miércoles, febrero 5, 2025

Carta Abierta de dirigentes del PS denuncian: «La participación ha sido reemplazada por decadentes grupos de WhatsApp»

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Un grupo de dirigentes de base del Partido Socialista hacen llegar una carta abierta en momentos en que la colectividad esta próxima a iniciar un proceso de renovación de su dirección y en la que ratifican los cimientos que dieron origen al centenario partido de la centroizquierda chilena:

«El Partido Socialista no se ha alejado de los movimientos sociales. Son las bases las que se han distanciado de nosotros. El Pueblo nos reniega.

Hoy, solo la juventud del partido avanza en la tarea de reencuentro con lo social. Mientras tanto, en el comité central, el silencio pesa. Y ¿por qué?

De un foro de más de cien representantes, apenas una decena de dirigentes se atreve a opinar. Las voces distintas son tratadas como disidencia. Con hostilidad, son reprimidas con cesantía o promoción laboral, en el gobierno o en municipios, a cambio de lealtad política.

La participación ha sido reemplazada por decadentes grupos de WhatsApp, dominados por pequeños lotes de poder que se aferran a su rol de administradores virtuales, mientras la toma de decisiones sigue en manos de una élite cada vez más distante y concentrada.

Nuestros fundadores no crearon el partido para ser una promesa dirigida por una oligarquía. Su convergencia fue para otorgar a las bases un instrumento democrático, transparente y pluralista.

Es decir, que en la transparencia de la libertad de los iguales, el pueblo construyera una mayoría que impulsase el país desde una perspectiva socialista.

De ahí nació el PS, para luchar contra la injusticia y el fascismo, defendiendo la democracia y promoviendo la emancipación del pueblo. Nos dio Salvador Allende, el primer presidente socialista electo del mundo, quien condujo la vía chilena al socialismo, nacionalizando el cobre y ampliando la reforma agraria y los derechos sociales.

Protagonista en la recuperación de la democracia, el PS luchó contra la dictadura, construyendo la Concertación que permitió la transición y los liderazgos de Ricardo Lagos que creó el Auge y publicó el informe Valech, y de Michelle Bachelet, la primera mujer presidente de nuestra historia, madre de la reforma de pensiones, la que dio el pie inicial al cambio que opera el actual gobierno. D

e este modo, el PS dio al país más justicia social y equidad. Pero hoy, tal raíz, tal sentido histórico se encuentra profundamente alterado.

El estallido social y la inercia partidaria

¿Cuál es el diagnóstico del socialismo en esta hora grave de Chile y del mundo? «No son treinta pesos, fueron treinta años» fue un eslogan potente pero vago. Y ante él, tras el 18 de octubre de 2019, el socialismo quedó mudo. Y peor aún, cuando desde el socialismo intentamos levantar una candidatura presidencial, muchos de los nuestros optaron por canibalizar la opción de la compañera Paula Narváez.

Tras respaldar a Gabriel Boric y sufrir la mayor derrota de la izquierda histórica desde el golpe de 1973 con dos fracasos constituyentes, el Partido Socialista no emitió un solo diagnóstico, no formuló estrategias, no hubo renuncias, ni propuso cambios en su conducción. En cambio, celebró con ironía los resultados municipales, donde apenas alcanzó el 4,67% de las intenciones de voto. Y mientras la izquierda independiente radicalizada pierde fuerza y el mundo observa el resurgimiento de la ultraderecha, el partido socialista permanece inerte, reducido, sin siquiera defender públicamente sus acuerdos internos. Sin autocrítica no hay proyección posible, hay un statu quo que disimula una decadencia que nos proponemos revertir a partir de esta declaración.

Fin de la renovación, partido de los negocios e ideología del dinero

La renovación socialista ha muerto. Todo el socialismo se renovó. Todos los sectores del partido y sus satélites han sido absorbidos por este proceso de profundo declive leninista y de consagración de la democracia como herramienta de cambio y fin en sí mismo del socialismo. Preguntamos: ¿qué socialista de hoy propugna la destrucción del Estado burgués? ¿Dónde están los militantes que promueven la dictadura del proletariado? ¿Existe todavía esa izquierda en Chile?

A partir de ahí, el sentido socialista ha estado ausente, transformando el partido en un nicho de negociación de afiliaciones, cargos y prebendas, en una parte de negocio. Pues, la renovación no sólo tuvo luces, también tuvo conformismo. El oportunismo ha sido una de sus grandes sombras. Personalismos, caudillismos, individualismos ultras que hicieron de “su renovación individual” una adhesión al modelo económico de la globalización. Lo que alguna vez fue una alternativa política hoy está reducido a un mercado de influencia, donde se intercambian fichas de afiliación por puestos en el aparato estatal, lealtades políticas, elecciones internas, por altos salarios y posiciones, simplemente por dinero. Así, de la tendencia sólo quedan los lazos humanos, fraternos, indefectibles de quienes fueron, portaron y portarán siempre la militancia del renovado.

Pero hoy, quienes suscribimos esta carta abierta declaramos que no hemos renunciado ni renunciaremos a la búsqueda de cambios políticos, económicos, sociales y culturales profundos. Nuestra lucha es por el sentido histórico del socialismo que Salvador Allende encarnó: un compromiso inquebrantable con la democracia como principio y fin de una sociedad igualitaria y libre de la corrupción del capitalismo«.

Hacia el fin de la corrupción

No habrá cambio socialista en Chile si nos planteamos sólo como una tendencia del partido, si persistimos en limitarnos a una lucha intestina. Nos convocamos para ser un movimiento que articule a militantes, bases sociales y movimientos populares. Esto implica transformar las estructuras partidarias para que el Partido Socialista sea un ejemplo de la democracia que queremos para Chile.

La transparencia total es una consigna esencial. Ésta acarreará la erradicación del clientelismo, restaurando la soberanía territorial en la conducción partidaria y reconectar con la sociedad civil, los sindicatos y los movimientos territoriales que han mantenido viva la lucha social, a pesar de un sistema comunicacional monopólico y dominante.

¿Qué ofrecemos hoy al país?

No basta con competir en elecciones internas. No hay socialismo sin transformación cultural. La corriente histórica del socialismo representa una fuerza estratégica en movimiento, ideológica y organizativa con proyección a largo plazo, con raíces y con dirección hacia el futuro.

No creemos en una «Segunda» o «Tercera Renovación Socialista» como simple eslogan.

El neoliberalismo ha moldeado la cultura política y social chilena, infiltrando sus instituciones e identidades populares.

Comprender esta realidad es el primer paso para repensar la economía del país, la inserción de Chile en el mundo, la relación entre el Estado, el mercado y los ciudadanos, y las formas de participación política. Todas las cuales son cuestiones esenciales del cambio social y de una alternativa que dispute los valores culturales hegemónicos.

En consecuencia, proponemos un modelo económico solidario de punta, productivo y ecológicamente sustentable y social, en el cual el mercado esté subordinado a un ordenamiento estratégico de los territorios, con soberanía y democracia.

Pues el eje histórico del socialismo es por una justicia territorial, material, social y política, sin abandonar la lucha contra la discriminación ni la diversidad pero desvinculándola del individualismo neoliberal.

Creemos que ser socialista también impone la obligación de crear políticas públicas basadas en evidencia y técnicamente sólidas, de fundar bienes y servicios públicos de alto estándar capaces marginalizar el crimen organizado y la inseguridad, recuperando los espacios de vida, la ciudad y el espacio público para que sea utilizados por todas y todos.

Ello conlleva profundizar la descentralización para que los territorios y sus gobiernos sean más soberanos y más participativos. En esta ideas se juega el ser socialista en plena globalización y en este primer cuarto de siglo.

Hacia el reencuentro de los socialistas

El socialismo chileno atraviesa una crisis profunda que no nació ayer. Para avanzar hacia un socialismo de mayorías, el desafío es claro: reconstruir un sujeto colectivo, solidario y popular.

Un sujeto colectivo que actualmente no existe pero que en su profundo individualismo develó un profundo malestar social macerado en la burbuja del mercado.

Así, no se trata solo de esta elección en particular, no es un tema meramente electoral.

Se trata de develar la cruda realidad del trabajador endeudado que no se ve como tal sino como un emprendedor, como un empresario, como un individuo independiente, como un pequeño capitalista cuando éste permanece implacablemente entre los millones de asalariados independientes precarizados de Chile.

La raíz del proyecto del Partido Socialista demanda entonces más que resultados inmediatos. El partido necesita recuperar su vocación transformadora, la cual lo espera en las periferias urbanas, en los territorios de las regiones y en los sectores históricamente marginados.

En consecuencia, no podemos permitir que el temor a unos pocos siga apagando la fraternidad socialista. Pues, ahí es cuando se recrea un colectivo, cuando el socialismo se arraiga en el encuentro, en la escucha, en la comprensión y en el diálogo.

Creemos en un socialismo basado en la diversidad de pensamientos y liderazgos, fiel al ejemplo de Salvador Allende.  

Compañeras y compañeros, no permitamos que la soberanía del voto sea vulnerada o amenazada.

La conciencia socialista debe ser la guía de nuestro accionar político. Hoy es el momento de que las bases del Partido Socialista vuelvan a ser protagonistas, como lo fueron en los tiempos de resistencia y reconstrucción durante la dictadura.

Y así, en esta próxima elección no se juega la simple elección de un nuevo Comité Central. Esta proclama se juega en todas las instancias partidarias a venir.

Nuestra energía y convicción están puestas no solo en una contienda electoral, sino en el reencuentro de los socialistas con su historia, su presente y su futuro.

Los firmantes de esta carta:

*Por un partido socialista del pueblo, por el pueblo y para el pueblo: Roberto Santa Cruz, Antonio Cornejo, Pablo Gutiérrez V., Juan-Pablo Pallamar, Constanza Fuentes, Gladys Guzmán, Karina SurhoffCarolina Klapp, Guillermo Cabrera, Felipe Silva, Fabián Fernández, Drago Marín Núñez, Oscar Orozco, Jorge Andreucic, Eduardo Villalobos Flores, Alejandro Aillon Páez, Eduardo Pérez , Rodrigo Eduardo Mayor Rivera, Matias Salazar Zegers y Patricio Campos.

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