importante a la productividad y al crecimiento.

La política económica actual, la realmente existente, ni en los ámbitos estatales, ni en los espacios privados, tiene esta característica.

Hay algunos excepcionales procesos en donde esta nueva forma de política económica sí se aplica, y se refiere a proyectos en donde un rasgo fundamental es la productividad y el crecimiento, como asuntos no contradictorios.

Y estos procesos se dan tanto en los espacios privados, como en los estatales.

Pero no inciden en los rasgos fundamentales de la política económica “nacional”.

Por eso, es que resulta dramático, y patético, que una candidata presidencial lance como gran propuesta reducir el gasto público a una escala mayor; mientras desde el otro lado se justifica y se responde que es necesario mantener una política fiscal que, en los hechos, no logra enfrentar asuntos tan básicos como las crisis en la vivienda; en la salud; en la educación; en el empleo; en la seguridad  y otros ámbitos sustantivos.

No es visible, pero en Chile tenemos una muy poca aplicación de tecnología de punta, en relación al crecimiento y la productividad.

Partamos de la base que, para quienes siguen como modelo a seguir el gobierno de Milei, lo que en Argentina se hace ahora (y que tuvo varios intentos fallidos en décadas recientes); en Chile se aplicó a fondo y con extrema violencia tras el Golpe de Estado.

Y de los noventa en adelante esa misma arquitectura, en lo esencial, no ha cambiado. Y prácticamente, se ha aplicado sin oposición y menos con alguna fiscalización y control.

-Chile, como estado nacional, necesita desplegar una política internacional y exterior de nuevo tipo. Asumir que ya no existe en el mundo el escenario de post caída de los socialismos reales; y de la “aldea global” y del “fin de la historia” que en países como Chile, de fines del siglo pasado aplicó el neoliberalismo y el capitalismo salvaje como laboratorio terminal y eterno.

Por cierto, de una vez concluir con los dogmas y con los estereotipos que tratan de imponer la falsa idea de que en el mundo de hoy no existe el multiletaralismo, no existen diversos bloques económicos y financieros.

Hay que asumir esa realidad desafiante, y en ese contexto,  naciones como Chile están obligadas y deben apresurar su tranco para ubicar como centralidad la defensa de nuestros intereses nacionales como Estado-Nación.

Hay sucesos de gran magnitud:

La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a muy distintos países; la revisión total de Francia del acuerdo con el Mercosur; los giros estratégicos que siguen adelante en materia económica, política, militar y cultural, hacia el reconocimiento planetario de la real correlación de fuerzas que existe en el mundo, y en nuestro continente; los movimientos fácticos respecto de territorios y la geografía mundial.

En el caso de Chile, su directa involucración especialmente en el Estrecho de Magallanes; la Antártida; Asia-Pacífico; Ruta de la Seda; canales bioceánicos entre Cono Sur-CentroAmérica-Caribe.

Todo muestra que la reacción de Chile debe ser más rápida; audaz; propositiva; y siempre poniendo en el centro a la Nación chilena.

***Juan Andrés Lagos, es  perdiodista; analista; encargado de relaciones políticas del Partido Comunista de Chile.

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