- Los avances del proyecto que realiza la Dirección de Planeamiento del MOP en colaboración con UNAB fueron exhibidos a personal asociado a la emergencia. Los mapas incorporan alta tecnología en su elaboración y detallan particularidades de las distintas comunas de la provincia y contribuyen a acortar la brecha de información existente.
Socavones y movimientos en masa tras el frente de mal tiempo mantienen zonas de riesgo y caminos dañados en el Biobío, como es el caso de la Ruta de la Madera que hasta hoy presenta restricciones de tránsito producto de la rotura y desprendimiento de la vía. En la Región son más de 10 mil las personas damnificadas y cerca de 4 mil 500 las viviendas afectadas por inundaciones y deslizamientos de terrenos.
Precisamente, reducir la susceptibilidad asociada a este tipo de emergencias busca el proyecto de análisis de movimientos de laderas en las comunas del Gran Concepción que lleva a cabo el Ministerio de Obras Públicas en colaboración con la Universidad Andrés Bello. Una de las problemáticas existentes, en este sentido, es la precaria documentación asociada a la descripción de áreas de riesgo, sin una categorización detallada y sin el registro minucioso de eventos anteriores, por falta de protocolos claros al respecto.
En esta línea, la iniciativa responde a las significativas deficiencias detectadas por los organismos de emergencia en la cartografía disponible para la gestión de riesgos por movimientos de ladera en la provincia. Y es que la escasez y desactualización de los mapas existentes, además de sus limitaciones técnicas y escala inadecuada, dificultan la planificación y respuesta a este tipo de fenómenos.
En contraste, el enfoque actual combina instrumentos y fuentes de información avanzada para la elaboración de unos 180 mapas, incluyendo documentos de archivo, imágenes satelitales de alta definición, softwares especializados y datos de interés geoespacial, entre otros. “Esta integración permite desarrollar una cartografía robusta y precisa que mejora significativamente la capacidad de previsión, respuesta y planificación territorial frente a los riesgos naturales en la región”, detalla el geólogo y académico UNAB, Cristian Vera Soriano.
Todo el material generado será parte, además, de una plataforma digital con información disponible para la toma de decisiones, detalló Vera en la presentación de los principales avances realizada recientemente en dependencias del MOP en Concepción.
Puntos estratégicos
Una de las áreas observadas es la comuna de Chiguayante, donde en 2006 ocurrió una de las mayores tragedias asociadas a movimientos en masa en el país que dejó diez personas fallecidas, entre ellas varios bomberos, sepultadas por un doble alud de agua, barro y piedras en la villa La Piedra I, tras intensas precipitaciones.
Como consecuencia de las lluvias de la semana pasada la comuna registró remociones en masa en 15 puntos. En tanto, en el mapa desarrollado por Rodrigo Cifuentes, parte del grupo de investigadores del plantel, se observa casi una treintena de focos históricos de riesgo, que incluyen Pinares, Villuco y el cerro Manquimávida, entre otros.
En Tomé, además, figuran sectores de alta conflictividad que este año volvieron a sufrir los estragos del temporal, como, por ejemplo, el cerro Estanque en la calle Aposento Alto; el sector Dagnino y la calle Los Almendros de El Santo. En Talcahuano, Tumbes, el cerro David Fuentes y el cerro Centinela están señalados también entre los con mayor susceptibilidad.
Otro de los atractivos de este estudio es que incluye la isla Santa María, ubicada frente al Golfo de Arauco y que también se vio impactada por el frente de mal tiempo, con inundaciones y afectación de una treintena de viviendas. A partir del trabajo que se desarrolla en este proyecto se logró generar material cartográfico basado en imágenes de alta resolución, que resuelve la casi inexistencia de mapas técnicos asociados a este territorio y proporciona valiosa información para comprender las dinámicas del terreno y prever futuros riesgos.
“Se trata de un terreno complejo donde factores geológicos, climáticos y humanos han modelado su superficie a lo largo del tiempo y donde se distingue la presencia de acantilados y terrazas en el sector occidental y de dunas y marismas en el oriental”, describe Dante Araya, quien contribuye como memorista de la carrera de Geología.
En términos globales para el Gran Concepción, «es esencial actualizar las herramientas de planificación urbana no solo por estas emergencias, sino también anticipándose al crecimiento proyectado de la población de la zona estudiada, estimado en un 15.3% para 2035 según el Instituto Nacional de Estadística», añade Vera.
El proyecto, que cuenta también con apoyo de financiamiento de Vinculación con el Medio UNAB, no solo busca proteger a las comunidades vulnerables, sino también contribuir a la formación académica de los estudiantes de la UNAB involucrados en la investigación. La entrega del reporte final de este trabajo está proyectada para marzo de 2025.