- La primera semana del año avanza con un aumento de 21% en los incendios forestales en Chile, comparando la actual temporada con la de 2023-2024 a igual fecha, como muestran las cifras oficiales de CONAF.
Según se indicó desde WWF Chile, este incremento de los siniestros, de 1.961 a 2.368, debe impulsar a un refuerzo de las acciones de prevención, tanto para la comunidad en sus entornos como para las entidades vinculadas al tema.
“Hemos tenido un inicio de año con altas temperaturas en gran parte de las regiones del país, lo que incrementa el riesgo de fuego, considerando al mismo tiempo el contexto de cambio climático al que nos vemos enfrentados, que exacerba su intensidad y frecuencia. Por lo tanto, es necesario mantenerse alerta y reforzar las medidas de prevención y también de combate a estos eventos”, señaló Rodrigo Catalán, director de Conservación de WWF Chile.
Los incendios forestales son una de las principales amenazas a la biodiversidad y los ecosistemas en Chile, pero también pueden tener un impacto dramático sobre las personas y sus medios de vida. “En el corto plazo, la detección y alerta temprana de focos de incendios por parte de comunidades rurales y turistas puede hacer una gran diferencia en la escala de los daños, así como la eliminación de prácticas como quemas agrícolas y fogatas”, detalló.
“También es urgente contar con la Ley de Incendios que ayude a la prevención con enfoque de paisaje que incluya zonas de interfaz urbano-rural forestal, zonas de amortiguación y cortafuegos, y que avance, además, en una planificación territorial participativa que permita gestionar la distribución de las cargas de combustible y evitar su continuidad. Asimismo, esta ley debe promover, reconocer y valorar el rol de las redes comunitarias de prevención, temas en los que como WWF Chile hemos aportado nuestros puntos de vista en distintas instancias, como en la Comisión de Agricultura del Senado”, agregó, respecto a la Ley de Incendios aún en trámite.
Restauración
En una mirada de mediano y largo plazo, la adaptación a escenarios de riesgos cada vez más altos de incendios forestales requiere una mejor planificación territorial, protegiendo las zonas de interfaz urbano rural, reduciendo la homogeneidad de los paisajes y así la continuidad del potencial combustible como ocurre, por ejemplo, con las plantaciones forestales. “Esto requiere la actualización de planes reguladores comunales, intercomunales e implementación de medidas en los planes comunales y regionales de cambio climático. Las áreas quemadas deben ser restauradas con vegetación nativa que permita una mayor retención de humedad”, precisó Catalán.
Junto a este aumento de los siniestros, los datos de CONAF reportaron una mínima disminución de 4% en términos de la superficie afectada por el fuego.