- Los niveles de anticuerpos tienden a disminuir en el tiempo y pueden no proteger contra nuevos subtipos o grupos.
La semana pasada, el Ministerio de Salud inició la campaña de vacunación 2024 contra la influenza. Esta enfermedad infecciosa se hace presente cada año con especial intensidad entre los meses de mayo a agosto y la principal medida de prevención de su contagio es la vacuna.
Se recomienda la inoculación a toda la población, pero especialmente a niños entre los 6 meses y 5to básico, embarazadas en cualquier trimestre del embarazo, adultos mayores de 60 años en adelante y personas de cualquier edad que tengan enfermedades crónicas como asma, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), cardiopatías, hipertensión pulmonar y obesidad, entre otras.
La Dra. María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica, jefa del Vacunatorio de Clínica Universidad de los Andes, y miembro del CAVEI, comenta que “los virus de la influenza cambian constantemente, con nuevos grupos y subgrupos y, si bien una persona que ha tenido influenza en el pasado, desarrolla anticuerpos frente al virus, esta protección no es duradera a largo plazo y tampoco es útil para nuevas mutaciones genéticas del virus. De ahí la importancia de la vacunación anual, especialmente aquellos grupos de riesgo”.
Se ha demostrado científicamente que esta vacuna reduce la aparición de enfermedades relacionadas con influenza y el riesgo de sufrir complicaciones graves como neumonía bacteriana secundaria, trastornos neurológicos y otros, que pueden dar lugar a consultas de urgencia, hospitalizaciones o incluso la muerte.
¿En qué consiste el virus de la influenza?
El virus de la influenza se transmite, principalmente, a través de gotitas de estornudos o tos de una persona enferma, las que pueden llegar a alguien sano y contagiarlo. Lo mismo puede ocurrir con superficies contaminadas con estas gotitas.
El tiempo de incubación del virus, es decir, el lapso entre la exposición al virus y el comienzo de los síntomas puede ser entre 1 y 4 días. Además, en promedio, hay mayor riesgo de contagiar durante los primeros 3 a 4 días después de la aparición de los síntomas. Aunque, en algunos casos, este tiempo se puede extender.
En un inicio la influenza puede parecer un resfriado común, pero sus síntomas suelen ser más intensos y de aparición súbita. Algunos de ellos son:
- Tos persistente o seca
- Dolor de garganta
- Congestión nasal
- Fiebre alta
- Dolor generalizado principalmente de músculos
- Escalofríos y sudoración
- Cefalea o dolor de cabeza
- Fatiga, cansancio y debilidad
- Falta de aire al respirar
- Ardor en los ojos
- Diarrea y vómito (más común en los niños)
Algunas medidas para evitar el contagio son:
- Vacunación precoz: el sistema inmune se demora en promedio 2 semanas en montar la respuesta a la vacunación
- No estar en contacto con personas enfermas
- Evitar lugares aglomerados o poco ventilados
- Lavarse las manos frecuentemente, sobre todo si se ha estado cerca de personas enfermas
- Al toser o estornudar, cubrirse la boca y nariz con el antebrazo y codo
- Si es posible, no enviar a niños enfermos al colegio o jardín para cortar la cadena de contagio