Estados Unidos lamentó este lunes (25.03.2024) la decisión del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, de cancelar la visita a Washington de dos de sus principales asesores como represalia a que la Administración de Joe Biden no ha utilizado su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, que aprobó por primera vez una resolución que pide un alto el fuego en la Franja de Gaza, demostrando así el nulo ánimo de buscar una pronta salida al conflicto y dejando varias dudas como que el régimen de Netanyahu busca anexarse Gaza y expulsar a los palestinos o bien matarlos de hamrbe ya que también no permite que llegue la ayuda humanitaria..
Estados Unidos está «muy decepcionado» por la anulación de una visita de una delegación israelí prevista para hablar sobre el proyecto de ofensiva contra Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, afirmó la Casa Blanca.
Israel prioriza liberación de rehenes
Israel descartó la visita después de que Estados Unidos se abstuviera en una votación del Consejo de Seguridad de la ONU que exige un alto el fuego en Gaza, una medida que, según la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu, afecta a la lucha contra el grupo islamista terrorista Hamás.
Esto «perjudica los esfuerzos bélicos y los esfuerzos para liberar a los rehenes», indicó la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. «Esto da a Hamás la esperanza de que la presión internacional le permita obtener un cese el fuego sin la liberación de nuestros rehenes», agregó.
Pero Kirby insistió en que la votación «no representa un cambio» de política, y dijo que Estados Unidos se abstuvo porque el texto no condena a Hamás.
«Hemos sido coherentes en nuestro apoyo a un alto el fuego como parte de un acuerdo sobre los rehenes», afirmó, refiriéndose a los esfuerzos para liberar a las aproximadamente 130 personas que se cree que siguen retenidas en Gaza tras ser secuestradas en el ataque inicial de Hamás del pasado mes de octubre.
La incursión terrestre a Rafah es uno de los principales puntos de fricción entre EE.UU. e Israel, ya que Netanyahu la considera imprescindible para derrotar a los cuatro batallones de Hamás que quedan allí y ganar la guerra, mientras que la administración de Joe Biden lo considera una «línea roja» porque 1,4 millones de desplazados, más de la mitad de la población gazatí, está en esa ciudad del extremo meridional del enclave.