Por: José Pedro Hernández Académico Facultad de Educación Universidad de Las Américas
A 206 años de su muerte, Manuel Rodríguez sigue siendo una figura icónica en la historia de Chile. Su vida, marcada por la lucha por la independencia y el sacrificio por la libertad, lo ha convertido en un símbolo de valentía, determinación y compromiso con los ideales.
Nacido en Santiago en 1785, Manuel Rodríguez se involucró desde joven en la disputa por la emancipación de nuestro país. Participó activamente en la formación del primer gobierno patrio y su audacia y liderazgo lo llevaron a consolidarse como un reconocido guerrillero. Lideró diversas acciones contra las tropas realistas durante la reconquista, desafiando la autoridad con acciones que lo convirtieron en un héroe popular.
El gobernador Marcó del Pont, conocido por su crueldad y sed de venganza, llegó a Chile tras el desastre de Rancagua. Odiaba a Rodríguez con fervor, pero nunca logró capturarlo. Amenazó con exilio y muerte a quienes lo apoyaran, pero el ingenio de Rodríguez le permitió burlarse de él en diversas ocasiones, como cuando se vistió de mendigo y le abrió la puerta del carruaje al mismísimo del Pont.
Su labor guerrillera y de inteligencia desconcertó al gobierno y las tropas realistas, ayudando a la causa patriota que se organizaba en Mendoza para cruzar la cordillera. Fue fundamental su trabajo con San Martín, liderando acciones que resultaron vitales para el Ejército de Los Andes.
El 17 de abril de 1818, durante el periodo de Patria Nueva, Rodríguez protestó a gritos por la ejecución de los hermanos Carrera en Argentina. Fue capturado y trasladado a Quillota. En la noche del 26 de mayo de 1818, fue asesinado a los 33 años.
Pero su muerte no apagó su legado y logró convertirse en un mito. Fue un hombre de su época, con contradicciones y errores. Su vida estuvo marcada por la violencia y la guerra, y su muerte sigue siendo un tema de debate y controversia.
Sin embargo, no cabe dudas de que se transformó en un símbolo de la lucha por la libertad y la justicia. Su nombre sigue siendo recordado con admiración y respeto, y su historia continúa inspirando a las nuevas generaciones.