Modificar las rutinas de forma paulatina, evitar cambios repentinos en los horarios y ordenar el sueño son algunas de las recomendaciones que indica psicóloga especialista de la Universidad Santo Tomás.
El regreso a clases puede ser un periodo complejo para todas las personas que se ven enfrentadas a cambios en su rutina y horarios. Esta etapa puede ser especialmente desafiante para niños, niñas y adolescentes, sobre todo si no se tienen en cuenta algunos factores para realizar este cambio de manera controlada.
Según Mariela Hernández Valenzuela, Directora de la Carrera de Psicología de la Universidad Santo Tomás sede La Serena, es normal pasar por un periodo de adaptación durante este proceso, por lo que no debe ser visto como algo particularmente malo.
“Se trata de un cambio de rutina y todas las personas enfrentamos esos cambios de manera diferente. En estos casos, lo importante es conversar con los hijos e hijas para saber cómo se sienten al respecto y hacer los cambios de manera paulatina y ordenada”, comentó la especialista.
Cuidar las horas de sueño
Las horas de sueño tienen alta relevancia para personas de todas las edades, pero es especialmente crítico en la niñez y adolescencia cuando se está en pleno desarrollo tanto físico como emocional. Un mal dormir sostenido en el tiempo puede implicar disminución del crecimiento, reducción de la concentración y capacidad de aprendizaje, y emociones negativas tales como irritabilidad y desgano.
“Lo óptimo es modificar las rutinas y horarios en forma paulatina, evitando los cambios de un día para otro. Para regular el sueño, se puede ir adelantando poco a poco la hora de acostarse hasta acercarse a la hora en que habitualmente se levanta y duermen en época escolar,” señala la psicóloga.
Por otro lado, para resaltar los aspectos más positivos de esta etapa, se recomienda hacer participar activamente a los niños, niñas y adolescentes en los preparativos para el ingreso al colegio. Por ejemplo, “se puede pasar momento agradable al caratular o marcar ropa y útiles escolares, o se puede retomar el contacto con compañeros y compañeras con quienes tienen una buena relación y que no han visto durante el verano”.
Ojo con los cambios repentinos
Si bien es normal que se observen algunas modificaciones conductuales y emocionales leves, la académica de la Universidad Santo Tomás subraya la importancia de que los padres estén alerta si dichos cambios son bruscos y persistentes.
Como indica la especialista, «el retorno a clases puede generar sentimientos positivos si el colegio se asocia con una experiencia agradable. Por el contrario, si existe una asociación negativa con el entorno escolar, es probable que durante este periodo se manifiesten sentimientos de desagrado o conductas de resistencia y malestar».
En este contexto, es esencial que los padres mantengan conversaciones abiertas con sus hijos e hijas sobre cómo se sienten, facilitándoles la expresión de sus emociones y mostrando una escucha activa para fortalecer la confianza y la relación.
Por otro lado, si los cambios son repentinos, intensos y sostenidos en el tiempo, los padres pueden conversar con los profesores para establecer si los cambios que se observan también se manifiestan en el colegio y determinar en conjunto las acciones a seguir.
“En estos casos es recomendable concertar una entrevista con el psicólogo o psicóloga del colegio u otro profesional capacitado para abordar estas situaciones. Además, los padres pueden ponerse en contacto con cualquiera de los Centros de Atención Psicológica de la Universidad Santo Tomás a lo largo del país para solicitar una evaluación, ya sea en forma directa o a través de derivación del establecimiento educacional”, puntualizó Hernández.