• Contribuye al desarrollo eficiente de medicamentos y al ahorro de costos tanto para los laboratorios como para los consumidores.
• Actualmente, enfrenta desafíos como la formación de profesionales especializados para la cuantificación de información.

La confianza es un aspecto central cuando nos recetan un remedio. En ese sentido, la farmacometría permite evaluar la eficacia y seguridad de los productos farmacéuticos en todas sus fases de desarrollo, así como también optimizar los esquemas de dosificación de los medicamentos. Esta ciencia emergente tan valiosa requiere una inversión por parte de la industria y se enfrenta a desafíos para alcanzar un pleno potencial.

Como su nombre lo indica, la farmacometría cuantifica la información de los medicamentos, enfermedades y ensayos clínicos para ayudar al desarrollo eficiente de los productos y las decisiones regulatorias que protegen a los consumidores.  Trabaja con modelos matemáticos, métodos de análisis estadísticos y computacionales.

“Actualmente, implica una inversión para la industria farmacéutica, ya que aún se deben implementar capacidades internas. Primero, respecto al desarrollo de profesionales que puedan liderar actividades asociadas al modelado y simulación computacional y, segundo, en la adquisición de herramientas informáticas y softwares específicos para los análisis requeridos”, indica Patricio Huenchuñir, presidente ejecutivo de Asilfa -Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos A.G-.

Según analiza el experto, una vez que se implementen estas capacidades, los procesos asociados al desarrollo e investigación de los productos farmacéuticos podrían ser más eficientes y basados en métodos cuantitativos. Esto generaría oportunidades para minimizar los tiempos de los estudios preclínicos y clínicos y, posiblemente, reducir sus costos.

Con relación a la tan necesaria formación de profesionales, hace algunos meses, en diciembre de 2023, se llevó adelante el Workshop «Farmacometría y modelamiento en el ecosistema farmacéutico nacional» en la Universidad Católica, que contó precisamente con el auspicio de Asilfa, entre otros organismos, y con el patrocinio de la Red Iberoamericana de Farmacometría (RedIF). Tuvo por objetivo promover esta ciencia como disciplina emergente, tanto entre estudiantes como entre representantes del sector público y privado, además de discutir oportunidades y desafíos de la utilización de sus herramientas.

El escenario local y sus retos

En Chile, se han registrado ciertos avances en la materia, aunque persisten los obstáculos que es necesario superar. “En los últimos 5 años, en múltiples instituciones como hospitales y clínicas locales, se progresó en la aplicación de modelos para individualizar esquemas de ciertos grupos terapéuticos y fármacos como, por ejemplo, la vancomicina”, apunta Huenchuñir.  Sin embargo, sostiene que, en el desarrollo de medicamentos genéricos, los avances son mínimos. Esto se debe a que aún no se implementa alguna guía regulatoria y, además, todavía es incipiente la incorporación de estos conceptos en los programas curriculares universitarios de pregrado y postgrado.

“Asilfa ve la incorporación de la farmacometría como una herramienta complementaria, o incluso alternativa en algunos casos, para el desarrollo de los estudios de equivalencia terapéutica y medicamentos bioequivalentes”, destaca Huenchuñir.  Con la mirada puesta en el horizonte de los próximos años, suma: “El futuro de la farmacometría en este campo dependerá de la capacidad de innovación e investigación de las compañías farmacéuticas, el desarrollo activo de nuevas regulaciones y la promoción de este conocimiento en todos los niveles de educación”.